Correspondiente a un periodo algo avanzado se encuentran algunas fortalezas de los Filabres, levantadas por iniciativa piadosa de Abu Ishaq ibn al-Hayy de Velefique, que invirtió sus propios bienes en la construcción de castillos, mezquitas y aljibes. Es posible distinguir algunos rasgos comunes en las fortalezas de Castro, Senés, Velefique y Chercos, a pesar de sus evidentes diferencias en tamaño. Todas ellas están levantadas en mampostería de lajas de esquisto con pequeños recintos interiores.
Los torreones son numerosos en los flancos más expuestos, siempre macizos y de pequeño tamaño (de 3,5 a 4 por 5 de media). Esta peculiaridad y la generalización de la entrada en recodo simple con corredor son característicos de la época. El mayor y más importante de ellos, el de Velefique, se conservan todavía sobre una cumbre al este del actual pueblo, en un erial. Al tratarse de una verdadera alquería amurallada tiene una alcazaba protegida por dos torreones cuadrados, de tapial, uno de los cuales sirve también para la entrada principal. En el interior aún son visibles restos de construcciones domésticas.
Los torreones son numerosos en los flancos más expuestos, siempre macizos y de pequeño tamaño (de 3,5 a 4 por 5 de media). Esta peculiaridad y la generalización de la entrada en recodo simple con corredor son característicos de la época. El mayor y más importante de ellos, el de Velefique, se conservan todavía sobre una cumbre al este del actual pueblo, en un erial. Al tratarse de una verdadera alquería amurallada tiene una alcazaba protegida por dos torreones cuadrados, de tapial, uno de los cuales sirve también para la entrada principal. En el interior aún son visibles restos de construcciones domésticas.