sábado, 31 de octubre de 2020

Puente del Barranco de Cacín

Puente de mampostería y gran altura, de la antigua carretera del río Andarax constituido por dos vanos, de arco de medio punto. La pila central está reforzada por una potente cuña vertical biselada a ambos lados, a modo de tajamar. Los extremos están constituidos por sendas aletas que se abren de forma divergente, trazadas en ángulo. Representa, posiblemente, la primera arquitectura de comunicaciones rodadas, en la comarca. Principios del siglo XIX.


Fuente: Alpuguía

Quema de la Zorra

Quema de la Zorra.


Orígenes

La quema de la zorra constituye una de las tradiciones más extendidas de la Alpujarra. Algunos autores como Caro Baroja, relacionan este ritual con la conmemoración de la caza de alimañas que merodeaban por los alrededores del pueblo, con un marcado sentido de autodefensa. Otros autores sin embargo asocian este ritual con la magia.

La zorra es un muñeco relleno de cohetes "rateros", recubierto de papel de embalaje de color marrón. Dependiendo de las localidades el ritual cambiaba en cuanto a su propio contenido, así por ejemplo, en la localidad de Soportújar cada año se celebraba el "entierro de la zorra" de forma singular.

En otras localidades de la Alpujarra almeriense la zorra se pasea por las calles, acompañada por los vecinos y la banda de música hasta llegar a la plaza. En este lugar un miembro del ayuntamiento recita los parlamentos burlescos del "sermón de la zorra" o el conocido "reparto de la zorra". Una vez finalizado el sermón se quema la zorra recorriendo esta una de las calles principales de la localidad. 

Una de las figuras que aparecían en este festejo eran los diablillos. Estos se disfrazaban con trajes con cintas de colores y se dedicaban a perseguir a la gente con vejigas de cerdo infladas y palos de cartón, persiguiendo a la gente para que entregase un donativo como pequeña ayuda a financiar las fiestas de su localidad.

 Preparativos

 La celebración de este ritual como ejemplo Íllar, está relacionado directamente con las fiestas patronales en honor a Santa Ana y San Joaquín. 

Con antelación el ayuntamiento encarga al pirotécnico de Bentarique la elaboración de la zorra para las fiestas. Este artesano se encarga de elaborar el muñeco de la zorra y forrarlo de todo el material pirotécnico (petardos, cohetes, etc.).

 Desarrollo

 Al terminar la procesión de los patrones Santa Ana y San Joaquín, tiene lugar la famosa quema de la zorra, uno de los momentos más esperados por niños y jóvenes.

Sobre las diez u once de la noche, la banda de música acompañada de numerosos vecinos, se aproximan a las cercanías del almacén del ayuntamiento para esperar la salida de la zorra. El acompañamiento esta marcado por el júbilo de los participantes que bailan al son de la banda de música.  

La comitiva acompaña a la zorra hasta llegar a la pequeña plazoleta situada en la fachada principal del ayuntamiento. En este momento la banda de música para de tocar para dar paso al famoso "reparto de la zorra", acto que marca el carácter burlesco del ritual. En este momento, se simula el reparto de las diferentes partes del cuerpo del animal entre diversas personas y grupos de la localidad. 

En este sermón un miembro del ayuntamiento se encarga de figurar el reparto de todos los miembros de la zorra: el corazón, el pellejo, un jamón, el armazón, la asadura, el riñón, el esternón, los ojos, las garras, el costillar, el pelo, las uñas, etc.

Al final del pregón se grita: ¡Viva la zorra! ¡Fuego a la zorra!. Es en este momento cuando los asistentes corren para dirigirse hacia uno de los extremos de la calle por los que pasara  la zorra. La quema de la zorra dura escasos minutos, sin embargo la sensación de riesgo entre los participantes es extrema, ya que es transportada a gran velocidad de un extremo a otro de la calle disparando los petardos en todas las direcciones hasta que finalmente se quema toda la pólvora.

 Transformaciones

Debido a la introducción de nuevas medidas de seguridad como método de precaución de accidentes, se ha reducido el tiempo del recorrido de la zorra y la carga de pólvora. Antiguamente la estructura de la zorra se construía con cañas, actualmente esta se hace con una armadura de varas de hierro, la cual se utiliza año tras año debido a su gran resistencia.

Organizadores

La comisión de fiestas, organización formada a través del ayuntamiento, es la encargada de preaparar todo lo que rodea a la elaboración y quema de la zorra.

¡Vivan las Fiestas, que viene la Zorra!

miércoles, 28 de octubre de 2020

La Trilla

 Seguimos con el Patrimonio Inmaterial. Un patrimonio que por desgracia se va perdiendo poco a poco debido a las nuevas tecnologías. Hablamos de la Trilla. 

Se denomina trilla a la actividad y su resultado, que se hace con los cereales, tras la siega, para retirar el grano de la paja. Según las épocas y las regiones se han empleado diversos sistemas para separar el grano de la paja: Podemos diferenciar dos métodos la maja y la trilla.

La Maja 

Maja empleado cuando la cantidad de mies es poca y cuando interesa conservar las cañas de paja en el mejor estado posible para su uso posterior en techumbres, cestos, atar gavillas, etc. y que se empleaba con cereales de paja más larga como el centeno.

Golpeando (majando) las gavillas de cereal contra una piedra majadera, o una tabla llamada tarugo majadero. Las gavillas se sujetaban con las dos manos un manojo cogido por los tallos, y la espiga se sacudía contra la superficie de majar; así, ésta se desgranaba y soltaba la semilla. Se usaba para pequeñas cantidades y tenía la ventaja de que la limpia posterior era más fácil. Aunque el procedimiento no era tan efectivo como los otros sistemas, pues dejaba algunos granos en las granzas.

La Trilla 

La Trilla propiamente dicha, al tiempo que desgrana las espigas tritura también la paja que puede tener otros usos.

Haciendo pisotear la mies esparcida por la era por tropillas de bueyes o caballos ("trilla a yegua suelta"). Este tipo de trilla se usaba en el Antiguo Egipto y en la Antigua Roma, esta también sería la técnica descrita por Jenofonte es su libro de Economía (Diálogo entre Sócrates y Iscómaco); en la Meseta española se empleó este sistema para pequeñas cosechas de garbanzos y cebada (ya que éstas se desgranan con mayor facilidad que el trigo y, a veces, no son necesarios más instrumentos): En las partes donde ay yeguas, trillan con dos, ò tres varillas, que cada varilla ∫on doze yeguas, y de e∫ta manera en un día, haziēndo buen tiempo, trillaràn cinquenta, ha∫ta cien cargas de trigo. Otro ejemplo: «El trigo no se trilla mediante trillos si no que se quiebra por los caballos que se arrean en rueda en número de cien hasta doscientos en el lugar donde yacen las espigas. Con esto se ahorra mucho tiempo y trabajo».

Trilla con trillo:

 El trillo consistía en una plancha de madera, cuya superficie inferior tenía incrustadas una gran cantidad de piedrecillas cortantes, habitualmente lascas de sílex y el frente curvado hacia arriba como un trineo. Los trillos eran arrastrados por caballos o bueyes sobre la parva extendida en una era, y conducidos por un "trillique", que era generalmente un rapaz, todavía pequeño para hacer la siega, labor más dura.

Tras la trilla se hacía la limpia por medio del aventado, que consistía en lanzar al aire la mezcla de paja y grano obtenida; la brisa más ligera era capaz de arrastrar el bálago a un lado, mientras que el grano caía en el mismo lugar. Es concebible y muy probable que esta sea la forma de aventado descrita por Jenofonte, de forma vaga porque la supone muy conocida, en su libro Economía.

Hacia los años 1930 todas estas labores eran manuales en España. Con la mecanización agraria, a partir de los años 40, comenzaron a difundirse trilladoras mecánicas, aunque la trilla siguió siendo tradicional. La limpia por aventado, en cambio, lo hacía otra máquina, la aventadora o «beldadora». Modernamente las cosechadoras, hacen toda la labor, desde la siega hasta la separación del grano y de la paja, que dejan sobre el terreno en sacos y pacas, respectivamente, para su recogida. Otras veces la propia máquina almacena el grano y, periódicamente, se pasa a un depósito provisto de una tolva arrastrado por un tractor.

Con estos cambios, un campo que antiguamente necesitaba 70 personas trabajando durante 15 ó 20 días, se cosecha ahora en un día o dos, con una máquina y dos personas.

Fiesta de los Quintos

 Que pena da que se valla perdiendo este tipo de tradiciones. Este tipo de patrimonio Inmaterial tiene la ventaja de que nunca muere, porque se alimenta del recuerdo. Por eso hoy quiero alimentar este patrimonio precisamente para eso, para que nunca muera. FIESTA DE LOS QUINTOS. 

Los quintos eran aquellos  jóvenes que al cumplir la mayoría de edad se iban hacer  el servicio militar. Estos quintos realizaban en el pueblo  una fiesta y realizaban una misa y procesión para despedirse de los vecinos antes de irse a la mili. 

La denominación "quinto" proviene de la obligación de realizar el servicio militar que Juan II de Castilla (1406-1454) impuso durante su reinado, según la cual uno de cada cinco varones debía servir al ejército, siendo posteriormente retomada dicha disposición por Felipe V en 1705. Previa a dicha incorporación, tradicionalmente los jóvenes de un mismo tramo de edad han celebrado la fiesta que lleva este nombre, "de los quintos", entendida como rito de paso, de masculinidad o de exaltación. 

No se dispone de documentación escrita donde aparezcan recogidos los elementos propios de este ritual tal y como se realizaba en el pasado, sólo la tradición oral que ha ido pasando de padres a hijos mantiene viva esta fiesta en la actualidad.

La celebración de la fiesta de los quintos no ha sufrido cambios importantes, a pesar de que haya desaparecido el motivo que originó su celebración. Parece que tal costumbre ha pervivido tras la eliminación del servicio militar obligatorio con un sentido más orientado a la entrada en la mayoría de edad de los jóvenes. Los habitantes del municipio de Abrucena por ejemplo han querido mantener esta celebración como un elemento destacable dentro de su patrimonio cultural. Para ello, los participantes y sus familias se esmeran año tras año en los preparativos y la celebración, a pesar del elevado gasto económico que supone afrontar tal fiesta. Cada año los familiares realizan un importante desembolso económico que actualmente se ha convertido en un elemento destacable que confiere un determinado  prestigio social.

Quintos de Alhabia, año 1985
Quintos de Cantoria

Fiestas de las Castañas

Fiestas de las Castañas

Origen

Las leyendas populares cuentan que antaño, durante la noche de todos los Santos, vigilia del día de los difuntos, las campanas de las iglesias tocaban toda la noche.

Tocaban a muerte hasta el amanecer para avisar a la gente de que había llegado la hora de rezar a los difuntos. Amigos y familiares acompañaban a los campaneros en su difícil tarea, mientras compartían castañas, fruto invernal de gran valor energético.

Celebración

Con la llegada del frío es la llegada de este fruto. Se trata de una fiesta ancestral en la que se enciende una hoguera en el campo y una vez listas las brasas, se extienden las castañas sobre un recipiente o lamina metálica con agujeros.

Para que no salten o exploten las castañas se les hace un corte en un extremo. Una vez asadas, se pelan y se comen. Era costumbre tiznarse la cara con los restos de la hoguera o lumbre, con los carbones; saltar las lumbres, contar cuentos y cantar canciones populares.

Celebrar esta fiesta es todo un ritual que tiene como protagonista la castaña. Este fruto de alto valor nutritivo y aspecto humilde nos anuncia la llegada del FRÍO.

Viva las Fiestas, las Fiestas de las Castañas.

Ermita de las Ánimas Benditas - Doña María

 Ermita de planta rectangular, construida en mampostería, con enfoscado y blanqueado. Presenta un vano adintelado para alojar portón metálico. La fachada acaba en forma triangular con moldura superior, presentando tres pequeños pilares que se continuan en altura por las esquinas de la fachada, y en el centro por el vertice del triangulo. Este pilar central queda coronado por una cruz de forja.






Fuente: Alpuguía.
Fotos: David Téllez

martes, 27 de octubre de 2020

Molino de las Juntas

 El lugar donde se ubica el Molino de las Juntas parece ha sido ocupado, al menos, desde el siglo XVI, permaneciendo inalterable su emplazamiento con las necesarias reparaciones y reformas para mantenerlo en uso.

El interés del Acueducto y el cubo del Molino de las Juntas se basa, fundamentalmente, en sus valores sociales y etnológicos (funcionales, morfológicos, tipológicos y simbólicos) como elemento relevante de la cultura del agua almeriense.

Del Molino de las Juntas se conservan elementos importantes como son el acueducto, el cubo y dos de las piedras del molino, siendo representativo de los numerosos molinos hidráulicos harineros de esta comarca. Perdida su significación tradicional, el molino ha adquirido un nuevo valor de identificación local reivindicado por diferentes grupos y vecinos de la comarca.

La permanencia de las técnicas de construcción y el empleo de materiales fácilmente asequibles en la comarca dificultan la dotación del acueducto. No obstante, históricamente está constatada su existencia al menos desde el siglo XVI, y de su permanencia y funcionamiento a lo largo del tiempo tenemos diferentes fuentes escritas y orales.

El Molino de las Juntas está emplazado junto al río Abrucena y al Camino Real, en el Paraje de las Juntas, y correspondía a la tipología de molino hidráulico harinero de cubo y rodezno. De este molino sólo queda en la actualidad el acueducto y el cubo. Forma parte del conjunto hidráulico de las Fuentes del Margen de Abla en el que se incluyen los manantiales de Caces, Morellón, Ofatabla y Once y otros siete molinos harineros.

El acueducto que lleva el agua al cubo del Molino de los Arcos está formado por siete arcos de medio punto y está construido mediante la aproximación de hileras de lajas de pizarra colocadas a sardinel. Tiene unos cincuenta y tres metros de largo y su altura, en la parte más baja, es de unos dos metros y medio y cerca del cubo, en la zona más alta, es de unos cinco metros. Las pilas, de mampostería ordinaria de pizarra y mortero de cal y launa, tienen dos metros de anchura en la parte inferior. El interior del caz, con una sección en U de base plana, tiene un enlucido fino para aumentar su impermeabilidad, al igual que el interior del cubo. La anchura del caz es de 1,40 m en total, 60 cm de la canal y 40 cm en cada uno de los muros de mampostería de la acequia. Este caz en la actualidad es utilizado como acequia de riego y presenta dos aberturas en el mismo, una al principio del acueducto o para (parada) para regar el bancal de parrales y otra abierta al final del cubo que sirve de aliviadero o de salida habitual del agua al estar cegado el cubo.







El cubo, pozo de sección circular y con forma exterior de pirámide escalonada y truncada, está situado al final del caz y desplazado a la izquierda del mismo sobre la sala del molino ya desaparecido. Fue construida con los mismos materiales y técnica que el acueducto y presenta además ladrillos y cantos de río que fueron insertados en diferentes fases de  reforzamiento de la estructura del mismo. Tiene unos cinco metros de altura en su parte exterior y unos 7 metros de caída vertical en el interior. El diámetro de la boca del cubo alcanza un total de 1,60 m de los que unos 90 cm corresponden al diámetro interior en la parte superior de la boca. Esta distancia va disminuyendo conforme se desciende hacia el fondo del cubo con el fin de aumentar la presión del agua que saldría por el saetillo para hacer girar el rodezno.



De la maquinaria del molino de las Juntas sólo se conservan dos de las piedras del molino, una francesa y otra bazeña, colocadas una encima de la otra, y situadas al pie del cubo en el lugar donde estaba el rodezno. La piedra proveniente de la Sierra de Baza es caliza, de color blanquecino, y reforzada con un aro de hierro y frecuentemente era utilizada para moler granos destinados a pienso de los animales domésticos. Las piedras tienen un diámetro de 120 cm y una anchura de 17 cm la de arriba y unos 22 cm la de abajo y no se aprecian las estrías o surcos que permanecen ocultos. Tras mí última visita en Octubre de 2020, de la maquinaría ya no queda nada.


Fuente: Almeríapedia

Fotos: David Téllez

Pinturas Rupestres Abrigo 2 - Comarca del Nacimiento

 Panel con varias figuras esquemáticas, en su mayoría Antropomorfos. Sierra de los Filabres. Almería.














Fotos: Patrimonio Almeriense

Grabados Rupestres Panel G

Diferentes grabados de diversa índole.Sin información por el momento. Sierra de los Filabres. Almería.









Fotos: David Téllez

Pinturas Rupestres Abrigo 1 Comarca del Nacimiento

 Abrigo 2. Encontramos dos figuras esquemáticas de color rojo. Sierra de los Filabres. Almería.






Fotos: Patrimonio Almeriense Pueblo a Pueblo

domingo, 25 de octubre de 2020

Antiguos Lavaderos

 Seguimos con el Patrimonio Inmaterial que ha dejado su huella imborrable a pesar del paso de los tiempos. Las grandes protagonistas de esta publicación, las MUJERES. Para ellas va dedicada esta rememoracion . Me refiero a Los Lavaderos. 

Los antiguos lavaderos, además de un sitio de trabajo, eran puntos de encuentro y de tertulia para las mujeres del lugar. Un universo propio, un espacio heredado, de madres a hijas a lo largo del tiempo. Las mujeres, allí reunidas, cantaban, contaban historias y se ponían al día de los sucesos de la vida cotidiana y, porque no, también provocaban a su vez nuevos acontecimientos en la vida de la comunidad, como ya dijo Saramago “las conversaciones de las mujeres mueven el mundo”.

Las mujeres se reunían a lavar la ropa a la orilla de un río, un arroyo, en las acequias, pozos o en las fuentes, ya que en las casas no había agua corriente. Salían por la mañana y en más de una ocasión pasaban allí casi todo el día. Llegaban andando desde sus casas acarreando sus barreños de ropa sucia. Si lavaban directamente en el río o arroyo solían llevar una tabla llamada losa con adornos y hendiduras que facilitaban el restregado de la ropa, el jabón utilizado era hecho en casa con sosa y grasa, normalmente de cerdo, la que sobraba de la matanza. El jabón elaborado así, artesanalmente, se guardaba en una caja de madera cortado en piezas cuadradas y rectangulares. Muchas veces, después de enjabonar la ropa, la tendían al sol, para que blanquease, la dejaban allí hasta el día siguiente, y entonces se aclaraba y se llevaba a casa.

Los lavaderos solían construirse a las afueras de los pueblos y cerca de arboledas o praderas que servían para tender la ropa y que se orease. Se dividían en dos estanques en uno enjabonaban (solía situarse en la parte mas baja) y en el otro aclaraban, este estaba en un lugar algo más elevado “para que sus aguas no se viesen”. Alrededor de estas pequeñas pozas había un espacio con inclinación y ondulaciones para facilitar el frote de la ropa. En los lavaderos más antiguos, las mujeres lavaban de rodillas, con el tiempo se construyeron de forma que se pudiese lavar de pie, para que fuera mas llevadero. Había mujeres que trabajaban como lavanderas, ya que el lavado a mano era una faena muy dura, especialmente en invierno cuando el agua estaba muy fría.

“Hacer la colada”, esta frase que todavía hoy conservamos en el habla común para referirnos a lavar la ropa, en realidad define una acción más concreta y es la de blanquearla e higienizarla. La labor de colar se hacía en casa, donde a veces había un cuarto solo para hacer la colada, era un trabajo que lo realizaban las mujeres con ayuda de sus hijas, una mujer adulta tenía que estar a cargo del proceso, porque se manipulaba agua muy caliente. Se hacía una vez al mes, o incluso cada dos o tres meses, en verano se hacía más a menudo.

Para hacer la colada se necesitaba un caldero para hervir el agua, un cocio (forma de tinaja grande) hecho de barro, un cernadero era una pieza grande de lienzo y ceniza fina, principalmente de carrasca. Esta ceniza procedía de la leña que se quemaba en los fogones de las casas para calentarlas y cocinar. Era un artículo muy valioso, en los pueblos que no disponían de leña de carrasca iban a comprarla fuera. Por último, para realizar el aclarado se utilizaban losas de madera y gamellas o calderetas.

El proceso era sencillo pero delicado, primero se ponía la ropa a remojo en agua para después meterla formando capas lo más extendida posible en el cocio, sin jabón. El cocio se tapaba con el cernadero bien tensado, y se sujetaba a la parte de arriba con una cuerda o cordón. A continuación se echaba ceniza de carrasca encima del cernadero, una cantidad suficiente para cubrir la superficie del cernadero, como éste era de un tejido muy grueso, no había peligro de que la ceniza se metiera en el cocio y manchara la ropa. Mientra tanto, se había puesto a hervir agua en un caldero grande. Cuando esta hervía, comenzaba el acto de colar, así se vertía encima de la ceniza poco a poco con un cazo mas pequeño. Esta operación había que hacerlo con cuidado para no escaldarse.

El agua se filtraba por la ceniza y el cernadero y pasaba al cocio, empapando las capas de ropa. El agua que se filtraba por la ceniza tenía un efecto de lejía que era el que conseguía limpiar y blanquear las prendas El trabajo se repetía una y otra vez, ya que el agua sobrante se iba escurriendo por un orificio practicado en la parte inferior del cocio, se volvía a recoger a calentar y a verter de nuevo en el cocio. La colada duraba varias horas, en función de la ropa que se tuviera y lo sucia que estuviera, el agua que se reutilizaba se cambiaba si estaba muy sucia. Una vez que se había terminado de colar, las prendas se aclaraban en cualquier sitio al efecto, el río, acequias, pozos o los lavaderos públicos.

Lavaderos de la Chanca
Lavaderos de la Chanca
Lavaderos de Terque
Lavaderos de Mojacar
Lavaderos de Mojacar
Lavaderos de Sorbas.

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