viernes, 10 de febrero de 2023

Chimenea de la Fundición de San Ramón

 La Chimenea de la Fundición de San Ramón, también conocida popularmente como el Calvario, fue construida en lo más alto de Garrucha. Data de 1841 y nos habla de un pasado no tan lejano que significó un momento de auge y esplendor económico. Con forma piramidal y 72 pies de altura servía para evacuar los humos de las antiguas fundiciones de plomo; durante este siglo ha sido símbolo del pasado minero de Garrucha y referencia visual para los pescadores de la localidad.

De siempre ha sido un referente para los habitantes de Garrucha y hoy en día se ha habilitado una zona peatonal y un mirador, pues las vistas que ofrece desde lo alto del pueblo son muy singulares.

Fue la primera fundición establecida en Garrucha, construida en 1841 por los propietarios de la mina Observación, del Barranco Jaroso. Posiblemente lleve este nombre por el de uno de los propietarios, Ramón Orozco Gerez insigne personaje liberal de la comarca del siglo XIX. Contó con 15 hornos de calcinación, 7 de manga, 3 de copelación y dos de reverbero, y en ella llegaron a emplearse hasta 250 obreros.

La misión fundiciones era al de separar el metal de plata de el de plomo que luego eran vendidos por separado.

“Observación” había repartido en esos años más de 34 millones de reales entre sus trece acciones, Tras una década de actividad, cada una de las acciones de “Observación” se había repartido más de 2,7 millones de reales, a los que habría que descontar sólo un 8% de gastos de explotación. Se trataba, sin duda, de uno de los mayores negocios de la España del siglo XIX.

En 1848, tras diversas vicisitudes y cambios de propiedad, dejó de fundir minerales de Sierra Garrucha2_08Almagrera, para dedicarse algunos años más tarde al beneficio mediante un alto horno, el primero instalado en Almería, de los minerales de hierro procedentes de Bédar y la Sierra Cabrera, resultando esta iniciativa un completo fracaso, clausurándose por ello todas sus instalaciones en 1864.

En la actualidad únicamente se conserva su gran chimenea y algún pequeño tramo de la galería de humos. Estos restos se encuentran en pleno casco urbano de Garrucha, sobre el montículo en el que se asienta parte de la ciudad, recientemente urbanizado a modo de parque-monumento.

La fundición San Ramón forma parte del conjunto patrimonial de industrias de transformación de mineral de plomo situadas en las estribaciones de la Sierra Almagrera hacia el mar denominado para su estudio y protección como «Fábricas de fundición del Levante Almeriense»









Fuente: qhm.es
Fotos: David Téllez

Monumento Donantes de Sangre (Garrucha)

Garrucha luce ya un nuevo monumento, frente al Centro Cultural de la localidad, a través del que se reconoce a los donantes de sangre y al colectivo que fomenta, colabora y promueve las campañas para la donación. El monolito que representa dos manos sosteniendo una gota 'de vida', se inauguró el pasado 29 de diciembre dentro de la celebración del XV Día Provincial del Donante de Sangre que organiza anualmente en un pueblo distinto de la provincia la Asociación de Donantes de Sangre, Tejidos y Órganos de Almería. 





El Ayuntamiento de Garrucha

En reconocimiento a los Donantes de Sangre y Órganos por dar vida a los enfermos y ser ejemplo de generosidad.

Siendo el Alcalde

D. Juan Francisco Fernández Martínez Garrucha 29 de Diciembre 2013


Fotos: David Téllez

Monolito (Garrucha)

BIENVENIDOS A GARRUCHA PUEBLO HERMANADO CON LA VILLA FRANCESA DE TENCE (HAUTE-LOIRE)  NOVIEMBRE 2003.





Fotos: David Téllez

Monumento Virgen del Carmen (Garrucha)

El monumento a la Virgen del Carmen, patrona del municipio garruchero, tendrá un acceso acorde al emplazamiento donde está ubicado. Y es que, la escultura de mármol blanco de Macael es uno de los grandes reclamos turísticos del municipio, situada al extremo de la playa del Pósito, junto a la Lonja y que «representa la protección y el honor de los pescadores que faenan a diario», tal y como indican fuentes municipales.





Fotos: David Téllez

Antonio Cano Cervantes

(Garrucha, 1875 - Almería, Sin datos). Poeta.

      De origen humilde, la situación de ceguera de nacimiento le lleva al cultivo de la música y la poesía popular, casi la única orientación y forma de vida para los invidentes en esta época. Pronto destacó como buen instrumentista de guitarra, alcanzando cierta cultura literaria al escuchar la lectura de obras clásicas o de poetas recientes. Ésta sería la base de su sencilla obra poética, compuesta en principio de memoria, y dictada después a las personas de su confianza. Así nació Cantos de mi pueblo, versos transcritos tal y como Cano los dictó. Los presentó en Madrid a Antonio Zozaya, un influyente literato empeñado en poner su pluma siempre al servicio de los humildes, por cuya iniciativa se editó en 1909. El ciego de Garrucha vio así cumplida la ilusión de imprimir sus primeros versos.

     Poco después, en 1912, publicó en Orán el libro Muestras de mi estilo. Allí emigró, posiblemente, por necesidades de su familia. En ese mismo año leyó, también en Orán, un poema titulado Por España, dedicado a las víctimas de la guerra de África. En este punto se pierde el rastro de su vida, desconociéndose dónde y cuándo murió. Cano Cervantes es considerado el primer poeta dialectal de Almería, puesto que en su obra utilizaba el habla almeriense de la comarca del Bajo Almanzora a principios del siglo XX, aplicada a temas sacados con asombroso realismo del ambiente de un área rural de la provincia de Almería.







Fuente: Dipalme
Fotos: David Téllez

Monumento al Pescador (Garrucha)

 Fue erigido el 13 de Abril de 1991 en honor a los pescadores y hombres de la mar fundadores de Garrucha. Está ubicado en el paseo marítimo, frente al puerto. La escultura, cincelada en mármol blanco por la artista María de los Ángeles Lázaro Guil, representa a dos esforzados marineros manejando las artes de pesca y el pescado capturado. Representa sin duda las formas de vida de Garrucha, un pueblo en el que la pesca es la protagonista.








Fotos: David Téllez

Gruta Mariquita la Posá

 En este punto se halla la boca de una cueva que el pueblo denomina, de "Mariquita la Posá". Según la leyenda, habitaba en ella el hada tutelar del pueblo. 

Una hermosa joven del lugar, llamada María, sufriendo el pueblo una epidemia de peste, que diezmaba al pueblo, consintió en hacer el sacrificio de "desposarse" (de ahí el nombre posá de desposá), con un viejo hechicero alquimista, para lograr de éste el remedio que salvará a su pueblo. El viejo hechicero, que moraba en esta cueva, luego de conseguir el anhelado casamiento con la joven, iba demorando el cumplimiento de su promesa, por abrigar la sospecha de que cumplida ésta, sería muy probable que se acabara el amor. En vista de ello, la joven desposada decidió actuar, y mientras el viejo dormía, se apoderó del tarro que contenía el líquido salvador, salió de la cueva y destapó el tarro sobre el pueblo. Cogió el tarro en que el mago guardaba el líquido de los encantamientos y hechizos y lo vertió en su boca, logrando su propósito. Por efecto de la excitación y el nerviosismo, ya que deseaba acabar su obra antes que el viejo despertarse, agitó el tarro de los hechizos y el misterioso líquido le cayó en la mano derecha, produciéndose en la misma un agujero, así como, también, su encantamiento inmediato. 

Y en esta cueva siguen los dos "encantados".

El pueblo, recordando de generación en generación, el beneficio recibido, solía cantar al pasar por delante de la cueva: "Sal, sal Mariquita la Posá, la que tiene la mano agujereá, si no la tuviera, todo el pueblo pereciera".







Cargadero de Mineral del Ferrocarril Minero Bédar-Garrucha

Conjunto próximo a Garrucha, situado en la margen derecha de la carretera Garrucha-Carboneras. Este conjunto agrupaba los restos de la antigua estación de descarga y del embarcadero del ferrocarril minero Bédar-Garrucha, construido en 1894 para el servicio de las minas de hierro de Bédar.

En la actualidad solamente se conserva  la gran tolva de descarga. Pero en época  el conjunto de la estación lo constituían varias instalaciones y edificios. Entre los que destaca el edificio de la gerencia, el depósito de locomotoras, el almacén y los talleres, estando construidos todos ellos con fábrica de mampostería. El almacén estaba compuesto por dos construcciones adosadas, que se comunicaban a través de dos arcos de medio punto realizados de ladrillo macizo, ambos edificios habían perdido la cubierta. 

Los edificios de los talleres, poseen las mismas características constructivas que el resto aunque en éstos aún permanecía la estructura de su cubierta, realizada mediante cerchas metálicas, revestidas mediante teja plana. En las esquinas y distintos vanos dispone de un revestimiento a modo de moldura construido con fábrica de sillería. Del depósito de locomotoras se conserva en pie la fábrica de sus muros y el acceso desde la fachada se realiza a través de dos grandes arcadas. 

De todo el conjunto, el elemento más interesante es el cargadero de mineral. Construido con fábrica de mampostería, es un terraplén de obra que permitía cargar el mineral transportado por los vagones a ambos lados. Desde allí las vagonetas conducían el mineral a unos pequeños muelles para embarcaderos en gabarras, que lo transportaban hasta los barcos. Esta compleja operación se debía a que no se pudo concluir con el habitual embarcadero, debido a la escasa profundidad de las aguas, solucionándose con un puente-depósito y el sistema de barcazas.

Datos Históricos

La extraordinaria riqueza mineral de la provincia ha propiciado una continuada explotación de sus recursos mineros a lo largo del tiempo, intensificándose de manera extraordinaria desde principios del siglo XIX hasta mediados del XX. El descubrimiento en 1838 del filón de plomo argentífero en el barranco del Jaroso supuso para Almería el cenit de un siglo caracterizado esencialmente por las actividades mineras y metalúrgicas. En ese momento se sucederán las explotaciones de plomo y de hierro con arriesgadas inversiones de capitales locales, nacionales y extranjeros en busca de un rápido beneficio que se despreocupaba por la racionalización de la explotación.

Tolva del Cargadero 







Las explotaciones de plomo se localizaron en las Alpujarras y en la sierra de Gádor con numerosas concesiones de reducido tamaño, gestionadas por improvisadas sociedades en manos de gente de la zona y con precarios medios de extracción y de transformación, como eran los tornos de mano y el horno reverbero español conocido como boliche. En la sierra de Gádor llegaron a trabajar unas 20.000 personas entre las minas, las fábricas y los arrieros. Muchos de estos trabajadores eran campesinos y jornaleros almerienses que complementaban sus escasas rentas o sus salarios con el trabajo temporal en las numerosas minas abiertas, primero, en esta sierra y, posteriormente, en la sierra Almagrera. La abundancia de mineral por superproducción provocó el desplome de los precios en los mercados internacionales y la ruina de muchas minas alemanas e inglesas. 

En 1836 comenzaron a agotarse las balsadas más accesibles y, al mismo tiempo, una bajada de los precios del mineral provocó la decadencia de estas explotaciones. El agotamiento, en 1838, de las minas de la sierra de Gádor coincidió con el descubrimiento de nuevos filones en el Jaroso en la Sierra Almagrera. El proceso especulativo entre las numerosas sociedades mercantiles propietarias de las concesiones y las sociedades explotadoras, así como las múltiples compraventas de acciones generó interminables pleitos. Las ganancias no fueron generalizadas pero las obtenidas por algunas familias formaron las principales fortunas de la Almería del siglo XIX. Esta incipiente burguesía minera muy pronto pasaría a constituirse en burguesía agraria gracias a la disponibilidad de las tierras eclesiásticas y municipales desamortizadas.

Las instalaciones minero metalúrgicas del levante almerienses siendo uno de los puntos neurálgicos de la minería y metalurgia mundiales a mediados del siglo XIX se caracterizaban por el minifundismo que conllevaba una constante insolvencia financiera, el arrendamiento continuo de la explotación y la precariedad de medios técnicos, especialmente, a la hora de realizar conjuntamente el desagüe de la capa freática.

Desde 1880 los nuevos centros productivos de Linares, Córdoba y Ciudad Real y el incremento de la capacidad productiva de la sierra de Cartagena-La Unión ganan posiciones a la minería almeriense. A finales del siglo XIX el aumento de la demanda británica provoca un espectacular y efímero desarrollo de la minería provincial con la construcción de nuevas instalaciones de carga, transporte y arrastre (infraestructuras ferroviarias, cables aéreos y embarcaderos). 

La crisis siderúrgica de los años 20, la crisis del 29 y la competencia norteafricana inició una lenta agonía de la minería de Almería que desembocó en el cierre de la mayoría de las explotaciones antes de 1936.

Fuente: GuíaDigital

Fotos: David Téllez


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