jueves, 22 de agosto de 2019

Venta de Araoz

El campo de trabajo de Venta de Araoz es un desaparecido establecimiento penitenciario ubicado en los municipios almeriense de Benahadux y Gádor, en España.​ El registro escrito se puede encontrar en el documento PS-MADRID,1131,7 del Centro Documental de la Memoria Histórica.

Creado hacia 1937 como método de castigo por la aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes, en el seno de la Segunda República Española, tuvo una relevancia mucho menor que la de otros campos de trabajo, como el de Albatera, al que se acabarían trasladando muchos de sus internos. Fue gestionado directamente por el Ministerio de Justicia de España. Su construcción fue necesaria debido a la poca capacidad de los dos buques que se usaron en el puerto de Almería como prisión, los Capitán Segarra y Astoy Mendi.

No existen datos de su fecha de cierre, ni hay constancia de que se mantuviera en funcionamiento después de terminar la Guerra Civil Española.

Gracias a investigadores como Ginés Valera Escobar, esta venta  sigue en pie, formando parte de la cementera. Durante la Guerra fue campo de trabajo y sus presos abrieron la trinchera que hay junto al toro de Osborne en previsión de que el ejército franquista cruzara el Puente de Rioja. Prisioneros italianos, moros y de fuera de Almería fueron conducidos desde allí al Cortijo de los Cuervos en Aguadulce para abrir el camino y construir la batería de costa en el acantilado de Aguadulce. Por eso el camino de las Antenas se llama "la cuesta de los Presos". Según cuentan las crónicas las condiciones de los presos eran inhumanas y un italiano por ahora desconocido murió allí mismo. Una precaria cruz de madera reseca entenguerengue sobre un túmulo de rocas fue levantado espontáneamente en ese cerro en recuerdo de tanto sufrimiento y como signo de reconciliación.

Venta de Araoz.
Venta de Araoz.

domingo, 18 de agosto de 2019

Aljibe Loma alta

Aljibe / Abrevadero de grandes dimensiones situado en el Paraje de Loma Alta, Barranco del Cañarejo;  Perteneciente a la localidad  de Aguadulce , municipio de Roquetas de Mar.

Aljibe de Loma Alta.
Aljibe/Abrevadero.
Interior del Aljibe.


Búnker de Aguadulce

Base compuesta por un búnker, un observatorio,centro de comunicaciones y barracón.

 Acantilado de Aguadulce. 
Fortificación construida a base de piedras.
Con más de 80 años de existencia, presentan un buen estado de conservación.


Ubicación

sábado, 17 de agosto de 2019

Búnker de los Genoveses I

Búnker playa de los Genoveses. Fortificaciones de hormigón armado de baja altura, preparadas para proteger de bombardeos y permitiendo disparar armas ligeras o pequeñas piezas de artillería, que se levantan en diversos puntos del litoral almeriense (Cuevas, Mojácar, Carboneras, Parque de Cabo de Gata, Almería, Guardias Viejas).

Su construcción se realiza entre Febrero de 1937, tras la caída de Málaga, y 1938, y corresponde al Plan de Fortificaciones de Retaguardia emprendido por el gobierno republicano, donde levanta hasta 4 tipos de bunkers según su complejidad y funcionalidad. Su silueta en la costa es rotunda y atractiva desde un punto de vista paisajístico.

Bunkers playa de los Genoveses.
Como se puede apreciar en la imagen ha sigo grafiteado.

Entrada al interior.
Interior del bunkers.

Fotos: David Téllez

Búnkeres del Cerro Hualix

En el cerro Hualix situado en el término municipal de Íllar, se ubican tres fortificaciones de hormigón armado de baja altura, preparadas para proteger de bombardeos y permitiendo disparar armas ligeras o pequeñas piezas de artillería, que se levantan en diversos puntos de la provincia de Almería.

Vista satélite.
Su construcción se realiza entre Febrero de 1937, tras la caída de Málaga, y 1938, y corresponde al Plan de Fortificaciones de Retaguardia emprendido por el gobierno republicano, donde levanta hasta 4 tipos de bunkers según su complejidad y funcionalidad. Su silueta en la costa es rotunda y atractiva desde un punto de vista paisajístico.








Acceso muy complicado y peligroso actualmente; Abstenerse de subir.

Fotos: David Téllez

San Ramón Nonato

Guarda gran fervor entre la población de la pequeña pedanía de El Cariatiz, perteneciente a Sorbas, San Ramón Nonato, cuya iglesia fue construida en su honor gracias al terreno donado por un vecino influyente de la localidad y devoto del santo, conocido popularmente como "Tío Ramón Grande". Al igual que en otras celebraciones de la comarca, es tradicional el reparto de roscan de pan que las familias hacen durante la procesión del día 31 de agosto a modo de ofrenda, siendo aquí singular la asistencia de mujeres y recién nacidos para su presentación a este santo protector de las embarazadas, cumpliendo así con las promesas de éstas tras el alumbramiento. 

Descripción extendida

Orígenes documentados o atribuidos El patronazgo de San Ramón Nonato, en la pedanía de Cariatiz, surgió a finales del siglo XIX, La construcción de la Iglesia dedicada a este Santo fue posible gracias al terreno donado por un vecino influyente de la localidad, conocido popularmente como "Tío Ramón Grande". Este vecino contaba en su domicilio con una pequeña imagen de San Ramón Nonato, patrón de las embarazadas, al que había encomendado su futura paternidad. En honor a este vecino y a la gran devoción que profesaba hacia este Santo, el pueblo de Cariatiz adoptó esta advocación. Preparativos Las mujeres de Cariatiz (generalmente las vecinas del barrio de Los Alías) son las encargadas de la decoración y limpieza de la ermita, así como de la preparación del trono y de la colocación de las roscas de aceite que luce el Santo, anudadas a la cintura. Sin embargo, es la comisión de festejos, elegida anualmente, la encargada del resto de preparativos que requiere esta celebración. Entre sus principales tareas destacan recaudar el dinero para la celebración y concretar el programa de fiestas. Desarrollo En la víspera del 31 de agosto los habitantes de Cariatiz ultiman los preparativos que darán paso al comienzo de las fiestas patronales. Son numerosos los vecinos que durante todo el día acuden a la Plaza de Los Alías para colaborar en los preparativos. A las dos del mediodía, los habitantes de Cariatiz se concentran en la Plaza de Los Alías, donde tiene lugar un almuerzo popular que organiza la comisión de fiestas. Por la noche, alrededor de las once, comienza la verbena. Esta es una noche de diversión y de baile que no finalizará hasta bien entrada la madrugada. 

El día del patrón (31 de agosto) tiene lugar el ceremonial religioso. A las once de la mañana comienza la misa en honor al Santo en la Iglesia de San Ramón Nonato. Este acto se desarrolla ante la presencia mayoritaria de la población femenina, mientras que la mayor parte de los hombres esperan, en el exterior, la salida de la imagen del patrón. 

Finalizada la misa, comienza la procesión, que incluye el siguiente itinerario: salida de la Ermita de San Ramón Nonato, situada en la Plaza de Los Alías, sigue el camino con dirección al barrio de Los Martínez y a unos doscientos metros gira a la izquierda y toma la llamada popularmente calle de Las Carreras. A continuación, la comitiva inicia la subida a la calle Torreta (en dirección al barrio de Los Josefos), continúa hasta la Plaza de Arriba y toma a la derecha dirección La Fuente, por la que se accede de nuevo a la Plaza de Los Alías. El itinerario se realiza íntegramente en el barrio de Los Alías, que constituye el mayor núcleo poblacional de Cariatiz; en este espacio también se concentran los servicios públicos. Esta pedanía no dispone de un callejero urbano oficialmente aprobado donde quede constancia del nombre de las calles, que popularmente son identificadas o conocidas a través de las familias que las habitan y los inmuebles que incluyen. 

El recorrido procesional despierta gran expectación entre el público asistente, ya que durante el mismo son tradicionales las ofrendas de pan que realizan las familias de Cariatiz al paso del Santo. Todos los miembros de cada una de estas familias participan en el lanzamiento de panes a los asistentes, siendo este uno de los momentos más divertidos para los jóvenes, que de esta manera se convierte en una forma de transmisión del ritual.

La población femenina es la gran protagonista este día. Las mujeres son las encargadas de portar el trono durante el recorrido procesional. Son muchas las mujeres que, encomendadas al Santo para ser madres, cumplen su promesa este día. Es tanta la devoción femenina hacia la imagen, que nunca faltan mujeres que quieran llevar la imagen de San Ramón. A la salida del templo, los devotos le tiran monedas a modo de promesa, siendo generalmente la población femenina la que cumple rigurosamente con esta tradición.

Finalizada la procesión, comienza el reparto de las roscas de aceite que los devotos de San Ramón ofrecen al Santo. Estas roscas se anudan a la cintura de la imagen con lazos de colores, otorgándole una particular vistosidad a la imagen. Los cariaticeños se aglutinan alrededor del trono y entre empujones se afanan por conseguir un trozo de las roscas ya bendecidas, ya que su ingesta es símbolo de buena suerte y salud.

Una vez custodiada la talla en el templo, los vecinos quedan en la Plaza para continuar la celebración. Durante este día de fiesta, los cariaticeños disfrutarán de los actos programados, tales como un almuerzo popular y atracciones infantiles, que ameniza la banda de música "Santa Cecilia" de Sorbas. 
TransformacionesLa fecha de celebración (31 de agosto) y el itinerario procesional de la festividad de San Ramón Nonato han permanecido inalterables desde su instauración. Con el paso del tiempo, se han ido sucediendo cambios que, sin embargo, no han afectado significativamente a la esencia de este ritual.

Inicialmente el trono de San Ramón Nonato procesionaba en dos ocasiones (una por la mañana y otra por la tarde) con motivo de su festividad. Tradicionalmente, la población masculina era la encargada de portar el trono, estando la población femenina excluida de esta labor. El relajamiento de las normas sociales y la gran devoción que profesa la población femenina a este Santo han posibilitado que hoy en día las mujeres sean las protagonistas principales en los distintos actos que conforman este ceremonial. En el pasado las interesadas en portar el trono anudaban un lazo en las trabajaderas del trono para asegurarse su participación, pero también eran numerosas las ofrendas de pan y monedas que se hacían durante el recorrido procesional. 

Hasta la llegada de la electricidad a esta pedanía (en la década de los setenta del siglo XX), la fiesta era amenizada por la agrupación musical de viento de Bédar. Los vecinos de Cariatiz adornaban la Plaza de los Alías con hojas de taray y álamo; en este escenario tenían lugar las tradicionales "carreras de cintas" y la verbena. 

Los fuegos artificiales también han formado parte destacada del ritual. El tradicional "castillo de fuego" fue una de las atracciones más festejadas en el pasado, aunque actualmente ya no forma parte del programa de fiestas. Muchas de las transformaciones provienen del cambio generacional sufrido en la comisión organizativa del ceremonial. 

Modelo Organizativo

Organizadores 

La comisión de fiestas, nombrada anualmente, es la encargada de la organización del ceremonial en honor al patrón de Cariatiz.

Financiadores 

Los vecinos de Cariatiz sufragan gran parte de los gastos del ceremonial, a través de una cuota anual de 50€ por familia. El Ayuntamiento de Sorbas también colabora en la financiación con una pequeña aportación, y la cesión de algunos servicios (limpieza y habilitación de la Plaza de Los Alías). 

El itinerario procesional se desarrolla íntegramente en el barrio de Los Alías, centro urbano de la pedanía de Cariatiz, y la Iglesia de San Ramón Nonato y la Plaza de Los Alías conforman el escenario por el que discurre el ceremonial. 

Con motivo de las fiestas en honor a San Ramón Neonato, la procesión parte de la Ermita de San Ramón Nonato, situada en la Plaza de Los Alías, sigue el camino con dirección al barrio de Los Martínez y a unos doscientos metros gira a la izquierda y toma la llamada popularmente calle de Las Carreras. A continuación, la comitiva inicia la subida a la calle Torreta (en dirección al barrio de Los Josefos), continúa hasta la Plaza de Arriba y toma a la derecha dirección La Fuente, por la que se accede de nuevo a la Plaza de Los Alías. El itinerario se realiza íntegramente en el barrio de Los Alías, que constituye el mayor núcleo poblacional de Cariatiz; en este espacio también se concentran los servicios públicos. Esta pedanía no dispone de un callejero urbano oficialmente aprobado donde quede constancia del nombre de las calles, que popularmente son identificadas o conocidas a través de las familias que las habitan y los inmuebles que incluyen. 

Espartería

Hallazgos arqueológicos atestiguan la antigüedad del empleo del esparto en la elaboración de objetos de uso doméstico y en las actividades agrícolas-ganaderas. En Almería la artesanía del esparto refleja las características ecológicas de su entorno, un clima seco y paisajes áridos donde abundan las plantas herbáceas y arbustivas. El esparto pertenece a la familia de las gramíneas, se caracteriza por su perdurabilidad en el terreno y  tiene hojas largas (de unos 60cm de longitud) y finas, enrolladas sobre si, y  espigas (de aproximadamente 30cm de largo) en forma de penacho.


El término de esparto se suele utilizar para nombrar las hojas, mientras que a la planta en general se le denomina atocha o espartera. La maduración de la planta de esparto tiene lugar en primavera, siendo su fruto anual y su cantidad variable según el régimen de las lluvias de invierno y primavera. Durante la primera edad y hasta el tercer año, la planta es muy sensible al frío intenso y las heladas. Al principio el crecimiento es muy lento, aunque pasado el tercer año de vida se acelera, obteniendo esparto útil al quinto; entra en decadencia en torno a los cincuenta años y, más adelante, se degenera.

Hasta bien entrado el siglo XX, esta planta tenía una enorme utilidad, empleándose en la fabricación de utensilios de labranza, trilla, labores del hogar, aperos para animales y cuerdas destinadas a la flota naval y a la pesca. Este artesanal y tradicional aprovechamiento del medio, marcado por su escasa rentabilidad e interés económico, se vio afectado por la Guerra de Secesión Americana (1861- 1865). Este acontecimiento provocó una disminución en la exportación de algodón desde EEUU y la búsqueda de otras alternativas ante la demanda textil europea, como eran las industrias británicas fabricantes de papel. Esta inesperada revalorización del esparto tuvo consecuencias en la vida y en la economía de esta comarca, ya que hasta entonces se había caracterizado por ser una actividad complementaria dentro de la vida cotidiana y nunca una profesión especializada. A partir de ese momento, la puesta en valor de estas tierras áridas e improductivas a nivel agrícola provocó importantes cambios estructurales.  El cultivo intensivo del esparto acarreó privatizaciones de dudosa legalidad de extensos terrenos hasta entonces comunales y una demanda de mano de obra temporal que perjudicó la recolección de otros cultivos como el cereal (que coincidía en el tiempo), provocando con ello la desertización de gran parte de las tierras de cultivos.

El esparto español supera en calidad al de todos los países mediterráneos, ya que contienen un mayor porcentaje de celulosa y su fibra es mucho más fina, sin embargo,  éste fue sustituido con el transcurso  del tiempo por otros materiales como la goma, el plástico o la fibra sintética. Su cultivo se ha convertido en uno de los elementos más representativos del paisaje cultural almeriense. En la actualidad sólo se recolecta en pequeñas cantidades para la elaboración de objetos decorativos.

Tradicionalmente el esparto era recolectado por los braceros que, con la ayuda de un gancho metálico, enrollaban y arrancaban las hojas útiles de esta planta para no dañar con ello el tallo. Esta operación es conveniente realizarla en agosto, antes de las lluvias. El esparto puede ser trabajado inmediatamente después de su recolección, pero, transcurrida aproximadamente una semana, debe ser sumergido en agua durante veinticuatro horas. Este procedimiento llamado de "cocción" es necesario para que el esparto no se fracture al trabajarlo. 

En caso de que se realicen utensilios que requieran mayor resistencia el esparto debe pasar por otro procedimiento. En este caso los manojos de esparto son introducidos en balsas de agua durante un mes; después se procede al "picado" del esparto.
La economía de explotación familiar característica de esta zona se complementaba en el pasado con  la recolección de esparto; este trabajo se alternaba con las tareas agrícolas. Actualmente,  debido a las transformaciones sufridas en la estructura económica-familiar de los habitantes de esta zona, muy afectada por la emigración, y la progresiva llegada de otros materiales, han provocado un desconocimiento general sobre esta artesanía; saber que tan sólo conservan algunas personas mayores de algunas localidades. En Lubrín sólo dos personas continúan actualmente con esta labor. 

Procedimientos Técnicos

Recolección 

La recolección de esta planta es muy dura, a mano, y ha de realizarse cuando se encuentra en estado maduro, lo que hace a la planta apta para los fines a los que se destina, permitiendo el despliegue fácilmente de la atocha.

Para la recolección del esparto los braceros empleaban un gancho metálico que enrollan en la mata y del que tiraban para arrancar las hojas sin dañar el tallo.

Cocción 

Transcurrida una semana desde su recolección, los manojos de esparto han de ser cocidos, así se le llama al procedimiento de humedecer el esparto durante un día para que este no se quiebre cuando se esté trabajando. 

Picado (Técnica) 

Cuando el esparto requiere una mayor resistencia, según los objetos a realizar, éste ha de pasar por un periodo de cocción de un mes a través de su introducción en balsas de agua, para después, una vez seco, ser picado o machacado con  una maza de madera (de carrasca o de encina) sobre una piedra o tronco y, con ello, desprender la parte leñosa de la fibra. 

Tejido a mano

El inicio de cualquier objeto de esparto requiere de una gran habilidad en las manos adquirida tras muchos años de práctica. Una vez escogido el utensilio a realizar, el espartero, escoge la cantidad de manojos que va a trenzar. El procedimiento comienza formando una cruz con manojos de esparto (que puede variar según la pieza a elaborar) que se denomina "cruzar los espartos". Después con mucha destreza introduce una hebra de esparto por un extremo de la cruz, que va entrelazando (a modo de cosido); esta operación hay que repetirla en el otro extremo. Finalizada esta operación, el espartero comienza la pleita, la elaboración de la pieza deseada, que siempre se inicia efectuando el mismo procedimiento y que se corresponde con la base del objeto.



Piñonates

De Al-Andalus no sólo heredamos el ceremonial de mesa que hoy conocemos, representado por la sucesión de entradas y ensaladas, en primer lugar, plato fuerte de pescado o carne, en segundo lugar y postres, para finalizar. Sino que también heredamos recetas gastronómicas muy variadas, principalmente las que tienen su base en la miel, la almendra y otros frutos secos. Buen ejemplo de éstas son los piñonates, que se elaboran durante las fiestas de carnavales y, sobre todo, en Semana Santa. Esta receta se elabora mediante el amasado de harina, huevos, leche, levadura, aceite, azúcar, anís, canela y limón, como si fuera pan, para posteriormente realizar unas tiras que se cortan, con cuchillo, en trozos de unos 4 cm. de longitud. Posteriormente se fríen y se bañan en miel, dejándose enfriar hasta el momento de servir.

La receta para elaborar Buñuelos se conoce desde la época romana y, aunque con algunas variaciones, forma parte de la gastronomía mediterránea de la península. La elaboración comienza calentando agua (hasta templarla) y agregando la sal y la matalahúva. Posteriormente se le añade la masa madre o  levadura y se disuelve. A esta pasta se le añade harina hasta que quede una masa homogénea y elástica que se deja reposar de dos a tres horas, bajo un trapo húmedo de cocina. Cuando esta masa suba, apareciendo pompas en su superficie, estará lista para freír en abundante aceite caliente, sirviéndose espolvoreados con azúcar o chocolate. Algunas recetas sustituyen la levadura por bicarbonato, le suprimen la matalahúva o le añaden raspadura de limón, pero todas mantienen cierta uniformidad.

En el pasado la elaboración de estos alimentos se realizaba en los domicilios y las mujeres de la casa eran las encargadas de prepararlas. Ambas recetas son conocidas por la gran mayoría de los habitantes de este territorio, que acostumbran a prepararlas en fechas como la Semana Santa, carnavales o en festividades especiales. En este caso ha sido la Asociación de mujeres Villa Cariana las que se han reunido para elaborarlas, porque aunque los buñuelos pueden hoy en día adquirirse en las pastelerías, el piñonate se suele elaborar en los domicilios.

Estas recetas se transmiten oralmente, de generación en generación, si bien es cierto que se mantienen por el esfuerzo y dedicación de las mujeres de cierta edad, ya que las nuevas generaciones muestran poco interés por el mantenimiento de la tradición. El constante despoblamiento de las zonas rurales a favor de la ciudad, unido al cambio en el aprovechamiento del tiempo de ocio, en el que prima el viaje turístico a zonas costeras de la provincia, también han supuesto un obstáculo para la conservación de este saber en las fiestas de Semana Santa.

Se continúan elaborando como tradicionalmente se realizaron por sus madres y abuelas, no habiendo introducido cambios de ninguna clase, salvo el empleo de algún pequeño electrodoméstico de cocina, que facilita el trabajo. Aunque es destacable reseñar que, a pesar de estos nuevos aparatos, a veces acuden al sistema tradicional, como por ejemplo el uso de la chimenea de la vivienda para cocinar los alimentos

Baile de la Ánimas

La Hermandad de las Ánimas es la que originó esta tradición durante el siglo XVII, ya que tenían como objetivo financiar el entierro de los pobres y la aplicación de misas por su eterno descanso. La mayor parte del dinero que gastaba la hermandad lo obtenía de la petición de limosna durante la Navidad por parte de los cuadrilleros o hermanos cantores de las Ánimas. Esta petición de limosna se realizaba de casa en casa por los pueblos y campos y por parte de una cuadrilla de músicos de cuerda y percusión. Al frente de la cuadrilla estaba un "mayordomo" (representante de la cuadrilla) y el "guión" (cantor) que iban entonando coplas, cuyos dos últimos versos repetían los cuadrilleros. Estas coplas son las que se denominaban "Coplas de Ánimas".

Aunque hoy día esta manifestación ha desaparecido en gran parte de los municipios de la comarca, pueblos como Laújar, Fondón o Abla continúan cumpliendo con esta tradición. Actualmente estas agrupaciones musicales no actúan bajo la formación de instituciones religiosas (tradicionalmente denominadas Hermandades de Ánimas, hoy ya desaparecidas), sino que son los vecinos de la localidad, generalmente miembros de la banda de música de Abla, son los que voluntariamente participan en el ceremonial. 

Se trata de una agrupación musical compuesta por varios instrumentistas, cuyo número puede oscilar entre diez o veinte personas, entre hombres y mujeres. Esta agrupación recorre las calles del municipio entonando coplas que aluden a las ánimas benditas y solicitando limosnas a los fieles. La función de recaudar limosna recae generalmente en la misma persona, que porta una hucha de hojalata donde se recoge el dinero donado. Este dinero se entrega a ciertas asociaciones benéficas o a la Iglesia, según las necesidades. 

El Baile de Ánimas comienza la mañana del 1 de enero. Los músicos se reúnen en la Iglesia Nuestra Señora de la Anunciación alrededor de las once de la mañana para comenzar el itinerario que recorrerá gran parte del municipio de Abla. El recorrido comienza por la parte alta de la localidad, en la Barriada de San Antón, visitando las principales calles: calle Real Alta, calle San Antón, Placeta de San Antón y calle Llanadas Altas. Posteriormente comienza el recorrido por la parte baja del municipio, recorriendo las siguientes calles: Albaicín, Real Alta, Paseo San Segundo, calle Baja, calle Agua, Carretera de Almería y Avenida de los Santos Mártires. Llegados a este punto, la cuadrilla realiza un descanso para almorzar. Tras el almuerzo que realizan todos juntos en algún restaurante de la localidad y que es financiado por el Ayuntamiento de Abla, la agrupación reanuda el recorrido. A las cuatro de la tarde, aproximadamente, la agrupación continúa el recorrido visitando la Barriada de la Carretera de la Estación, situada a las afueras de la localidad, después toma la Carretera Almería para volver al municipio e iniciar el recorrido por el casco urbano de la localidad: calle Hermanos Tena, calle Cruz de San Juan, calle Maravilla, calle Real, Plaza Mayor, calle Camichete, calle Castillo, calle Lepanto, hasta llegar a la Placeta de la Iglesia, donde finaliza el itinerario. 

La cuadrilla va visitando uno a uno los hogares de la localidad, saliendo los vecinos a recibir a los músicos, quienes comienzan a entonar y tocar una misma melodía que se repite durante todo el recorrido. Esta agrupación musical realiza varios ensayos previos a la actuación, con la finalidad de conseguir la afinación de todos los instrumentos, ya que la melodía es altamente conocida por todos los músicos. Hoy en día, la mayor parte de los músicos que intervienen en la actuación pertenecen a la banda de música de Abla. La partitura de esta melodía no está documentada por ser sobradamente conocida por todos los abulenses. La letra de la música que éstos tocan es la siguiente: 

"A esta puerta hemos llegado
a pedir una limosna
para las Ánimas benditas
que piden misericordia

A las Ánimas benditas
no se les cierra la puerta
se les dice que perdonen
y ellas se van tan contentas".

El itinerario que incluye el casco urbano y el extrarradio de la localidad concluye en el mismo lugar desde donde hace su salida, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, y tiene una duración aproximada de unas diez horas. El itinerario incluye el casco urbano y el extrarradio de la localidad. 

Actualmente, los músicos que forman parte de la cuadrilla de ánimas no emplean un vestuario específico para participar en este ceremonial y, generalmente, utilizan prendas de calle. En el pasado los miembros de la cuadrilla vestían la tradicional capa larga de color negro que lucían los días de fiesta. Esta tradición está en trámites de recuperación, gracias a la iniciativa de los miembros de la cuadrilla, con la finalidad de otorgarle mayor espectacularidad y prestigio al ceremonial. 

Se desconoce el origen de este modo expresión en el municipio de Abla, aunque es ampliamente constatado que el origen de estas Cofradías de Ánimas se encuentra en el culto a los difuntos y la preocupación por sus culpas y penas, desarrollándose sobre todo en el siglo XVI este culto especial por las almas de los difuntos por parte del Cristianismo, siendo las obligaciones de los cofrades asistir a las solemnes misas y procesión del día en conmemoración de los difuntos. Ampliamente difundido a lo largo de la geografía nacional y encuadrado dentro de las denominadas "Fiestas de Locos", su representación se lleva a cabo generalmente entre los días 25 y 28 de diciembre, Día de los Inocentes.

La costumbre de participar en el Baile de Ánimas se ha transmitido generacionalmente entre los integrantes de una misma familia. El prestigio social que otorga la intervención en este ceremonial es uno de los mayores atractivos para los músicos que se animan a participar de manera voluntaria. 

El director de la banda de música de Abla fue el impulsor de toda una generación de músicos que, durante décadas, participaron activamente en esta tradición y que han transmitido a las siguientes generaciones.   

El Baile de las Ánimas ha llegado hasta nuestros días sin transformaciones sustanciales. La cuadrilla de ánimas interpreta, a la puerta de los feligreses, la misma melodía que entonaban sus antepasados, solicitando limosna para sufragar los entierros de los pobres. La Iglesia era la encargada de gestionar el dinero recaudado. Hoy en día, el dinero se destina a determinadas obras impulsadas por asociaciones benéficas o a la Iglesia, según las necesidades.   

Las fiestas navideñas son el marco en el que tradicionalmente se desarrolla esta manifestación. En el pasado el recorrido se alargaba durante días, siendo obligada la visita a todos los cortijos pertenecientes al término municipal de Abla. Hoy en día el recorrido se completa en una jornada, debido principalmente al despoblamiento que afecta a estos núcleos poblacionales o cortijadas.

La cuadrilla de ánimas recorría hasta en dos ocasiones el municipio de Abla. El  25 de diciembre y el 1 de enero son las fechas escogidas, por su valor simbólico, para apelar a la bondad cristiana. Actualmente esta agrupación ha reducido el número y extensión de las salidas, quedando exclusivamente la actuación del 1 de enero. 

El gran esfuerzo que realizan, sin ningún ánimo de lucro, los integrantes de esta agrupación musical se ve recompensado por el acogedor recibimiento que reciben de la población abulense. Los vecinos abren sus casas para ofrecer a los músicos un refresco, agasajándolos con la intención de conseguir la ejecución de piezas musicales que, generalmente, derivan en baile; en el pasado se demoraban durante horas.  

Uno de los cambios más significativos fue la llegada de mujeres a esta agrupación musical en la década de los ochenta del siglo XX aproximadamente, ya que la población femenina ha estado excluida de la participación en este ceremonial. 

Fuente: Guía Digital

La Merendica

Una de las celebraciones más esperadas por los niños y niñas que toman la Primera Comunión en Abla es La Merendica de cada sábado de Pentecostés. También denominada "Fiesta del Huevo", hoy día la actividad, cuyo origen se remonta al año 1883, cuenta con la participación no sólo de los comulgantes y sus familias, sino de todos los vecinos que, tras el acto litúrgico y recepción del sacramento en la iglesia, se desplazan al Parque Municipal de Montagón para disfrutar de una comida campestre con grupos de música y animación en un día de marcada convivencia y comunión. Actualmente su continuidad está asegurada, dado que, a pesar de que la población infantil se ha visto reducida, los niños y niñas emigrados regresan para recibir aquí el sacramento y cada año la participación vecinal es mayor por el interés que suscita.

Sus orígenes se remontan hacia 1883, cuando el campanero y preparador de los niños para el Sacramento de la Comunión, D. Pedro González Herrerías (1853-1916), con motivo de festejar la Primera Comunión, inició una tradición que se ha convertido en un ritual muy arraigado en la comunidad abulense. Este vecino de Abla, que realizaba las funciones de catequista, llevaba a los niños que realizaban la Primera Comunión a merendar al campo. La merienda consistía en una onza de chocolate, una rosquilla de pan blanco, una gaseosa de "bola" y un huevo cocido. De ahí que popularmente se le conozca también como la "Fiesta del Huevo". Al principio no existía un emplazamiento fijo de celebración sino que variaba cada año hasta que se seleccionó el jardín de Los Santos, ubicado junto a la ermita de los Patronos, hoy día desaparecido.

Con el tiempo, la celebración del sacramento de la Primera Comunión se fue transformando y convirtiendo en una festividad más de la localidad. Los familiares de los niños se fueron sumaron a la celebración y, posteriormente, amistades y grupos ajenos al evento, con la única finalidad de divertirse. Ante la afluencia masiva de personal, el citado jardín quedaba pequeño, por lo que se optó por trasladar la merienda campestre al prado de Vista-Alegre, sito en el paraje de Calahura, junto al olivar y una fuentecilla en pleno campo, donde los comensales pasaban el día disfrutando hasta caer la noche.

Esta festividad se compone de dos partes diferenciadas, una religiosa y otra laica, que requieren diferentes preparativos. El sacramento de la Primera Comunión exige de una preparación previa llamada catequesis, en la que se estudia el catecismo, es decir, los conocimientos necesarios para recibir la primera eucaristía. Esta preparación la realizan los menores que hacen la primera comunión; este  curso suele tener, por regla general, una duración de uno a dos años.

Por otro lado, están los preparativos de la celebración laica. Los padres de los niños y niñas que hacen la Primera Comunión son los encargados de preparar el almuerzo que tendrá lugar tras el ritual religioso.

El Ayuntamiento afronta ciertos preparativos de la celebración, como el acondicionamiento y mejoras de las instalaciones, la habilitación de la carga y descarga que se lleva a cabo durante toda la mañana del sábado y, finalmente, los preparativos referentes a la contratación de la banda musical y del grupo de animación infantil.

La festividad comienza el sábado de Pentecostés con la celebración de una misa solemne. Se trata de una misa especial y muy participativa, orientada a los niños y niñas que recibirán el cuerpo y la sangre de Cristo por primera vez. A las doce de la mañana los niños que realizan la Primera Comunión, protagonistas de la actividad ritual, entran en la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Anunciación escoltados por el párroco de Abla.

Finalizado el acto litúrgico, comienza la parte laica del ritual. Los padres y niños que han participado en la ceremonia se marchan a sus domicilios para cambiarse de ropa e, inmediatamente después, se desplazan hasta el Parque de Montagón donde tiene lugar el almuerzo popular, construido por el Ayuntamiento para albergar la gran afluencia de público, y en el que los asistentes pasan todo el día y parte de la noche festejando.

Son varios los cambios que ha sufrido la celebración original. Lo que inicialmente se instauró como una merienda campestre para celebrar la Primera Comunión de los niños y niñas de la localidad, se ha convertido en una fiesta popular en la que participan todos los habitantes de Abla. Al principio sólo asistían a la merienda los niños comulgantes y su catequista, D. Pedro González Herrerías; a esta tradicional salida al campo se fueron sumando con el tiempo, primero los familiares de los pequeños y, posteriormente, las amistades de las familias comulgantes. Hoy en día todos los habitantes de Abla acuden a este paraje para celebrar el día.

Los alimentos (chocolate, rosca de pan, gaseosa y huevo cocido) con los que tradicionalmente eran agasajados los pequeños que hacían la Primera Comunión, distan mucho de la fiesta gastronómica que caracteriza a la actual celebración. Sin embargo, uno de estos productos se ha mantenido como elemento representativo de la festividad, el huevo cocido, de ahí que reciba tal denominación igualmente. Originariamente la fiesta consistía en una merienda, hecho que se ha ido transformando en un almuerzo y celebración que ocupa todo el día.

También han variado otros aspectos de la celebración, sobre todo en lo referente a la organización. En el pasado este ceremonial se caracterizaba por una mayor espontaneidad, en la que los familiares organizaban el almuerzo y se trasladaban a la zona escogida para festejar, hasta que el jardín de los Santos fue seleccionado como lugar fijo de celebración de esta festividad. Tras la desaparición de este lugar, el Ayuntamiento acometió la creación de un nuevo espacio para este día, el paraje de Montagón.

El día inicial de la celebración también fue modificado con el transcurso del tiempo para favorecer una mayor asistencia vecinal. La celebración en sábado ha beneficiado una mayor participación de los vecinos que han de trasladarse desde su lugar de residencia.

El Ayuntamiento financia la contratación de los grupos de música y animación que ameniza la velada, ya que cada grupo familiar organiza y financia los productos y alimentos que formarán parte del almuerzo.

Fuente: Guía Digital

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