sábado, 13 de abril de 2019

Ermita del Santo Sepulcro

Situada al Norte de Gérgal, sobre un cerro desde el cual se divisa gran parte del pueblo de Gérgal.
Su construcción es sencilla, típica de la zona, con anchos muros de piedra y barro con una techumbre de maderos que se apoyan en dos arcadas. 
Entrando a la  izquierda, encontramos una  pequeña capilla con un fresco de Jesús Nazareno en la pared y a la derecha una pila de agua bendita. 
Parece ser que está construida sobre un antiguo enterramiento prehistórico y que a lo largo de la historia ha conservado su sentido espiritual.
Durante muchos siglos de dominación árabe, en Gérgal hubo eremitas -ermitaños que viven en una ermita-, mozárabes y musulmanes que han dejado testimonio en algunos nombres de las lindes de Gérgal que provienen de los nombres de las sepulturas de santones que allí hubo, como la de Cabrismema o Cabalgaci, y aquí posiblemente debió de existir una de ellas.

Con la conquista del antiguo Reino de Granada por los Reyes Católicos todas las mezquitas y demás edificios religiosos islámicos se reconvirtieron en iglesias y ermitas, y pasó a ser un santuario de culto cristiano llamándose "El Santo Sepulcro", conservando en su nombre su primitivo origen.
Al lado de la ermita están las ruinas de la vivienda que habitaba la persona encargada de su mantenimiento y cuidado, heredera, en cierto modo, de los antiguos ermitaños.

Una leyenda que ha pasado a través de muchas generaciones de gergaleños cuenta que en el camino pedregoso que hay de acceso, se encuentra un hoyo hecho en la piedra que fue donde Jesucristo tuvo una de sus caídas cuando transportaba la Cruz a cuestas y allí clavó su rodilla. Está tapado con una piedra y dentro de él siempre hay una crucecita hecha con unos palos pequeños.

Ermita del Santo Sepulcro.
Todos los años en el mes de mayo, por la tarde, los fieles devotos, sobre todo las mujeres que son las que se encargan de su mantenimiento y cuidado, suben a Santo Sepulcro a recitar las novenas a la Virgen María y muchos años se suele celebrar también una misa en su honor. 
Detalle de los contrafuertes.
Vivienda adosada a la ermita





Texto confeccionado  por Francisco Miguel Merino Laguna.

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