Durante generaciones fue un punto clave para la vida diaria: aquí se recogía agua, se hacía una parada en el camino y se compartían charlas. Su presencia está ligada a la importancia del agua y los manantiales en la historia de Celín, que permitieron el cultivo de huertas y el asentamiento del núcleo urbano.
Hoy la fuente conserva ese aire tranquilo y tradicional. Es un buen lugar para detenerse un momento, escuchar el entorno y conectar con el ritmo pausado del pueblo. Muy cerca se pueden recorrer caminos rurales, el arroyo y otros puntos históricos, por lo que encaja perfectamente dentro de un paseo por la zona.





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