La Hermandad de las Ánimas es la que originó esta tradición durante el siglo XVII, ya que tenían como objetivo financiar el entierro de los pobres y la aplicación de misas por su eterno descanso. La mayor parte del dinero que gastaba la hermandad lo obtenía de la petición de limosna durante la Navidad por parte de los cuadrilleros o hermanos cantores de las Ánimas. Esta petición de limosna se realizaba de casa en casa por los pueblos y campos y por parte de una cuadrilla de músicos de cuerda y percusión. Al frente de la cuadrilla estaba un "mayordomo" (representante de la cuadrilla) y el "guión" (cantor) que iban entonando coplas, cuyos dos últimos versos repetían los cuadrilleros. Estas coplas son las que se denominaban "Coplas de Ánimas".
Aunque hoy día esta manifestación ha desaparecido en gran parte de los municipios de la comarca, pueblos como Laújar, Fondón o Abla continúan cumpliendo con esta tradición. Actualmente estas agrupaciones musicales no actúan bajo la formación de instituciones religiosas (tradicionalmente denominadas Hermandades de Ánimas, hoy ya desaparecidas), sino que son los vecinos de la localidad, generalmente miembros de la banda de música de Abla, son los que voluntariamente participan en el ceremonial.
Se trata de una agrupación musical compuesta por varios instrumentistas, cuyo número puede oscilar entre diez o veinte personas, entre hombres y mujeres. Esta agrupación recorre las calles del municipio entonando coplas que aluden a las ánimas benditas y solicitando limosnas a los fieles. La función de recaudar limosna recae generalmente en la misma persona, que porta una hucha de hojalata donde se recoge el dinero donado. Este dinero se entrega a ciertas asociaciones benéficas o a la Iglesia, según las necesidades.
El Baile de Ánimas comienza la mañana del 1 de enero. Los músicos se reúnen en la Iglesia Nuestra Señora de la Anunciación alrededor de las once de la mañana para comenzar el itinerario que recorrerá gran parte del municipio de Abla. El recorrido comienza por la parte alta de la localidad, en la Barriada de San Antón, visitando las principales calles: calle Real Alta, calle San Antón, Placeta de San Antón y calle Llanadas Altas. Posteriormente comienza el recorrido por la parte baja del municipio, recorriendo las siguientes calles: Albaicín, Real Alta, Paseo San Segundo, calle Baja, calle Agua, Carretera de Almería y Avenida de los Santos Mártires. Llegados a este punto, la cuadrilla realiza un descanso para almorzar. Tras el almuerzo que realizan todos juntos en algún restaurante de la localidad y que es financiado por el Ayuntamiento de Abla, la agrupación reanuda el recorrido. A las cuatro de la tarde, aproximadamente, la agrupación continúa el recorrido visitando la Barriada de la Carretera de la Estación, situada a las afueras de la localidad, después toma la Carretera Almería para volver al municipio e iniciar el recorrido por el casco urbano de la localidad: calle Hermanos Tena, calle Cruz de San Juan, calle Maravilla, calle Real, Plaza Mayor, calle Camichete, calle Castillo, calle Lepanto, hasta llegar a la Placeta de la Iglesia, donde finaliza el itinerario.
La cuadrilla va visitando uno a uno los hogares de la localidad, saliendo los vecinos a recibir a los músicos, quienes comienzan a entonar y tocar una misma melodía que se repite durante todo el recorrido. Esta agrupación musical realiza varios ensayos previos a la actuación, con la finalidad de conseguir la afinación de todos los instrumentos, ya que la melodía es altamente conocida por todos los músicos. Hoy en día, la mayor parte de los músicos que intervienen en la actuación pertenecen a la banda de música de Abla. La partitura de esta melodía no está documentada por ser sobradamente conocida por todos los abulenses. La letra de la música que éstos tocan es la siguiente:
"A esta puerta hemos llegado
no se les cierra la puerta
y ellas se van tan contentas".
El itinerario que incluye el casco urbano y el extrarradio de la localidad concluye en el mismo lugar desde donde hace su salida, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, y tiene una duración aproximada de unas diez horas. El itinerario incluye el casco urbano y el extrarradio de la localidad.
Actualmente, los músicos que forman parte de la cuadrilla de ánimas no emplean un vestuario específico para participar en este ceremonial y, generalmente, utilizan prendas de calle. En el pasado los miembros de la cuadrilla vestían la tradicional capa larga de color negro que lucían los días de fiesta. Esta tradición está en trámites de recuperación, gracias a la iniciativa de los miembros de la cuadrilla, con la finalidad de otorgarle mayor espectacularidad y prestigio al ceremonial.
Se desconoce el origen de este modo expresión en el municipio de Abla, aunque es ampliamente constatado que el origen de estas Cofradías de Ánimas se encuentra en el culto a los difuntos y la preocupación por sus culpas y penas, desarrollándose sobre todo en el siglo XVI este culto especial por las almas de los difuntos por parte del Cristianismo, siendo las obligaciones de los cofrades asistir a las solemnes misas y procesión del día en conmemoración de los difuntos. Ampliamente difundido a lo largo de la geografía nacional y encuadrado dentro de las denominadas "Fiestas de Locos", su representación se lleva a cabo generalmente entre los días 25 y 28 de diciembre, Día de los Inocentes.
La costumbre de participar en el Baile de Ánimas se ha transmitido generacionalmente entre los integrantes de una misma familia. El prestigio social que otorga la intervención en este ceremonial es uno de los mayores atractivos para los músicos que se animan a participar de manera voluntaria.
El director de la banda de música de Abla fue el impulsor de toda una generación de músicos que, durante décadas, participaron activamente en esta tradición y que han transmitido a las siguientes generaciones.
El Baile de las Ánimas ha llegado hasta nuestros días sin transformaciones sustanciales. La cuadrilla de ánimas interpreta, a la puerta de los feligreses, la misma melodía que entonaban sus antepasados, solicitando limosna para sufragar los entierros de los pobres. La Iglesia era la encargada de gestionar el dinero recaudado. Hoy en día, el dinero se destina a determinadas obras impulsadas por asociaciones benéficas o a la Iglesia, según las necesidades.
Las fiestas navideñas son el marco en el que tradicionalmente se desarrolla esta manifestación. En el pasado el recorrido se alargaba durante días, siendo obligada la visita a todos los cortijos pertenecientes al término municipal de Abla. Hoy en día el recorrido se completa en una jornada, debido principalmente al despoblamiento que afecta a estos núcleos poblacionales o cortijadas.
La cuadrilla de ánimas recorría hasta en dos ocasiones el municipio de Abla. El 25 de diciembre y el 1 de enero son las fechas escogidas, por su valor simbólico, para apelar a la bondad cristiana. Actualmente esta agrupación ha reducido el número y extensión de las salidas, quedando exclusivamente la actuación del 1 de enero.
El gran esfuerzo que realizan, sin ningún ánimo de lucro, los integrantes de esta agrupación musical se ve recompensado por el acogedor recibimiento que reciben de la población abulense. Los vecinos abren sus casas para ofrecer a los músicos un refresco, agasajándolos con la intención de conseguir la ejecución de piezas musicales que, generalmente, derivan en baile; en el pasado se demoraban durante horas.
Uno de los cambios más significativos fue la llegada de mujeres a esta agrupación musical en la década de los ochenta del siglo XX aproximadamente, ya que la población femenina ha estado excluida de la participación en este ceremonial.