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viernes, 7 de enero de 2022

La Muralla Andalusí de Somontín

Shumuntan fue bastión importante en el siglo X, correspondiente al señorío de Bobastro del muladí Omar Ibn Hafsum. La cerca o muralla musulmana de Somontín está documentada en el Libro de Apeos y Repartimientos de la Villa de Somontín (siglo XVII) y en el Libro del Cadi de Somontan (siglo XV), ambos conservados en el Archivo Histórico del Reino de Granada, se encuentra en la localidad del mismo nombre, provincia de Almería. Está situada en el centro de la villa, en los alrededores de la Iglesia, en el Barrio de la Iglesia junto a la Casa del Cura .

El lugar de Somontín (Shumuntan), toda vez que en el siglo X aparece en los documentos árabes como fortaleza musulmana (hisn Shumuntan). La alquería medieval con sus tierras de labor está agrupada formando su hisn alrededor de la mezquita aljama (Iglesia) y plaza del Zoco. El lugar fortificado es totalmente estratégico para controlar el área de cultivo. En la estrategia de defensa destaca su altura, las murallas de piedra y su amplia visibilidad sobre el territorio, que podía dar aviso a toda la población en caso de ataque o amenaza, gracias al Torreón principal (torre de la Mezquita), en la parte más elevada. Entre los siglos IX a XIII queda definitivamente construida la cerca amurallada sobre dos núcleos defensivos, con entrada principal en el porche que comunica a través de un emporchao o tinao con la plaza de la Iglesia (Mezquita) y a partir de esta un segundo círculo defensivo donde se conservan los restos de la cerca musulmana y la entrada principal de este segundo círculo que se realiza por la cuesta y porche del Pretil. Los alarifes(maestro de albañilería) construían los muros con una distribución orográfica (las murallas se conservan con una altura de 4-5 metros por más de 70 metros de largo y alrededor de 60 cm. a 1,5 metros de ancho en varios tramos) a base de piedras trabadas y dispuestas con fragmentos más o menos regulares. Podemos ver la distribución de la cerca alargada con muros rectos y torreones cuadrangulares, de tamaños diversos y adaptados al terreno con una entrada almohade en recodo. La muralla o cerca de la villa ha sido ocupada por las viviendas que se han ido construyendo intramuros, excepto en el mirador de la casa cura, donde podemos observarla en toda su integridad y altura.  El estado de ruina y empeoramiento progresivo por la mano del Hombre en las viviendas colindantes . Sólo se conservan Restos de alguna muralla, 2 Torres y una acequia.







Fuente y Fotos : Joaquín Berengue

jueves, 19 de marzo de 2020

Asentamiento Venta Picolo

Asentamiento en el que se pueden observar algunas alineaciones de murallas y derrumbes. Su ubicación le da un carácter estratégico a nivel visual, dominando todo el Alto Altiplano de Chirivel. Los materiales arqueológicos superficiales son escasos, debido posiblemente al sellado de sus niveles arqueológicos.

lunes, 24 de febrero de 2020

Murallas del Cerro de San Cristóbal

Durante el siglo XI, el aumento de la población de Almería obligó a extender el área murada por la zona situada a levante.

Este hecho se resolvió a través de una nueva muralla que arrancaba aproximadamente del punto medio de la Alcazaba y descendía por "la Hoya" dividiéndola en dos, bajando desde el Baluarte del Espolón de la Alcazaba y atravesando la depresión hasta unirse al extremo del Cerro de San Cristóbal. Esta muralla lineal entre los dos cerros, denominada "de la Hoya" o "de Jayrán", fue construida entre los años 1012 y 1028, reforzada a lo largo de su recorrido con torres cuadradas.

Ya en la cima del Cerro de San Cristóbal, la muralla se reforzaba con una serie de torres de sillarejo y de planta redonda, de cronología incierta, que se relaciona con la conquista de la ciudad de Almería en la época de Alfonso VII. Así, el cerro, conocido como Yabal Laham, posee un sistema defensivo compuesto por varias torres de sillarejo y de planta ultra circular, que se van adosando unas a otras protegiendo la cortina de la Hoya, destacando en ella la puerta de acceso a la Almudaina, con una fachada septentrional de construcción ciclópea con una gran piedra como dintel y que da acceso a la EEZA.

Para la restauración de los torreones derruidos tras la contienda del siglo XII, se reutilizaron bolaños que se encontraban por el suelo y se han encontrado cruces de posible origen templario grabadas en la argamasa utilizada.


Murallas de Jayrán.



Puerta de la Almudaina.








Fotos: David Téllez

sábado, 30 de marzo de 2019

Cerro del Rayo

Las investigaciones en el Cerro del Rayo en el año 1957 duraron solamente unas dos horas. Se investigaron dos cistas de piedra, de las cuales la mayor contenía dos vasos de cerámica mientras la más pequeña estaba totalmente vacía. Además se observaron otras cistas violadas ya con anterioridad. Las dos cistas de piedra que se limpiaron se encontraban en el borde meridional del Cerro del Rayo, alineadas visiblemente en la ladera.


Cerro del Rayo. 
Cerro del Rayo .Aquí se puede apreciar la muralla que recorre toda la ladera sur.

Tumba 1, cista; Con lajas de pizarra.  En el interior: Olla cerrada, con el borde ligeramente marcado y apenas saliente, cuerpo del vaso alto y ovoide con tonos marrón claro y marrón grisáceo. 

Tumba 2, cista;  En el interior no apareció hallazgo alguno.

Cista 
La costumbre funeraria exclusiva en la Edad del Bronce es la inhumanación .Las cistas de piedra son las tumbas conocidas como forma de enterramiento habitual aunque posteriormente  y más adentrada la etapa del Bronce también tendrán importancia los enterramientos en urnas o tinajas.
La cista esta orientada hacia el Este ,como señal de renovación de vida.
Detalle de las lajas de piedra que conforman la tumba.

Se pueden observar por el yacimiento lajas de piedra posiblemente de otras cistas como forma de enterramiento.

Además de la necrópolis, en la que hasta ahora sólo se conocen cistas de piedra como forma de enterramiento, existe en el Cerro del Rayo un poblado de la Edad del Bronce atestiguado por el momento solo por hallazgos de superficie, existiendo restos de muralla en las zonas más vulnerables del cerro.


La muralla sigue el recorrido de Sur a Norte por la cara Este del cerro, asegurando así las zonas más vulnerables del asentamiento.



Fotos: David Téllez

sábado, 16 de febrero de 2019

Murallas de Adra

El recinto amurallado tenía forma de hexágono irregular de 475 metros de longitud con siete torreones en las esquinas. El castillo, un recinto rectangular, ocupaba el extremo sureste del perímetro, y disponía de su propia torre del homenaje. Dos puertas permitían el acceso a la población, la Puerta de Tierra, hacia el río (y Almería), en el este, y la Puerta del Mar hacia la costa. La fábrica de estas murallas se compone de mampostería y mortero de cal, siendo los mampuestos más voluminosos los que ocupan la base y se van haciendo más pequeños hacia las partes altas. La piedra es la propia de la zona, pizarras y esquistos así como cantos rodados del cercano río de Adra. Todo el conjunto se encontraba enfoscado con un mortero de cal. Tanto las murallas como las torres estaban salpicadas de troneras y saeteras. Con la disminución del peligro de ataques en el siglo XIX las murallas fueron demoliéndose paulatinamente para favorecer la ampliación y comunicación de la población, de modo que lo que hoy pervive son los últimos restos de este recinto que fueron quedando ocultos entre las construcciones que iban surgiendo. Hoy quedan restos de algunos lienzos y torres incrustados en el urbanismo actual de la ciudad, que han sido recientemente restaurados en su mayoría, concretamente el Cubo de la Carrera (torre de la Vela) y el Cubo del Cementerio (torreón de la Olvera), que son los dos vestigios más relevantes del antiguo recinto, junto con un pequeño tramo del lienzo oriental del perímetro, conformándose así pues como tres tramos de muralla restaurados, sin conexión entre ellos hoy, que se han integrado en el actual urbanismo de la ciudad. En los dos casos más notorios junto a la torre quedan sendos restos de murallas, de cierta significación en el caso del Cubo del Cementerio, y escasos en el caso del Cubo de la Carrera. El resto de menor relevancia antes mencionado es un segmento de lienzo de la muralla de la cara oriental del amurallamiento de la ciudad, hoy entre edificaciones. Queda un cuarto resto reseñable que se corresponde con el torreón, torreón de D. Pablo Moya, que ocupaba la esquina suroccidental del recinto, junto con un trozo del lienzo asociado, pero ha quedado completamente entre edificaciones, usándose los restos de la muralla como muros de viviendas posteriores, siendo difícil su correcta delimitación.

Planimetría.
Torreón de la Vela.
Todo el conjunto esta declarado como B.I.C .


Torreón de la Olvera.
Murallas.
Murallas.
Cartel informativo.

Fotos: David Téllez


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