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viernes, 14 de febrero de 2020

Terrera Ventura

Este sitio arqueológico se encuentra ubicado en la cuenca de Tabernas, depresión localizada en el pasillo intermontañoso a sotavento de los grandes relieves montañosos de Sierra Nevada y de los Filabres. Estos relieves interceptan la humedad de las masas de aire oceánicas encauzadas por vientos de poniente. Sin embargo, durante el tercer milenio el paisaje era muy distinto al actual. Los análisis arqueozoológicos y antracológicos obtenidos en las excavaciones, han podido reconstruir parcialmente las características climáticas y de vegetación del territorio del poblado. La presencia de restos óseos de ciervo, cabra montesa, jabalí, conejo, gato montés e incluso oso pardo, señalan la existencia de un clima mucho más húmedo y boscoso, donde dominaría el bosque mediterráneo septentrional, con presencia de un diverso substrato arbustivo.



El Desierto de Tabernas, se encuentra definido por amplias llanuras combinadas con cerros de mediana altura. Se localiza a su vez en el corredor Sorbas-Tabernas, zona de paso que comunica las sierras de Cabrera y Alhamilla con la sierra de Filabres. 

El sitio arqueológico se encuentra en una zona de penillanura, terraza fluvial situada entre las ramblas de Tabernas y de Los Molinos y a a unos 12 km de Los Millares. A partir de todos los trabajos realizados en este sitio, se puede concluir que en este espacio se constatan tres fases cronoculturales principales: 

Fase Inicial             (2.850 - 2.550 a.n.e.); 
Fase Intermedia     (2.550 - 2.250 a.n.e.) 
Fase Final               (2.250 - 1.950 a.n.e.). 

Asimismo, como así se indica en las monografías publicadas (GUSI, 2011: 86), se intuye una fase original o fase cero, que se correspondería con la ocupación primigenia, fechable alrededor del 3000 a.n.e., si bien no se pueden asociar a elementos materiales.

Este sitio arqueológico pertenece a lo que se ha venido llamando Cultura de Almería, definida hace ya unas décadas a partir de las investigaciones desarrolladas en el sustrato indígena del Neolítico Final del Sureste peninsular, desde la zona oriental granadina hasta la almeriense-murciana, teniendo como epicentro el poblado de Los Millares (Santa Fé de Mondújar, Almería), pasando por Almizaraque (Cuevas de Almanzora, Almería), El Tarajal (El Barranquete, Almería), Fuente Bermeja (Antas, Almería), o Ciavieja (El Ejido, Almería), entre otros. 

Según F. Gusi, investigador principal de este sitio, Terrera Ventura tiene 4 fases de ocupación, correspondientes a dos horizontes culturales claros.
Premetalúrgico y precampaniforme, y otro, metalúrgico y campaniforme. Para este investigador, el cerrillo de Terrera Ventura constituye un verdadero tell en el sentido estricto de la palabra, ya que los distintos poblados que se asentaron en el lugar se fueron superponiendo unos encima de otros durante el amplio período, por los menos de 700 años, en que se asentaron las distintas fases del yacimiento" (GUSI, 1991: 74). 

Dichas fases quedan definidas por las siguientes características:

 Primer Horizonte

a. Fase 0: se documentan evidencias de una primera ocupación, anterior al calcolítico, de la que no se encontraron evidencias materiales. Se correspondería con un momento de ocupación adscrito al Neolítico Final, alrededor del 3000 a.n.e. Este período primitivo se evidencia en los restos fundacionales de unas estructuras de habitación de planta circular, así como en numerosos y pequeños canales, recortados en el sustrato rocoso, que desembocaban en depósitos circulares.

b. Terrera Ventura I (2850-2550 a.n.e.): se situaría en el proceso de transición entre el Neolítico Final y el Calcolítico Inicial, con estructuras de hábitat de planta rectangular (una de ellas con cabecera semicircular) y también zócalos en piedra de planta semicircular.
El conjunto cerámico está compuesto por vasijas exentas de decoración en su mayor medida, a excepción de algunos fragmentos, los menos, decorados a la almagra o pintados en color rojo. Las formas más habituales se corresponden con platos, cuencos semiesféricos y vasos globulares, que perviven en su mayor parte tipológicamente en fases posteriores. La industria lítica es escasa, siendo la fábrica ósea mucho más abundante, con presencia de punzones, espátulas y retocadores.

c. Terrera Ventura II (2550-2250 a.n.e.): presenta una cultura material similar a la de la fase anterior. Las plantas son de dos tipos, semicirculares y cuadrangulares, con hogares de planta cuadrada.

En cuanto a la cultura material, tipológicamente mantiene sus formas tradicionales. Si bien siguen predominando las piezas lisas, aumenta la producción decorada, tanto a la almagra, como decoraciones externas a partir de motivos puntillados, incisos y pintados. Con una industria lítica prácticamente testimonial, el utillaje óseo sigue conservando los tipos tradicionales, a los que se unen algunas piezas fabricadas sobre placas de hueso y falanges de ovicápridos. Algunas de estas piezas han sido identificadas como representaciones cultuales (GUSI, 2011: 91). 

Segundo horizonte

a. Terrera Ventura III (2250-1959 a.n.e.): en esta fase final de la aldea la cultura material sufre un cambio sustancial, con la implantación de la metalurgia y la presencia del vaso campaniforme, aunque el modelo urbanístico no presenta grandes modificaciones con respecto a las pautas constructivas definidas en las fases anteriores.

En esta fase se produce un fenómeno de diversificación tipológica de los objetos cerámicos, surgiendo los tipos campaniformes más prototípicos. La industria ósea experimenta una mayor calidad de manufactura gracias a las innovaciones técnicas, y aparecen nuevos objetos de carácter cultual, como los famosos ídolos-falange. Con un espacio "habitable", según la combinación de la densidad de estructuras exhumadas en las excavaciones llevadas a cabo junto con la paleotopografía del lugar, de unos 2500 metros cuadrados, se calcula que el poblado tendría una media aproximada de entre 150-200 habitantes (GUSI, 2011: 97).


Datos Históricos

Su descubrimiento se produjo de manera casual, por D. Modesto García Contreras, en el verano de 1929. Recorriendo el entorno de Tabernas y concretamente del cortijo de La Joya, reparó en la presencia de abundantes restos cerámicos en superficie. A su regreso a Almería, dio cuenta de su hallazgo a un investigador local, D. Juan Cuadrado, quien realizó la primera intervención en el lugar.

Previamente a las campañas realizadas entre los años 1972 y 1975, tan solo se documentan dos intervenciones metodológicas, la referida a Juan Cuadrado en 1944, cuyos resultados fueron publicados años más tarde (TOOP y ARRIBAS, 1965) y por Martínez Santa-Olalla, Comisario General de Excavaciones Arqueológicas, entre los años 1947 a 1950, documentación inédita en la actualidad. 

La primera consistió en la realización de un pequeño sondeo en el extremo sur del yacimiento. Las campañas posteriores se realizaron en la zona suroeste del poblado, pero nunca fueron publicadas, salvo una pequeña reseña realizada por Santa-Olalla en el V Congreso Arqueológico del Sureste y I Nacional de Arqueología, celebrado en Almería en 1949. 

Los materiales arqueológicos procedentes de esas excavaciones fueron depositados en los museos de Almería y Arqueológico Nacional de Madrid. Con posterioridad a estas primeras aproximaciones al sitio arqueológico, Terrera Ventura es citado, aunque de forma breve o poco detallada, en algunos trabajos generales, principalmente a través de investigadores foráneos que habían puesto el foco en el desarrollo histórico y la secuencia poblacional peninsular.

La investigadora italiana Laviosa Zambotii (LAVIOSA, 1955) centra su trabajo en la comparativa tipológica de algunas de las piezas aparecidas en el yacimiento con ejemplares mediterráneos, mientras que el prehistoriador galés Savory (SAVORY, 1968) analiza algunos materiales cerámicos y los pone en relación con la fase inicial de la conocida Cultura de Los Millares.

Más tarde, uno de los investigadores referentes por aquella época, el alemán Schüle, incluye al yacimiento de Terrera Ventura dentro de una clasificación en la que se integran algunos de los sitios arqueológicos más significativos de la prehistoria peninsular, como Los Millares, Zambujal, Cerro de la Virgen o Almizaraque (SCHÜLE, 1966). Finalmente, el matrimonio Leisner (LEISNER, 1950) también se aproxima al análisis de Terrera Ventura, pero con el hándicap extendido a todos los investigadores anteriores, puesto que manejó, de forma indirecta y sesgada, datos procedentes de Martínez Santa-Olalla.

Entre 1972 y 1975 se llevan a cabo cinco campañas de excavación, dirigidas por el matrimonio de arqueólogos formado por C. Olaria y F. Gusi, que, son los investigadores que han sintetizado y definido con mayor profundidad el origen y devenir de este sitio arqueológico. En Tabernas, el Neolítico queda representado en el yacimiento Terrera Ventura, poblado situado por encima del cauce de la Rambla de los Molinos, a unos 250 metros de la carretera nacional 340. Según su excavador, encontramos desde un neolítico final hasta un cobre Antiguo y pleno.


Fuente : Guíadigital

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