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domingo, 7 de julio de 2019

Ermita de Castala

La ermita presenta una sola nave rectangular de reducidas dimensiones. Los muros están realizados en tapial sobre cimientos de mampostería, aunque resulta difícil determinar si se trata de cajones de tapial entre rafas y cintas de ladrillo, o si únicamente se utiliza tapial, ya que todo el exterior aparece con revoco. Tan sólo en el exterior de la cabecera se observa el tapial, utilizándose el ladrillo como refuerzo en las esquinas. En los pies presenta una portada latericia con pilastras toscanas y entablamento que enmarcan una puerta con arco carpanel. La torre, adosada a la cabecera, está compuesta de dos cuerpos, divididos por una cornisa situada a la misma altura que el alero de la nave. El cuerpo inferior está decorado con dibujos geométricos mediante la técnica del esgrafiado. Esta decoración se extiende por el lateral de la nave, si bien su visión resulta difusa al estar encalada la ermita. El cuerpo de campanas está abierto con un vano en cada lateral. El interior de la nave consiste en un único espacio en el que el presbiterio aparece marcado por una ligera elevación respecto al suelo y está cerrado con una cubierta plana de cañizo y yeso. La sacristía ocupa el cuerpo inferior de la torre y se accede a través de un arco de medio punto.

Ermita de Castala.
San Tesifón Patrón de Berja.
Se encuentra en la barriada de Castala, situada a 6 km. del núcleo urbano de Berja y al pie de la Sierra de Gádor.


A mediados del siglo XVII se despertó en Berja la preocupación por las ruinas del templo de Castala. Ya en 1661, el mayordomo de San Tesifón reconocía que en sus fiestas se recogían limosnas para erigir una ermita. Así, Juan Aparicio había recogido cierta cantidad de madera “para la ermita que se pretende azer a dicho santo”. Los avatares particulares de la hermandad hicieron que la ermita de San Tesifón de Castala se levantase en la segunda mitad del siglo XVII, pues en 1699 el licenciado D. Francisco López de Burgos recibió, por orden arzobispal, 30.815 maravedíes para ornamentar la ermita. En la segunda mitad del siglo XVIII debió de construirse la torre en sustitución de la antigua espadaña.

La ermita se encuentra rodeada de cultivos tradicionales y frente a su fachada se levanta un cortijo.
La bella veleta de forja de hierro que corona el tejado de la torre está tumbada y necesita una restauración.


Castala poseía una pequeña iglesia anterior a la rebelión de los moriscos de 1568. Erróneamente, el padre Tapia impuso a este templo la advocación del santo, aún cuando no se registra con tal título en el libro de apeo y repartimiento de Berja. Este templo debió ser una pequeña mezquita reutilizada como templo cristiano, o una iglesia de nueva planta en la que se realizaron obras en 1533 a cargo de la Contaduría. Tras el alzamiento morisco, los cortijos de Castala se despoblaron y la iglesia sería abandonada. No obstante, sabemos que la iglesia de Castala estaba en pie en 1575 y se situaba en el Barrio Mayor.

La ermita tiene un gran valor simbólico y paisajístico.

Fotos: David Téllez

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