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viernes, 10 de febrero de 2023

Gruta Mariquita la Posá

 En este punto se halla la boca de una cueva que el pueblo denomina, de "Mariquita la Posá". Según la leyenda, habitaba en ella el hada tutelar del pueblo. 

Una hermosa joven del lugar, llamada María, sufriendo el pueblo una epidemia de peste, que diezmaba al pueblo, consintió en hacer el sacrificio de "desposarse" (de ahí el nombre posá de desposá), con un viejo hechicero alquimista, para lograr de éste el remedio que salvará a su pueblo. El viejo hechicero, que moraba en esta cueva, luego de conseguir el anhelado casamiento con la joven, iba demorando el cumplimiento de su promesa, por abrigar la sospecha de que cumplida ésta, sería muy probable que se acabara el amor. En vista de ello, la joven desposada decidió actuar, y mientras el viejo dormía, se apoderó del tarro que contenía el líquido salvador, salió de la cueva y destapó el tarro sobre el pueblo. Cogió el tarro en que el mago guardaba el líquido de los encantamientos y hechizos y lo vertió en su boca, logrando su propósito. Por efecto de la excitación y el nerviosismo, ya que deseaba acabar su obra antes que el viejo despertarse, agitó el tarro de los hechizos y el misterioso líquido le cayó en la mano derecha, produciéndose en la misma un agujero, así como, también, su encantamiento inmediato. 

Y en esta cueva siguen los dos "encantados".

El pueblo, recordando de generación en generación, el beneficio recibido, solía cantar al pasar por delante de la cueva: "Sal, sal Mariquita la Posá, la que tiene la mano agujereá, si no la tuviera, todo el pueblo pereciera".







Cargadero de Mineral del Ferrocarril Minero Bédar-Garrucha

Conjunto próximo a Garrucha, situado en la margen derecha de la carretera Garrucha-Carboneras. Este conjunto agrupaba los restos de la antigua estación de descarga y del embarcadero del ferrocarril minero Bédar-Garrucha, construido en 1894 para el servicio de las minas de hierro de Bédar.

En la actualidad solamente se conserva  la gran tolva de descarga. Pero en época  el conjunto de la estación lo constituían varias instalaciones y edificios. Entre los que destaca el edificio de la gerencia, el depósito de locomotoras, el almacén y los talleres, estando construidos todos ellos con fábrica de mampostería. El almacén estaba compuesto por dos construcciones adosadas, que se comunicaban a través de dos arcos de medio punto realizados de ladrillo macizo, ambos edificios habían perdido la cubierta. 

Los edificios de los talleres, poseen las mismas características constructivas que el resto aunque en éstos aún permanecía la estructura de su cubierta, realizada mediante cerchas metálicas, revestidas mediante teja plana. En las esquinas y distintos vanos dispone de un revestimiento a modo de moldura construido con fábrica de sillería. Del depósito de locomotoras se conserva en pie la fábrica de sus muros y el acceso desde la fachada se realiza a través de dos grandes arcadas. 

De todo el conjunto, el elemento más interesante es el cargadero de mineral. Construido con fábrica de mampostería, es un terraplén de obra que permitía cargar el mineral transportado por los vagones a ambos lados. Desde allí las vagonetas conducían el mineral a unos pequeños muelles para embarcaderos en gabarras, que lo transportaban hasta los barcos. Esta compleja operación se debía a que no se pudo concluir con el habitual embarcadero, debido a la escasa profundidad de las aguas, solucionándose con un puente-depósito y el sistema de barcazas.

Datos Históricos

La extraordinaria riqueza mineral de la provincia ha propiciado una continuada explotación de sus recursos mineros a lo largo del tiempo, intensificándose de manera extraordinaria desde principios del siglo XIX hasta mediados del XX. El descubrimiento en 1838 del filón de plomo argentífero en el barranco del Jaroso supuso para Almería el cenit de un siglo caracterizado esencialmente por las actividades mineras y metalúrgicas. En ese momento se sucederán las explotaciones de plomo y de hierro con arriesgadas inversiones de capitales locales, nacionales y extranjeros en busca de un rápido beneficio que se despreocupaba por la racionalización de la explotación.

Tolva del Cargadero 







Las explotaciones de plomo se localizaron en las Alpujarras y en la sierra de Gádor con numerosas concesiones de reducido tamaño, gestionadas por improvisadas sociedades en manos de gente de la zona y con precarios medios de extracción y de transformación, como eran los tornos de mano y el horno reverbero español conocido como boliche. En la sierra de Gádor llegaron a trabajar unas 20.000 personas entre las minas, las fábricas y los arrieros. Muchos de estos trabajadores eran campesinos y jornaleros almerienses que complementaban sus escasas rentas o sus salarios con el trabajo temporal en las numerosas minas abiertas, primero, en esta sierra y, posteriormente, en la sierra Almagrera. La abundancia de mineral por superproducción provocó el desplome de los precios en los mercados internacionales y la ruina de muchas minas alemanas e inglesas. 

En 1836 comenzaron a agotarse las balsadas más accesibles y, al mismo tiempo, una bajada de los precios del mineral provocó la decadencia de estas explotaciones. El agotamiento, en 1838, de las minas de la sierra de Gádor coincidió con el descubrimiento de nuevos filones en el Jaroso en la Sierra Almagrera. El proceso especulativo entre las numerosas sociedades mercantiles propietarias de las concesiones y las sociedades explotadoras, así como las múltiples compraventas de acciones generó interminables pleitos. Las ganancias no fueron generalizadas pero las obtenidas por algunas familias formaron las principales fortunas de la Almería del siglo XIX. Esta incipiente burguesía minera muy pronto pasaría a constituirse en burguesía agraria gracias a la disponibilidad de las tierras eclesiásticas y municipales desamortizadas.

Las instalaciones minero metalúrgicas del levante almerienses siendo uno de los puntos neurálgicos de la minería y metalurgia mundiales a mediados del siglo XIX se caracterizaban por el minifundismo que conllevaba una constante insolvencia financiera, el arrendamiento continuo de la explotación y la precariedad de medios técnicos, especialmente, a la hora de realizar conjuntamente el desagüe de la capa freática.

Desde 1880 los nuevos centros productivos de Linares, Córdoba y Ciudad Real y el incremento de la capacidad productiva de la sierra de Cartagena-La Unión ganan posiciones a la minería almeriense. A finales del siglo XIX el aumento de la demanda británica provoca un espectacular y efímero desarrollo de la minería provincial con la construcción de nuevas instalaciones de carga, transporte y arrastre (infraestructuras ferroviarias, cables aéreos y embarcaderos). 

La crisis siderúrgica de los años 20, la crisis del 29 y la competencia norteafricana inició una lenta agonía de la minería de Almería que desembocó en el cierre de la mayoría de las explotaciones antes de 1936.

Fuente: GuíaDigital

Fotos: David Téllez


jueves, 9 de febrero de 2023

La Mojaquera

 La Escultura de la Mojáquera es una mujer vestida con el traje típico de antaño. Lleva un pañuelo árabe, el cual cubre parte de su rostro y en su cabeza soporta un cántaro. Escultura esculpida en mármol blanco de Macael, por la escultora María Ángeles Lázaro Guil en el año 1989. 








Fotos: David Téllez


Iglesia de Santa María (Mojácar)

Se trata de una iglesia fortaleza construida por el maestro Sebastián Segura en 1560 sobre la antigua mezquita mayor que se encontraba ubicada en este recinto. Esta antigua fortaleza, primero árabe y luego cristiana, fue reconvertida al culto cristiano tras la reconquista; cumplió con doble función: religiosa y como fortaleza defensiva contra los ataques que pudiese recibir la localidad. Su interior alberga una preciosa y significativa pintura al fresco realizada en los años 1980 por el pintor alemán Michael Sucker, quien vivió nueve años en el municipio.





Construida en mampostería y grandes sillares, posee planta rectangular con dos torres. La única nave se cubre con bóveda de cañón con arcos fajones descansando en pilares cuadrados. Las torres son cuadradas con tres cuerpos, el inferior de mampostería y los superiores de ladrillo, el último tramo con cuatro vanos en arco de medio punto.

Tiene una portada simple en arco de medio punto con dovelas resaltadas y sobre ella una pequeña ventana así como un hueco cuadrado y ciego. En la fachada lateral, cuenta con grandes contrafuertes para contrarrestar el empuje de la cubierta, ofreciendo un claro aspecto de fortaleza.2​

Durante la reciente restauración del conjunto de la Iglesia, tanto al interior como al exterior apareció material cerámico musulmán y algunos enterramientos. Asimismo, al excavar el recinto exterior del patio aparecieron algunos fragmentos de terra sigillata.

La iglesia había perdido el retablo del altar mayor durante los hechos acaecidos en la Guerra civil. En su pequeña colección de imaginería cuenta con tallas de San Agustín y la Virgen del Rosario, patrones de la ciudad.





Fuente: Wikipedia
Fotos: David Téllez


Fuente de Mojácar

La Fuente de Mojácar se encuentra enclavada al pie del cerro donde se ubica esta ciudad, centro neurálgico en torno al cual se asentaron las distintas culturas que poblaron este territorio desde tiempos remotos.

Desde siempre la fuente ha sido el centro donde confluía la vida cotidiana, un manantial de recursos económicos: El oficio de aguador o aguadora. Transportaban el agua con animales o bien con su esfuerzo. Las aguadoras transportaban dos cántaros, uno en la cabeza con un roete de por medio y otro en la cadera. Otro oficio de la fuente era la de lavadero de ropa. Entre las lavanderas de Mojácar destaca la leyenda de la Maquisa.



Alrededor de la Fuente de Mojácar fluía la vida cotidiana y una red de comercio: mercado de abastos y ganado, molino, tahona, celebración de fiestas. Lugar de encuentro y tertulias, donde los jóvenes acudían a efectuar sus juegos, y, con la excusa de beber agua, ver las piernas a las mozas que lavaban, remangadas, dentro de las acequias de agua.

Hasta nuestros días han llegado algunas coplas de la cultura popular, que han sido transmitidas oralmente de padres a hijos, como es el caso de la siguiente copla:

“Mojaqueras con roete y zapatos de charol van a la fuente a por agua “pa” lucir el polisón”

Fue tradición que los novios, la noche antes de la boda, bebieran agua del mismo caño para librarse del mal de ojo.

Entre las lavanderas había algunas normas, no escritas de obligado cumplimiento. El saltarse algunas de ellas podría originar una trifulca teniendo que mediar las de más rango, que solían ser las de mayor edad o las que más tiempo permanecían en la fuente, que no eran otras que las del oficio, aquellas que se dedicaban a lavar “para otros”. Entre ellas destacan “La Maquisa”, “La Mocita” o la mismísima Isabel Zamora, quien se rumoreaba podría ser la madre del mundialmente conocido Walt Disney, la cual tuvo que emigrar a Estados Unidos, al quedar embarazada de un señorito del pueblo, hijo de la familia para quien lavaba, y una vez allí darlo en adopción.


De la fuente emana un caudal abundante de agua por sus doce caños que vierten en tres pilares, el central que servía de abrevadero de bestias (caballería) y los dos laterales que se utilizaban para llenar los cántaros de agua al tener menos profundidad y poder apoyarse en el suelo. En la entrada hay otro caño más que se utilizaba, entre otras cosas, para lavar utensilios de la huerta, despojos de animales sacrificados, con los que luego se elaboraban embutidos.

La Fuente de Mojácar fue construida en 1876 por el alcalde de Mojácar, D. José Yribarne de los Ríos, con la colocación de la lápida que cuenta la leyenda del encuentro en la fuente entre Garcilaso, enviado por los Reyes Católicos y a la vez, último alcalde moro, para la entrega de la ciudad.

Una característica típica de la Fuente de Mojácar es que el agua sale a temperatura ambiente, de las mismísimas entrañas de la roca, es decir, en verano sale fresca y en invierno sale templada.

El agua se usa para abastecimiento de la población y las sobrantes para el regadío de las huertas de Mojácar, una tierra rica que producía los suficientes alimentos para el abastecimiento de la población.



El agua sobrante va a parar a un balsón que tienen tras de sí y después pasa a la balsa que recoge el agua. El riego se realiza siguiendo la tradición árabe, con acequias y balsas, por riguroso turno, desde arriba hasta abajo.

En el año 1494, seis años después de la toma de Mojácar por los Reyes Católicos, Don Diego López de Haro inicia el reparto de las aguas por orden de sus Majestades los Reyes.

El método de distribución de aguas para distintos regantes es el tradicional tandeo. El agua que sobra del abastecimiento a la población pertenece a la comunidad de regantes de las huertas. Está dividida en tandas. Casa tanda tiene un total de 49 días, divididos en tandillas: tres tandillas de 12 días y una trece días. Los regantes disponen de una serie de cuartos de agua por tandilla. Cada cuarto de agua son tres horas.

Los horarios lo fija y comunica el muñidor. El tiempo lo marca el reloj que se encuentra en una caseta municipal y visible sobre el balsón.




Fotos: David Téllez

Antiguo Molino Harinero de Mojácar

Antiguas piedras y parte de la maquinaria de un molino harinero y réplica del mismo.







Fotos: David Téllez


miércoles, 29 de septiembre de 2021

Mojácar (Fotos Antiguas)

Mojácar hunde sus raíces, que aún hoy palpables, en un legado cultural rico y variado, que dejará marcado para siempre el carácter de sus habitantes y la fisonomía de su pueblo.

A comienzos del siglo VIII, el sureste peninsular, entre otros, conoció la irrupción de los ejércitos árabes y el inicio de la larga etapa musulmana, si bien se han hallado restos que prueban que el actual emplazamiento de Mojácar fue habitado por el hombre prehistórico, sabemos que entre los siglos VI –VII d.C., y hasta mediados del siglo XIII, este “ Monte Sacrum” estuvo en lo que conocemos actualmente como Mojácar la Vieja, primero visigoda y luego musulmana. Un montículo piramidal junto al río Aguas, que se abastecía de uno de los aljibes más impresionantes de los conservados del antiguo reino de Granada. A finales del siglo XIII es cuando el lugar comienza a ser abandonado y se empieza a formar el núcleo urbano de Mojácar actual. Es posible que la antigua población fuera destruida por un terremoto, o bien porque sus habitantes acosados por los cristianos, buscaran un enclave más protegido. En el año 1488, todos los Alcaides de la comarca acudieron a rendirse ante los Reyes Católicos, excepto el de Mojácar. Por esto, enviaron al Capitán Garcilaso de la Vega a entrevistarse en La Fuente, donde Alabez (Alcaide de Mojácar en aquel momento) explicaba, los motivos por los que nos se había rendido:

“Yo soy tan español como vos cuando llevamos los de mi raza más de setecientos años de vivir en España nos decís que nos marchemos. Yo no hice nunca armas contra los cristianos, creo justo pues que se nos trate como hermanos, no como enemigos y se nos permita seguir labrando nuestra tierra”. Y añade: “Yo antes de entregarme como un cobarde, sabré morir como un español.”

A mediados del siglo XIX se descubre un rico filón de plata en Sierra Almagrera, haciendo que Mojácar y alrededores crezcan en riqueza y habitantes. El comienzo de la II República ve como se cierran todas las minas, provocando una oleada de emigraciones hacia Argentina y Estados Unidos. En los años 50 y posteriores , empezó a llamar la atención de pintores almerienses Jesús de Perceval, Miguel Canton, Diego Fabrega, Cristóbal Fernández entre los muchos que les cautivó su luz y costumbres, otros bohemios o Artistas que venía a buscar su luz y paz para nuevas creaciones, el Movimiento Indaliano, que encuentra su capital estética y sus raíces en Mojácar y que propaga por toda España su nombre, su magia y sus encantos.
















Fuente.- Cultura Mojaquera, Ayuntamiento y mojacar.es y autor..

Fotos de Kurt Hiesscher, ALPI, PARES

Fotos de amigos y antiguas postales.

Enlace a Fuente Principal: Joaquín Berenguel

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