Situado en el recinto del castillo de Abla, Antonio Gil identifica un aljibe como tecnológicamente romano, alimentado mediante un acueducto, amortizado ya en época medieval, en torno al cual no son infrecuentes los hallazgos de sigilata.
Sólo queda la balsa del aljibe, cuya cubierta está casi totalmente derruida.
La entrada de agua al aljibe se producía a través de un acueducto, hoy desaparecido en su tramo final por las transformaciones de 1975, que subsiste en su mayor parte como acequia y que porta de la fuente de Abrucena.
Fuente: Guía Digital
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