miércoles, 29 de septiembre de 2021

Vélez Blanco (Fotos Antiguas)

Recostado en las laderas de la Sierra de María, en la comarca almeriense de los Vélez encontramos el pueblo de Vélez Blanco. Sus muy limpias y cuidadas calles, sus edificios monumentales, como la iglesia de Santiago, sus casas con preciosistas rejas ornamentales en sus ventanas nos hablan del cuidado de sus gentes por su lugar y terruño que desgraciadamente no fue compartido en su momento por sus próceres como en breve vamos a contarles. Domina el caserío el impresionante castillo que en el siglo XVI ordenó construir don Pedro Fajardo y Chacón (1478 ó 1484 – 1546), primer marqués de los Vélez. Fue este don Pedro hombre de armas al servicio de los Reyes Católicos cuyo linaje, por sus “desmesuradas fazañas” que diría nuestro buen don Quijote, fue recompensado con el título de Adelantado del territorio de Cartagena. Con la unificación de los reinos de las Españas, las tierras de costa, teórica nueva frontera con la morisma, pasan a depender directamente de la Corona. Por ello don Pedro Fajardo sufre lo que hoy llamaríamos un traslado forzoso a tierras almerienses con una permuta obligada del señorío murciano por el velezano. Quizás por ello, por sentirse de algún modo despechado, erige don Pedro su magnífico castillo-palacio en el que se monta una pequeña corte para su uso y disfrute privado.

En contraste, su patio interior y los salones nobles responden en su estilo al más brillante primer Renacimiento español. En 1512 don Pedro Fajardo visitó el Castillo de la Calahorra, en el Marquesado granadino, propiedad de la familia de su esposa. Es muy posible que de su maravilloso patio renacentista sacase la idea para la construcción del de su propio castillo, aunque manteniendo algunas tradiciones hispanomusulmanas: el patio es irregular y la entrada lateral, propia de la casa musulmana.

Decoraban sus dos grandes salones nobles, el del Triunfo y el de la Mitología, un conjunto de diez bajorrelieves en madera, monumentales frisos de 0,7 m. de alto por casi 6 de largo. La primeria serie recoge los triunfos de César y la siguiente los trabajos de Hércules. Ni que decir tiene que la identificación de ambos héroes, el mitológico y el histórico, con el señor Marqués se daba por hecha. Arte, ideología y poder están casi siempre unidos.

Pero nada de todo esto, ni patio ni frisos podemos ver hoy en el castillo de los Vélez. Ni siquiera en España. Es esta la triste historia de un expolio, no santo ciertamente, perpetrado por esas clases nobles, en muchos casos dirigentes, que se inflan como globos con palabras como patria y honor. Globos vacuos, evidentemente. Es el caso que en 1903, el duque de Medina Sidonia, propietario del por entonces arruinado y maltratado monumento, vendió (así, como suena) el patio piedra por piedra y los relieves tablero por tablero. Los bajorrelieves pasaron a manos del coleccionista francés Emile Pierre, que posteriormente los donó al Louvre. En sus sótanos estuvieron olvidados y almacenando polvo durante años hasta que reaparecieron y hoy están expuestos en el Museo de Artes Decorativas de París. La historia del patio es más triste si cabe. Fue vendido en 1904 al marchante francés Godberg por unas tristes 80.000 pesetas. Quizás una fortuna para la época, pero no por ello menos tristes. Hay que tener en cuenta que en esos años no había ninguna ley de protección del Patrimonio. Habrá que esperar a la República, como con tantas más leyes modernas, para que exista. Sí se alzaron algunas voces de protesta pero Almería era demasiado periférica como para que la indignación llegase hasta Madrid. En París los magníficos mármoles de Vélez Blanco fueron comprados por el multimillonario americano G.Blumental quien con ellos se hizo su propio palacio en su tierra.

















Fue declarado Monumento Nacional en el 1931.

Fuente.- Historia y Arte de Daniel Garcia Parra y Jose Luis Rodriguez

Fotos de Pando Barrero, Juan Miguel. Madrid, 13.IV.1915 – 10.VIII.1992. Fotógrafo.

Enlace a Fuente Principal:Joaquín Berenguel

Mojácar (Fotos Antiguas)

Mojácar hunde sus raíces, que aún hoy palpables, en un legado cultural rico y variado, que dejará marcado para siempre el carácter de sus habitantes y la fisonomía de su pueblo.

A comienzos del siglo VIII, el sureste peninsular, entre otros, conoció la irrupción de los ejércitos árabes y el inicio de la larga etapa musulmana, si bien se han hallado restos que prueban que el actual emplazamiento de Mojácar fue habitado por el hombre prehistórico, sabemos que entre los siglos VI –VII d.C., y hasta mediados del siglo XIII, este “ Monte Sacrum” estuvo en lo que conocemos actualmente como Mojácar la Vieja, primero visigoda y luego musulmana. Un montículo piramidal junto al río Aguas, que se abastecía de uno de los aljibes más impresionantes de los conservados del antiguo reino de Granada. A finales del siglo XIII es cuando el lugar comienza a ser abandonado y se empieza a formar el núcleo urbano de Mojácar actual. Es posible que la antigua población fuera destruida por un terremoto, o bien porque sus habitantes acosados por los cristianos, buscaran un enclave más protegido. En el año 1488, todos los Alcaides de la comarca acudieron a rendirse ante los Reyes Católicos, excepto el de Mojácar. Por esto, enviaron al Capitán Garcilaso de la Vega a entrevistarse en La Fuente, donde Alabez (Alcaide de Mojácar en aquel momento) explicaba, los motivos por los que nos se había rendido:

“Yo soy tan español como vos cuando llevamos los de mi raza más de setecientos años de vivir en España nos decís que nos marchemos. Yo no hice nunca armas contra los cristianos, creo justo pues que se nos trate como hermanos, no como enemigos y se nos permita seguir labrando nuestra tierra”. Y añade: “Yo antes de entregarme como un cobarde, sabré morir como un español.”

A mediados del siglo XIX se descubre un rico filón de plata en Sierra Almagrera, haciendo que Mojácar y alrededores crezcan en riqueza y habitantes. El comienzo de la II República ve como se cierran todas las minas, provocando una oleada de emigraciones hacia Argentina y Estados Unidos. En los años 50 y posteriores , empezó a llamar la atención de pintores almerienses Jesús de Perceval, Miguel Canton, Diego Fabrega, Cristóbal Fernández entre los muchos que les cautivó su luz y costumbres, otros bohemios o Artistas que venía a buscar su luz y paz para nuevas creaciones, el Movimiento Indaliano, que encuentra su capital estética y sus raíces en Mojácar y que propaga por toda España su nombre, su magia y sus encantos.
















Fuente.- Cultura Mojaquera, Ayuntamiento y mojacar.es y autor..

Fotos de Kurt Hiesscher, ALPI, PARES

Fotos de amigos y antiguas postales.

Enlace a Fuente Principal: Joaquín Berenguel

Abdera (Fotos Antiguas)

 El proceso de islamización de la comarca en la que se encuentra Adra no se completará hasta finales del siglo IX. El año 1489 señala el final del dominio musulmán en la Península con las capitulaciones de Baza, en las que se pacta la entrega, a los Reyes Católicos, de las ciudades de Almería y Guadix; antes de finalizar el año se entregaban el Alto Almanzora, la ciudad de Fiñana y muy poco tiempo después lo hacían La Alpujarra y Adra. Desde la segunda mitad del siglo XVI, Adra desempeñó un papel importante en la economía de la comarca como vía de exportación e importación de productos a través de su puerto; pero será la caña de azúcar, su cultivo (desde 1577) y posterior transformación en otros productos, lo que supondrá el principal motor de la economía abderitana hasta mediados del siglo XX. En 1833, la Reina Regente María Cristina configuró las actuales provincias andaluzas, acabando definitivamente con la anterior separación en reinos. Desde esa fecha, Adra dejó de pertenecer a Granada para incorporarse a la provincia de Almería. La Antigua Abdera es conocida, asimismo, por su luz , Adra está situada en la zona más occidental de la provincia de Almería, el término municipal constituye el límite con la provincia de Granada y abarca de sur a norte los términos municipales de Albuñol y Turón. El lado oriental limita con el término municipal de Berja (Almería). El municipio abderitano se encuentra enclavado en las estribaciones del sureste de Sierra Nevada y su geografía está caracterizada por la existencia de un conjunto de lomas y barrancos que se inician a nivel de mar en el vértice sureste del término, y que van aumentando su altura cuanto más avanzamos hacia el norte y el oeste, alcanzando cotas máximas próximas a los 1000 metros. Para algunos historiadores, Abdera (Adra) es una fundación fenicia, apagada por los Tartesos y reavivada por los griegos, cartagineses y romanos, los restos arqueológicos encontrados en las excavaciones llevadas a cabo en el Cerro de Montecristo, enclave donde se asentó Abdera, revelan, además, un pasado púnico a partir del siglo IV a.C., si bien anteriormente pudo ser colonia griega como sugiere su nombre Adra, pueblo de costumbres marineras y arraigo agrícola, con 14 kilómetros de litoral, pero Adra es mucho más que sol y playa, pasear por su casco antiguo, descubrir los vestigios de su antigua muralla o perderse por las galerías subterráneas que sirvieron de refugio durante la Guerra Civil son paradas ineludibles. También lo son la Torre de los Perdigones, legado de su pasado industrial más esplendoroso, o los restos arqueológicos que se ocultan en el subsuelo de la ermita de San Sebastián. El yacimiento arqueológico del Cerro de Montecristo, origen de Abdera, sigue destapando parte de una ciudad con mucha historia.

Especialmente destacado es también su patrimonio natural, con las Albuferas de Adra o las Estrechuras de Guainos como estandartes, o sus centros expositivos. El Museo y el Centro de Interpretación de la Pesca, donde actualmente se ubica la Oficina de Turismo, merecen una visita.

En abril, celebra sus fiestas en honor a San Marcos, declaradas Bien de Interés Turístico de Andalucía, y en julio llega el turno de rendir honores a la Virgen del Mar, patrona de los marineros. En agosto, recibe a miles de personas en el festival de música Juergas Rock. Por su escenario han desfilado bandas como Rosendo, Loquillo, Bad Religion, La Raíz o Rozalén. En septiembre, despide el verano con su semana grande para festejar a sus patronos. En la actualidad, el sector agrícola, con la agricultura intensiva o bajo plástico, es la base económica del municipio.

Museo de Adra

Documentada a comienzos del s. XIX, se trata de una antigua casa señorial con patio porticado que perteneció a la familia del Trell.

Acoge un punto de información turística, un espacio para exposiciones temporales y una sala dedicada a la tradición y vanguardia en el arte español.

Centro de Interpretación de la Pesca

La exposición comienza su recorrido por la planta baja en la sala de proyección audiovisual 3D, donde el visitante conocerá la vinculación histórica de Adra con el mar y la pesca.

Se puede experimentar todo el proceso que se vive en torno a la temática de la lonja y las conserveras, así como a la gastronomía, tradiciones y cultos.

Además se intercalan piezas originales con paneles informativos, vitrinas y expositivos reales de la pesca y el mar e incluso podemos aprender a cocinar platos típicos como el “atascaburras” a través de un panel virtual.

A orillas del Mediterráneo, a 50 kilómetros de Almería y a 70 de Granada, se fundó hace 3.000 años la ciudad más antigua de la provincia: Adra. Con una población que supera los 25.000 habitantes, ofrece al visitante un patrimonio arquitectónico envidiable, un litoral envidiado, una gastronomía con sabor a tierra y a mar y un festival de música que ha superado fronteras.


































Fuente.- Ayuntamiento, AdraTurismo, prensa local y Autor

Fotos.- PARES, Postales antiguas, Ayuntamiento, Grupo Facebook

Fotos de Domingo Fernández Mateos y otros firmados autor

Enlace Principal: Joaquín Berenguel

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