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lunes, 23 de enero de 2023

Molino de Siorio

Molino del Sioro, último de la serie que había en la Rambla de Gérgal.





Lavadero de Gérgal

 Lavadero de Gérgal.










Ermita de San Gregorio

 La Ermita de San Gregorio se encuentra situada al Este del núcleo urbano de Gérgal, sobre la cima de la montaña conocida como Loma de Tablas, muro natural de la parte derecha del cauce de la Rambla de Gérgal. Su antigüedad es desconocida, probablemente sea de la misma época que la Ermita de Santo Sepulcro y tenga también su origen en un enterramiento prehistórico que más tarde, en época árabe, sirvió de sepultura de algún santón que habitó en ella, pasando con la conquista cristiana a ser una Ermita para el culto a la que se bautizó con el nombre de San Gregorio por alguna circunstancia o hecho.






Fotos: David Téllez

Escultura Virgen del Carmen

LA HOSPITALARIA VILLA DE GERGAL

A SU PATRONA Y ALCALDESA HONORARIA LA SANTÍSIMA

VIRGEN DEL CARMEN

A.D. XIII.XI.MMXXII








Fotos: David Téllez

Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (Gérgal)

 No se sabe la fecha de su construcción. En el proyecto de reforma que diseñó en 1771 el arquitecto Francisco Ruiz Garrido de Vera, que luego no se ejecutaría como estaba previsto por falta de presupuesto, se cuenta que fue construida de nueva planta a partir de 1680 por el Conde de la Puebla.

Se sabe que en 1581 la primitiva Iglesia de Santa María -terminada en 1561-, situada a la derecha del Castillo mirado de frente, seguía en ruinas después de ser incendiada y destruida en la Rebelión de los Moriscos (1568-1570), por lo que debemos pensar que la Iglesia actual de Ntra. Sra. del Carmen debió construirse como mínimo a finales del siglo XVI o principios del XVII, porque en esta época apenas si había habitantes después de que fueran vencidos y expulsados los moriscos. Las tierras que ocupaban se repoblaron con expediciones de cristianos venidos de otros lugares. Fue así como hasta finales del siglo XVI no se recuperó en parte la población y sería a partir de esta época cuando se emprendería la construcción de la actual Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen.


Hay quien piensa que cuando los moriscos incendiaron la primitiva Iglesia de Santa María se salvó su armadura mudéjar y que el techo de la Iglesia actual de Ntra. Sra. del Carmen es éste. Es probable que sea así, pero ofrece sus dudas porque es difícil creer que siendo de madera no se quemara en el incendio. Lo que sí podemos constatar es que sus archivos o parte de ellos se salvaron como demuestra el hecho de que el primer Libro de Bautismos de 1561 que pertenecía a la primitiva iglesia de Santa María, se encuentra en la iglesia actual.

En un principio la Parroquia se fundó canónicamente con el nombre de Santa María, de la que era devota la Reina Isabel la Católica, y tuvo este patronazgo hasta el año 1744, cuando el obispo de Almería aprobó el cambio de denominación en favor de la Virgen del Carmen como consecuencia de los cultos realizados por el entonces Párroco de Gérgal D. Salvador Martínez Alcalá, de la Orden Carmelita, que fomentó entre sus feligreses la devoción a esta advocación de la Virgen.

El año 1771 se planteó una reforma por el arquitecto Francisco Ruiz Garrido de Vera, que no se ejecutaría como estaba diseñada en el proyecto, en el que se cuenta que fue construida de nueva planta a partir de 1680 por el conde de la Puebla, encargándose de las obras Ginés Ximénez y Pedro Marques y las concluyó Francisco Alonso, siendo gobernador y administrador don Ginés Díaz Granados. Con esta reforma se volvieron a enlucir los muros, se agrandaron las ventanas hasta darles 4 ó 5 palmos de luz, se construyó una nueva tribuna o coro alto a los pies del templo y se recrecieron los muros de cabecera de las dos naves laterales y los muros que separan las naves laterales de la central.






Se trata de una iglesia que tiene planta basilical, del tipo de iglesia de cajón de tres naves, una central y dos laterales, comunicadas entre sí por arcos de medio punto, con la Capilla Mayor diferenciada por un arco toral. Es el modelo de iglesia que se hacía en localidades importantes y en las villas cabeceras de comarca. Sus dimensiones son de 30 m. x 17 m.

Los muros son de mampostería a base de piedra pizarra y cal. En determinadas partes como en las dos portadas y en zonas que delimitan diferentes niveles de altura, pilares en las esquinas y puntos claves para reforzar la estructura, llevan ladrillos de arcilla que van unidos con mortero de cal. Se puede apreciar también mortero de cemento y arena empleado en inadecuadas restauraciones a base de picado que ha destruido las pinturas originales.

La armadura mudéjar del techo de la nave central es el elemento arquitectónico del conjunto de mayor valor artístico. Sol de Portocarrero en la armadura mudéjar. Es del tipo de lima rectangular, de las llamadas mohamares (dos limas), que se centra en la pareja de tirantes, sostenidos en canes decorados con estrellas de 8 puntas unos y con lazos de 4 otros. Termina en el arco toral que la separa de la Capilla Mayor. Las naves laterales se cubren con armaduras de colgadizo y tienen 10 altares. En la parte central de la armadura, en un octógono cerca del arco toral, sobre el Altar Mayor, está decorado el Sol de Portocarrero, escudo del obispo Juan de Portocarrero de Almería, que estuvo al frente de la diócesis desde 1602 hasta 1631. Lo que nos da pie a pensar que el artesonado de la iglesia de Ntra. Sra. del Carmen se construyó durante esta época.

Otros elementos destacables son el coro a un nivel superior, sobre la puerta principal, al que se accede por unas escaleras, un camarín de estilo barroco tras el altar mayor -se construyó en el año 1745 para alojar a la imagen de la Virgen del Carmen recién nombrada nueva Patrona de Gérgal (1744)- de planta octogonal y cúpula de lunetos, en el exterior tiene una planta absidal de 5 lados y la torre campanario de gran volumen situada en la cabecera, tras el altar mayor, a la que se accede por unas escaleras.

Restauración

La iglesia se cerró al público por obras de restauración en septiembre de 2001 cuando se iniciaron los trabajos de restauración de la 1ª Fase que consistió en reparar la cubierta. Cuando se comenzó la restauración interior se descubrieron pinturas murales al limpiar las paredes. Las hay de tema iconográfico visible: la Inmaculada Concepción y de tema iconográfico no visible: una figura masculina (se aprecia un pie desnudo), figuraciones arquitectónicas: columnas salomónicas, entablamentos (arquitrabes, frisos y cornisas), molduras lineales y curvas, elementos vegetales (flores y guirnaldas).

Parece ser que ésta fue la causa de la paralización de las obras, pues con este motivo el Ayuntamiento encargó un Estudio Preliminar de Análisis, Detección y Diagnóstico de dichas pinturas para recuperarlas y restaurarlas con cargo al Ayuntamiento y a la Consejería de Cultura.

Datos extraidos de la web www.gergal.net, cuyo autor es Juan López Soria.

Fuente: Almeriapedia

Fotos: David Téllez

viernes, 11 de febrero de 2022

Cortijos y Lagares propios de la Sierra de los Filabres

 El actual Paisaje Cultural que se presenta en gran parte de la Sierra de Filabres es el reflejo de un largo proceso histórico, que ha conservado claramente las huellas de sus orígenes medievales (andalusíes) tanto en su agricultura, como en su arquitectura y formas de asentarse en el territorio. Este paisaje, en la actualidad, se ha conservado en muchos municipios de esta sierra y alrededores aún en la actualidad, de un buen número de construcciones que emplean la pizarra tanto en las cubiertas de viviendas, como en las de cortijos o corrales tradicionales, haciendo de las mismas un elemento claramente diferenciador de este paisaje. Este paisaje está formado por elementos que, aún en la actualidad y aunque hayan evolucionado, tienen la capacidad de revelar una auténtica cultura del territorio, basada en asentamientos de montaña, en un medio fuertemente condicionado tanto por su clima como por su relieve, que limitan la agricultura. El saber transmitido por sus habitantes a lo largo de la historia, ha permitido “adecuar” su territorio para el aprovechamiento de los recursos, por medio de: El aterrazamiento de sus laderas, la búsqueda y conducción del agua, El emplazamiento de cortijadas y cortijos en lugares relacionados estrechamente con la agricultura ligada al agua. Los corrales y la ubicación de los palomares, son otra evidencia más del esfuerzo por aprovechar medios para la compleja y dificultosa colonización de esta sierra, en la que, incluso para transitarla, se construían caminos o veredas en zigzag escalonando el terreno para facilitar el paso de personas y animales de carga, Incluso la vegetación cultivada, tan importantes para la alimentación animal, los pastos y el esparto, son una muestra más de toda una concepción de la interrelación entre el hombre y el medio para el aprovechamiento que del mismo. 



A esta auténtica arquitectura del territorio hay que unir los valores propiamente estéticos de la geografía de esta sierra: Crestones cuarcíticos y afloramientos de pizarras dominando las cumbres, en muchos casos próximos a las oblaciones, como escenario visual de la cabecera de los barrancos. Perspectivas más abiertas a través de las vegas, fuertes contrastes entre periodos secos y lluviosos en los que tanto el reverdecer de las vegas como el inmediato aprovechamiento del agua, a partir de su discurrir por balsas, acequias y bancales hace más comprensible este paisaje. La técnica constructiva: los muros de carga eran de algo menos de un metro de ancho, y con espacios entre muros de carga algo menores de cuatro metros. Los muros normalmente asientan sobre la roca, a la que se llega sin ahondar casi nada en el terreno. Los forjados y las cubiertas se construían con rollizos de madera de muro a muro, una capa de cañizo (incluso a veces sin él) y, a continuación, directamente el alero de pizarra colocado de manera tradicional. Para la construcción de dinteles igualmente se servían de rollizos de madera que permiten la apertura de huecos para puertas y ventanas. La característica constructiva más peculiar de la Sierra de Filabres es, sin duda, el uso de lajas de pizarra en las cubiertas, conocidas aquí como aleros. Se utilizaban varias técnicas: una de ellas es la colocación, directamente sobre las vigas de madera, de las lajas de pizarra; otra, la que coloca cañizo y sobre éste, barro para, posteriormente, dar asiento a las lajas de pizarra. Hay cubiertas de una o dos vertientes. No obstante, la solución más habitual es la de una vertiente, ya que cuando aparecen más faldones en un mismo edificio, en realidad se trata de una construcción adosada. La colocación de las losas en las cubiertas es compleja, y por ello ha dependido de un gran conocimiento y buen oficio por parte de albañiles especializados en esta técnica, hoy ya jubilados. Los aleros se colocaban formando faldones con dos caídas o corrientes. Una de ellas, al igual que en el resto de cubiertas inclinadas, es la que proviene desde la parte superior del faldón hasta la parte inferior. La otra, que inclina el faldón hacia uno de los laterales, vierte desde una de las esquinas superiores del propio faldón, en diagonal, hacia el lado opuesto inferior, La finalidad era conseguir que el solapamiento de las lajas fuese el más adecuado e impedir así la entrada del agua. Todo ello, hacía del proceso constructivo un trabajo complejo donde la experiencia y pericia del albañil garantizaba la efectividad de dicha solución. Según descripciones de Gil Albarracín (1992), la inclinación en las pendientes por ejemplo es del 20% en Olula de Castro y 25% en Senés. En las viviendas, sobre estas cubiertas se ubicaban chimeneas cuadradas o cilíndricas, caracterizadas por su robustez. Los aleros, o bordes de la cubierta que sobresalen sobre la fachada, merecen mención, puesto que se construyen con el mismo material, aunque con lajas más finas, precisando de una colocación que posibilite un remate con líneas rectas, paralelas a la fachada. En las fachadas se abrían pocos huecos para puertas y ventanas, como adaptación al clima. Los muros exteriormente no se enlucían, ni se encalaban hasta entrado el siglo XX. A lo sumo se pintaban los cercos de yeso de las puertas y ventanas, las llamadas brencas.

Las Eras: Espacios para la trilla de cereales y leguminosas, aparecen ligadas a otros elementos arquitectónicos tales como los cortijos, zonas de bancales o en las proximidades de los núcleos urbanos. Son construcciones que adecuan el terreno, realizando un desmonte para aplanarlo, al igual que las terrazas de cultivo, con un balate o muro de refuerzo, de forma redonda. El “ruedo” está solado con grandes lajas de pizarra, en disposición radial, denominándose el espacio entre los radios “cuadros” o “paños”. La parte superior del ruedo suele disponer de otro murete de refuerzo del terreno inmediato que se sitúa por encima.








Los Corrales: Se trata de otro tipo de construcción tradicional ligado directamente al ámbito ganadero. Es una de las construcciones más representativa de la arquitectura de la Sierra de Filabres. Suele aparecer relacionada con cortijos o cortijadas, o aislada y, ocasionalmente, en el interior de los pueblos, vinculadas a viviendas. Consiste básicamente en una construcción de planta rectangular cubierta con alero de pizarra, popularmente llamada “tiná” (tinada), y un murete perimetral que configura un patio descubierto. La “tiná” es la zona de cobijo del ganado, además de zona de comida y bebederos principalmente. La zona abierta será la zona de esparcimiento del ganado. Todo el volumen está construido con murete de lajas de pizarra y cubierta tradicional de alero, y se sitúa siempre en un terreno con pendiente, en la dirección de evacuación del agua, ya que el muro de la cota más baja cuenta con unos orificios lo suficientemente grandes como para permitir la salida de todos los restos arrastrados por el agua de lluvia, facilitando así su limpieza. Suelen ser de un solo patio y “tiná”, aunque en ocasiones aparecen divididos por un murete central que da lugar a dos corrales independientes, adosados en una de sus caras.






Fuente de información. - Arquitectura Rural Eugenio Cifuentes Vélez y autores.
Fotos.- Administradores de Patrimonio Almeriense Pueblo a Pueblo.

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