En 1925 ,el pago de Jarela fue testigo del descubrimiento fortuito de un sarcófago paleocristiano fechado a inicios del siglo IV y conservado hoy en el Museo Arqueológico Nacional. Se encontraba delante de la puerta de un cortijo a muy poca profundidad ( unos 30 cm). Contenía los restos humanos muy desechos de un adolescente, y estaba cubierto con tres losas de perfil irregular de la zona ,dos de tosca y uno de laja que presenta a modo de hoyitos hemisferios.Mide 2,06 metros de longitud por 53 cm. de altura y 56 de anchura.
Representa en un friso corrido típico de la época, diversas escenas del Nuevo Testamento. De izquierda derecha se muestra la curación de Lázaro, cobijado en un templo, y después la entrada de Jesús en Jerusalén sobre una Borriquilla junto a la higuera en la que está subido Zaqueo. Le sigue un orante, representación del nuevo fiel , franqueado por sendos personajes. A continuación figura la negación de Pedro, rodeado de tres apóstoles. Por último, Pedro y Pablo son conducidos ante el emperador, escena Apócrifa que hay que relacionar con una tradición primitiva. Las figuras mostraban restos de pigmentación en rojo oscuro o morado. Algún experto lo fecha entre 315 a 335 y procedente de un taller radicado en Roma.
Frontal del sarcófago de La Jarela, Alcaudique. |
En primer lugar nos encontramos ante la temprana consolidación del cristianismo en la comarca a favor de su cercanía al mar. Sabemos, en efecto, que el origen e la nueva religión hay que buscarlo entre los comerciantes orientales y las comunidades griegas y judías, como las establecidas en los puertos de Adra y Murgi. Tras algunas persecuciones, y a partir del edicto de tolerancia de Galieno ( año 260 ), el cristianismo pudo consolidarse sin problemas.
En segundo término, y a nivel más general, muestra que la difusión de imágenes paganas se reduce drásticamente al exclusivo ámbito doméstico hasta desaparecer totalmente en el último cuarto del siglo IV, cuando el cristianismo se afianza en las capas dirigentes de ciudades secundaria.