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lunes, 3 de julio de 2023

Iglesia Parroquial Santa María de La Anunciación (Níjar)

 Recibe el nombre de Santa María de la Anunciación y fue mandada construir por el obispo Antonio Corrionero en el siglo XVI. Se levanta en torno a una torre fuerte preexistente. Pertenece al conjunto de iglesias que se erigen en la provincia en paralelo a la repoblación cristiana tras los intentos de asimilación y posterior expulsión de los moriscos. Tiene de particular su función defensiva siendo edificada durante el reinado de Carlos I pudiendo observar su escudo en la torre-fortaleza. Cabe destacar su reloj siendo el original y cambiado de lugar en la última restauración en el año 2005.

El edificio se constituye a base de una nave central, a la que se adosan dos naves laterales separadas de ésta por arcos de medio punto sustentados en pilares octogonales. La cabecera está diferenciada por el ábside (arco sobre el altar). Presenta también el habitual coro elevado sobre los pies del templo. En el altar observamos un retablo de estilo barroco con 3 cuerpos: el inferior sustenta el retablo, en la calle izquierda de éste se encuentra San Antonio, en la calle central la Inmacula de de Alonso Cano del siglo XVIII y en la calle de la derecha San Sebastián, patrón de Níjar celebrado el 20 de enero y por último en el cuerpo superior se encuentra un medallón que representa la Santísima Trinidad, de origen anónimo.



Se incorpora también la imagen de San José en madera policromada del siglo XVIII perteneciente a la Escuela Granadina y que es una de las imágenes más importantes que conserva el patrimonio diocesano de Almería.

En la parte superior derecha del presbiterio se encuentra el cuadro de Nuestra Señora de la Anunciación, también de autor desconocido y que da nombre a nuestra iglesia.




En su interior podemos encontrar también objetos de cierta importancia artística. Por ejemplo la conservación del antiguo mecanismo del reloj de la iglesia, el cual data de principios del siglo XVIII. En el baptisterio podemos observar el Cristo Yacente perteneciente a principios del siglo XIX. En esta misma capilla podemos observar los vasos sagrados del siglo XVI, junto con el copón dorado de ese mismo siglo, aparte de otros cálices y copones del siglo XVII.

Bancos siglo XVI
Bancos siglo XVI






Esta iglesia comparte con el resto de templos de la época su orden constructivo y el artesonado y armadura mudéjares. Los tirantes (travesaños) de madera de una sola pieza están tallados con atauriques de estrella y lacería, dotando al techo de gran valor estético, y son las originales recientemente restauradas.

Hoy en día esta Torre es utilizada con la función de campanario. Destaca sobre la puerta de entrada principal el escudo del obispo Corrionero que cayó en el año 2008 debido a un terremoto y recientemente restaurado. El que está colocado en su lugar es una copia y el original se encuentra en el baptisterio.




Fotos: David Téllez

martes, 14 de marzo de 2023

Iglesia de Huebro

A principio del siglo XVI, en mayo de 1505, cuando se decide qué parroquias han de erigirse en el Obispado de Almería, a la población de Huebro se le asignó la parroquia de Santa María de Níjar, permaneciendo así durante medio siglo hasta que el obispo Antonio Corrionero Babilafuente dispuso que Huebro tuviera su propia parroquia. El escudo episcopal del Obispo Corrionero presidió y preside la portada principal de esta pequeña iglesia de cajón de tres tramos y de estilo mudéjar que casi una vez terminada su construcción fue olvidada y sumida en el abandono tras las sublevaciones y expulsiones de los moriscos con el consiguiente despoblamiento de Huebro. Durante mas de un siglo se produce el silencio, el vacío escrito, nada nos habla sobre los asentamientos en la zona. A finales del siglo XVII, en el correr del año 1690 se tiene noticia de que el pastor Sebastián de Parra, natural de Dalias, trajo hasta Huebro la imagen de la Virgen del Rosario, diciendo que la encontró en los montes de los alrededores mientras guardaba su rebaño. Los vecinos la llevaron al templo y la vistieron del Rosario. Durante muchos años se la conoció con el nombre de la Virgen de Parra y dando origen a más de una leyenda. Con el reinado de Carlos III, que tanto alegro y benefició a los vecinos de Níjar y alrededores, en el año 1773 se restauró la Iglesia de Huebro aunque seguía servida por el clero de Níjar, hasta que, con el pontificado de Fray Anselmo Rodriguez (1780-1798), se produjo su segregación. En esa misma época, en 1787, el arquiteco del Obispado Juan Antonio Munar dirigió las obras de ampliación de la cabecera del templo, del bautisterio y el campanario. 













 Al comenzar la Guerra Civil del 36, y teniendo conocimiento de la quema de imágenes en algunas poblaciones, los vecinos de Huebro, José Sánchez Llamas y su padre, sacaron la imagen de la iglesia y la enterraron en un lugar desconocido para evitar que esta fuera pasto de las llamas. Fueron delatados, y bajo presiones y amenazas sobre su familia, tuvieron que revelar el lugar donde la habían enterrado, finalmente fue quemada. La imagen actual se adquirió después de finalizada la contienda. En los años 80, la iglesia, perdió su artesonado mudéjar, debido a la falta de mantenimiento por partedel clero, y al desconocimiento de los vecinos, que en su afán por terminar con las goteras y el ataque de la carcoma, sustituyeron por placas de Uralita, una verdadera obra de arte. La última restauración se ha terminado en el año que nos toca vivir y que se escriben estas líneas, 2011 y podemos decir que esta Iglesia continua siendo exponente de un tipo de iglesias-fortaleza muy características en Almería. Características arquitectónicas Una nave rectangular cubierta a dos vertientes con un tejado de teja, sostenida por contrafuertes exteriores que se corresponden con arcos interiores. A sus pies se levanta la torre fuerte prisma trapezoidal de mampostería, alojando el campanario cuadrangular de ladrillo con arcos de medio punto a cada lado y cubierto por tejado a cuatro aguas de teja sobre armadura de madera. Entre la torre y la nave se adosa la capilla del bautisterio. Al fondo a cabecera se amplía con la sacristía. El interior de la nave, dividido en tramos por cinco arcos fajones sobre pilares con imposta, se cubre con una sencilla armadura de pares de madera. El hastial de la capilla mayor se decora con un gran frontón triangular, apeado sobre pilastras dóricas, que alberga el arco donde se encuentra la imagen de la Virgen del Rosario, patrona de la parroquia. A los pies, se alza una tribuna sobre un alfarje de madera, sustentado por una gran viga sobre sendas zapatas. Bajo el coro, un simple dintel enmarca una puerta, que permite el acceso por los pies del templo. La entrada principal, cerca de la cabecera, se abre al lado izquierdo de la nave, con una escalinata que desemboca en un gran arco de medio punto con impostas, fabricado en sillería, sobre el que campea el escudo episcopal de don Antonio Corrionero. Esta portada hace esquina con la casa parroquial, adosada a esta zona del templo.




Fotos: David Téllez
Fuente: Almeriapedia

domingo, 15 de noviembre de 2020

Fuente Amarguilla - Cortijo Nuevo

En este trabajo se exponen las principales aportaciones del estudio del yacimiento Fuente Amarguilla-Cortijo Nuevo situado en Almería. En las excavaciones realizadas en 1977 y 1997 se documentaron restos arqueológicos singulares que hasta ahora han permanecido inéditos. Este artículo presenta una síntesis del estudio de los conjuntos materiales y docu-mentación gráfica del yacimiento. Se plantea la existencia de un espacio funcional dedicado al almacenamiento y procesado de productos alimenticios, posiblemente cereal. El análisis realizado sobre los restos arqueológicos evidencia la ausencia de referentes cercanos. La interpretación de su funcionalidad y la recuperación de la entidad arqueológica del yaci-miento se ha realizado con el apoyo de una serie de analíticas que respaldan las hipótesis presentadas. Los análisis de C14 sitúan al yacimiento en momentos finales de la cultura argárica y posteriores








sábado, 8 de agosto de 2020

Castillo de Tálbal

Conocida como Castillo de Tálbal o Tárbal,  estas ruinas corresponden más a una posible torre de alquería que a las de un castillo propiamente dicho. Localizada en una suave loma al pie de la Sierra Alhamilla en la margen derecha del barranco de las Palomas y el cortijo del Serranillo. Sus muros construidos con mampostería de cal y canto, conservan restos de sus estructuras internas con al menos tres salas ortogonales. También en el exterior y adosada a la torre encontramos restos de muros y pavimentos de posibles edificaciones. El conjunto se encuentra en mal estado, semienterrado y a punto de desaparecer. La cerámica encontrada en la zona  la sitúan entre los siglos XI y XVI. 


miércoles, 24 de junio de 2020

Molino de Agua Cortijo Del Marchal

Cortijo del Marchal. Junto a él, el molino de agua.









Despoblado de Inox

Inox era un pueblo español, actualmente desaparecido, que se localizaba al oeste de la localidad almeriense de Níjar, a pocos kilómetros de la cabecera municipal, junto a un cerro que se consideraba inexpugnable. Este peñón había sido fortificado por los moriscos de la comarca y con la ayuda de turcos y berberiscos, aventureros que habían llegado expresamente para ayudarles.

No confundir con el Acero inoxidable, cuyo nombre se suele abreviar como Inox.
La inestabilidad del momento hizo que en el peñón se concentraran moriscos llegados de Tabernas, Huebro, Lucainena de las Torres, Níjar, Turrillas; y de poblaciones del Bajo Andarax, como Gádor, Viator, Pechina, Rioja y Benahadux; e incluso del arrabal de la ciudad y de los lugares de Alhadra y El Alquián.

Todas esas familias habían llevado consigo no sólo sus ganados sino también sus ahorros y sus alhajas, pues los moriscos pretendían emigrar a África con lo más que pudieran, ya que les habían prometido para ello doce bajeles.



La situación de Almería en 1569 era insostenible. La ciudad estaba repleta de moriscos, vecinos unos de la ciudad y otros refugiados de las aldeas cercanas. Eran moriscos pacíficos, pero los cristianos viejos recelaban de ellos, los consideraban espías o conspiradores. Por todo ello el Capitán Francisco de Córdoba, que por aquel entonces era jefe civil y militar de Almería, recibió el auxilio de la flota de Gil de Andrada, compuesta de nueve galeras, alimentos y municiones.

Aquello significó para Almería un escenario totalmente distinto y don Francisco de Córdoba propuso a Gil de Andrada lo que se llamó el negocio de Inox: atacar a los moriscos no era realmente una cruzada sino una ocupación lucrativa, una manera de aumentar su patrimonio, ya que el jefe militar de Almería cobraba la quinta parte de todo lo tomado al enemigo.

El negocio no podía ser más tentador para los cristianos de Almería, que emprendieron la marcha hacia el cerro de Inox el día 29 de enero del mismo año, temprano por la mañana. El deseo de lucro hizo que se enrolara cuánto hombre pudiera empuñar las armas. De todas las clases sociales acudieron animosamente para atacar el fuerte de Inox, tanto que la ciudad de Almería debió de quedar desguarnecida con la salida de casi todos los hombres en edad de tomar las armas.

El uno de febrero se inició la batalla. La orografía daba, en principio, toda la ventaja a los cristianos, que situados bajo las grandes peñas del cerro no eran alcanzados ni por las rocas que arrojaban los moriscos ni por las flechas que disparaban, en cambio los rebelados ofrecían un certero blanco a la arcabucería. Sin embargo, el arrojo de los moriscos era tal que estuvieron a punto de hacer cambiar el rumbo de la batalla, pues muchos cristianos empezaron a huir, y todo se habría perdido si unos capitanes no hubieran sorprendido a los rebeldes por la retaguardia, subiendo por unas rocas que estaban hacia el este del peñón.

Ello decidió la victoria cristiana. Según las crónicas, más de cuatrocientos moriscos murieron en la pelea y fueron hechos prisioneros más de 2700 entre mujeres y niños, y una cantidad enorme de ropa, joyas, oro y plata, ganado, etc., estimados por entonces en más de quinientos mil ducados. Aunque los cronistas hubieran exagerado algo, las cifras son lo suficientemente elevadas como para considerar la victoria cristiana de Inox como un auténtico negocio.

Desde entonces, a esa zona de la conoce como La Matanza en recuerdo a la masacre de aquellos inocentes.

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