En apenas una distancia de 50 metros se encuentran dos frisos. En uno de ellos se aprecian un cérvido y un bóvido. En el segundo, un arquero similar al de la Cueva de Los Letreros de Vélez-Blanco. En el caso de las pinturas, las representaciones, al contrario de las que se han encontrado en la Comarca de los Filabres, expresan dinamismo. Por lo tanto, rompen con la representación esquemática del resto de pinturas localizadas en la zona. El arte rupestre levantino se desarrolló en la zona oriental de la península ibérica, extendiéndose por casi toda la costa mediterránea, desde Lleida hasta Almería. Uno de los principales problemas que plantea es el de la cronología, ya que no hay un conocimiento exacto de cuándo surgió. Teniendo en cuenta esta disonancia, se podría establecer una antigüedad de en torno a los 4.000 años para las representaciones descubiertas en este abrigo de la localidad de Aulago.
Las Alcubillas Bajas es una aldea abandonada perteneciente al término municipal de Alboloduy. Hay dos núcleos de población separados entre sí aproximadamente 1 Km, Las Alcubillas Altas, que a día de hoy sí tiene población constante, y las Bajas. Para acceder de una a otra se sigue usando hoy en día, como antaño, la Rambla de las Alcubillas de la que luego parte un camino ascendente hacia la derecha que nos deja en el centro del pueblo. Curiosamente, estos dos núcleos hermanos, aunque con los típicos piques entre alúas y grajos, tienen la particularidad de pertenecer a términos municipales distintos, que además dividen Las Alcubillas Altas en dos: La parte situada al este de la rambla pertenece a Gérgal, mientras la parte oeste a Alboloduy. Las Alcubillas Bajas está completamente integrada en este último.
Se tiene constancia por primera vez de Las Alcubillas - sin distinción- en el libro de apeo de Alboloduy (1573) en el que se nombra una pequeñísima población conocida como La Cabaha que coincidiría con el emplazamiento de las Alcubillas Altas. Sin embargo la etimología del nombre del pueblo proviene del árabe ““alkúba”, diminutivo de “alcobba”, que significa “bóveda pequeña” o “bovedilla”, que podría hacer referencia a algún aljibe existente en las inmediaciones, y que la población por tanto podría ser de origen musulmán. En el s. XIX, concretamente en 1860, había más habitantes en las Alcubillas Bajas (44 casas) que en las Altas (29). A finales de este siglo, con la llegada del ferrocarril llegarían también nuevos tiempos de progreso al pueblo, debido a los empleos generados y la mejora de las comunicaciones.
Las Alcubillas Bajas siempre fue un pueblo que vivía de la agricultura y la ganadería, con cultivos de secano como el trigo y la cebada, olivos, una almazara, muchas cabezas de ganado ovino y caprino, e incluso hubo explotaciones de caballos y vacas que gracias al tren disfrutaron de un gran impulso, porque a veces hacía paradas frente a la población para cargar vagones de ganado. Lo que fue un idilio entre los habitantes de Las Alcubillas Bajas y el ferrocarril, se truncó el 15 de noviembre de 1945, cuando uno de los mayores accidentes ferroviarios de la historia de España, despertó trágicamente de aquel sueño (literalmente) a sus habitantes.
Esta aldea fué un paso de caminos donde transitaban las diligencias de Almería a Granada y viceversa.