Torre situada a unos doscientos cincuenta metros al norte del Castillo de Guardias Viejas, sobre un pequeño cerro que domina en altura al relieve colindante. Dista unos quinientos metros de la linea actual de costa.
En las laderas del cerro se observa abundante material de derrumbe, constituido por piedras que sin duda formaban una estructura de mampostería y mortero de cal y arena, cuyos restos son también abundantes en las inmediaciones.
No se observan estructuras constructivas en pie, no obstante es muy probable que una excavación arqueológica en los rellenos de derrumbe pusieran de manifiesto la planta constructiva de la torre.
Hay numerosos fragmentos cerámicos en superficie, entre los cuales predominan cuantitativamente los de manufactura moderna y contemporánea,. Hay fragmentos de tinajas con refuerzo que pudieran unirse, en su datación tardomedieval, a los constatados en la prospección que dio origen al anexo arqueológico incluido en las Normas Subsidiarias. Sin más datos que los de superficie no se puede asegurar su datación medieval, siendo también plausible que su construcción se materializara en el siglo XVI.