Lavadero cubierto, constituido por 17 pares de piedras de lavar. La techumbre está sostenida por cinco arcos de medio punto, de gran tamaño, construidos con ladrillo de alfahar, y en el lateral de acceso, dos arcos de medio punto de menor tamaño, también de ladrillo tradicional.
Sus aguas proceden de la Mina de Nieles, al igual que otras de Canjáyar, tales como la Fuente del Barrio Alto y Fuente Larga.
La actual iglesia de la Santa Cruz, de Canjáyar es una reconstrucción de la anterior, destruida en gran parte por el seísmo de 1804, que estaba edificada sobre la antigua mezquita cuyo muro de la qibla se situaba en la actual entrada. El día 19 de abril de 1611, con la realización de unas obras de reforma en el baptisterio del templo, apareció una cruz en uno de sus muros.
No fue creído el sacristán por el pueblo, ni por el párroco. Insistía el sacristán y al fín excavaron el muro del templo en la parte inmediata al baptisterio y fue encontrada la reliquia de la Santa Cruz, a la que el pueblo desde entonces le rindió profunda veneración. Era el día 19 de abril de 1611.
Todos concuerdan que la reliquia fue traída por un peregrino a Canjáyar, probablemente durante la sublevación morisca de 1568 y algún cristiano la escondió en el muro del baptisterio para que no fuera profanada. Allí permaneció oculta todo el tiempo, hasta su descubrimiento tras el sueño del sacristán Juan Matías.
Hicieron voto todos los vecinos de Canjáyar de rendir culto a la santa Cruz, festejándola el día de su aparición, el 19 de abril. Se han hecho muchas reformas a través del tiempo, en lo que atañe al templete. Podemos decir que desde que empezó a venerarse la Santa Cruz y llevada en procesión al templete, el 19 de abril, el pueblo entero honra a su Cruz en el Templete de la llamada Cruz Blanca.
Antiguo puente construido en mampostería a base de piedras. A la espera de más información.
La Iglesia de San Miguel se localiza en pleno casco urbano de Rágol, en la C/ Iglesia 2, a pocos metros del Pilar de la Iglesia, del Pilarico, del Caz de Molino y del lavadero público de la localidad almeriense.
El templo sigue el modelo más sencillo y eficaz de iglesia mudéjar, con planta de cajón de una sola nave, con capilla mayor diferenciada apenas por una elevación de las escaleras. La impresionante armadura es de lima bordón de cuatro costados, donde parte del almizate (paño horizontal central de la armadura) se decora con lazo de ocho lados. Destaca la belleza de los pares de tirantes sobre canes y el coro.
Aunque de posguerra, destaca la imagen del Crucificado del altar mayor, del escultor granadino Eduardo Espinosa Alfambra, aunque el protagonista es el patrón San Agapito, recordado en la fiesta patronal del 18 de agosto.
Los lavaderos eran elementos fundamentales de la cultura tradicional para la higiene domestica antes del abastecimiento público a las viviendas rurales, en este caso en 1978. Su estructura era similar a las viviendas tradicionales, con muros de mampostería y techos de launa. Lamentablemente una remodelación de hace unas décadas redujo muchísimo su sabor popular.
