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miércoles, 13 de noviembre de 2019

Cueva de la Sarna

Se encuentra situada a un kilómetro aproximadamente de la cortijada del Angosto de Arriba, en el paraje conocido con el nombre de La Fábrica. La entrada de la cavidad se puede hacer por la más amplia que está situada al este y tiene una anchura de 3,3 metros, ya que en su tiempo fue agrandada y perforada para la exploración de la mina y hasta su misma puerta llega un camino de piedras.

La segunda entrada se localiza en la parte oeste de este macizo, es una entrada pequeña y natural algo difícil de ver. Nada más entrar, por su acceso principal, nos encontramos con una amplia sala de 22 metros de largo y 7,4 metros de ancho. Esta cueva fue explorada por primera vez al mismo tiempo que su vecina la Cueva de la Morciguilla en el año 1845.

Cuenta con una profundidad de -37,8 metros.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Despoblado los Canos

Los Canos es una barriada de Serón ubicada en la Sierra de los Filabres, en el barranco de Las Casillas, poblado colgado literalmente de la montaña y parece que su origen se remonta a los carboneros que se ubicaron en este barranco para elaborar carbón vegetal y picón de las numerosas encinas que existían en este lugar, comienzan edificando chozas, para que vivieran los carboneros y posteriormente boliches para almacenar el carbón elaborado, con el paso de los años comienzan a construir las primeras casas, de los materiales que existían en la zona, piedras, pizarra, y launa. Aparecen las primeras familias, y según nos cuentan, parece que algunas de ellas proceden de la zona de Baza, el asentamiento se ve favorecido por la explotación minera de los cotos de Serón- Bacares.

Encontramos datos en el nomenclátor de 1940, donde aparecen Los Canos y Las Casillas en la Diputación de Casillas, con categoría de cortijada. Dista de Serón 11 kilómetros, por el acceso más cercano, que era el antiguo Camino de Almería, La Loma y El Serval. En esta época cuenta con 12 edificaciones para uso de vivienda y una para otros usos. Son construcciones de una sola planta, con una población de 70 habitantes de derecho y 50 de hecho.


Los Canos comienza a quedarse sin población en los años cincuenta y sesenta, quedando prácticamente vacíos en 1968, cuando cierran las minas de Las Menas, quedando en el poblado Amador Mateo Cano y el matrimonio formado por Benito Cano López y Maravillas Mateo Martínez que dejan Los Canos casi obligados por sus hijos para venir al pueblo de Serón, ya que la barriada no tenía ni luz, ni agua corriente y el acceso a la misma debía de hacerse a pie o con animales de carga. No existía, ni existe carretera, para acceder a este abrupto lugar, accediéndose a él por un camino empedrado desde Aldeire (Alcóntar) o por el Camino de Almería, dado que está literalmente colgado de la montaña.

Los Canos en 1959 o 1960 la mayoría de los hombres iban a trabajar a la mina, tenían que madrugar mucho, la entrada era a las siete de la mañana y los desplazamientos se hacían a pie y tardaban unas dos horas en llegar al puesto de trabajo, cuando acababa la jornada laboral de ocho horas, volvían a casa con el pan que la empresa repartía diariamente y una vez a la semana, con la leña. Si era el tiempo de siega, después de la jornada laboral, es decir, doce horas, ocho de trabajo y cuatro de desplazamiento, se paraban a segar los cereales cultivados ya que todos los habitantes de Los Canos tenían tierras para cultivar.

Los hombres que no iban a la minas trabajan picando esparto, recogiendo leña (solo la suya ya que existía un guardia que cuidaba que nadie cogiese leña del monte sin permiso), cuidando a los animales u ocupándose de la agricultura.

Las mujeres, eran las grandes trabajadoras silenciosas, ellas se ocupaban de todo: la crianza de los niños; las labores de la casa: lavar era lo más complicado, si la acequia que atraviesa el poblado iba sin agua, tenían que bajar a lavar al río, a veces, el agua estaba helada, tenían que romper el hielo con la mano para poder introducir la prenda y sacarlas pronto por miedo a la congelación, acabada la colada debían de subir hasta la casa, ahora con peso extra, al llevar la ropa mojada; hacer la comida, por la mañana era normalmente unas migas y por la noche una olla de cocido; amasar y hacer el pan que solía hacerse una vez a la semana o cada quince días dependía de las necesidades; coser y zurcir las ropas de todos los miembros de la casa; mantener en orden el hogar; cuidar los animales, conejos, pollos, gallinas, la cabra, el mulo o la burra y los cerdos; y por supuesto cuidar la huerta. Su jornada laboral era de veinticuatro horas, siempre al servicio de los demás.


Disponían de partera, que ayudaba a las mujeres a dar a luz .Otras mujeres parían directamente en la era o en la siega, acurrucaban al niño, le daban la primera toma y lo dejaban descansando y continuaban sus labores, con la misma fuerza y entereza que antes del parto. Eran mujeres duras y curtidas por el trabajo y el sufrimiento. Acostumbradas a perder hijos por la mortalidad infantil e incluso a morir muchas de ellas en el parto, si este venía con alguna complicación. El cuidado de los hijos, también les correspondía y cuenta la leyenda, que al ser una cortijada colgada de la ladera y bastante escarpada, para evitar que estos cayesen al barranco los ataban a la pata de la cama o a la puerta de la casa, por miedo a que se despeñasen, como pasó con el cedo.

Los Canos, eclesiásticamente dependían de la Parroquia de La Loma, allí se celebraban todos los actos religiosos: bautizos, comuniones, bodas, entierros, oficios… y su párroco durante muchos años fue Don José. El Campo Santo también se encontraba aquí.

En Los Canos eran casi autosuficientes, cultivaban la tierra, tenían animales y además trabajaban en la mina, el sueldo era muy pequeño pero les daba para ahorrar y comprar casas en Serón o emigrar a Barcelona. De la tierra obtenían centeno, cebada y trigo que guardaban en los trojes, después de realizar la trilla en las tres eras que tenían que eran comunales, el grano lo molían en el molino de Aldeire. En primavera y verano cultivaban hortalizas, patatas, habichuelas que enristraban y secaban para gastarlas en invierno, guisantes, habas, pimientos, tomates, maíz… tenían algunos almendros y frutales y en las márgenes de los bancales unos pocos olivos.






Fuenteturismoseron.es

Encina Milenaria de los Trébedes

La Encina de los Trébedes, situada en el municipio almeriense de Serón, sobresale por la envergadura de su perímetro que, a 1,30 metros del suelo, es de casi 5. En altura presenta una planta de 9 metros.

Su grueso tronco, que muestra tres patas a modo del tradicional trébede que sustentaba los pucheros y sartenes sobre el fuego, deja en la base dos huecos de casi un metro. El interior del fuste está totalmente vacío, abriéndose en dos agujeros a la altura de la cruz. Sus propietarios construyeron un alrcorque de mampostería alrededor de la peana con la intención de proteger al árbol de un posible colapso.

Es de justicia señalar el interés popular que rodea a este ejemplar, pues junto a él se escenifican las luchas entre moros y cristianos con las que los habitantes de los municipios cercanos festejan el aniversario de dicho acontecimiento histórico. El paraje de la Loma Alta, donde se adscribe esta encina, está inmerso en la Sierra de los Filabres, una extensa masa de pino carrasco dispuesto en rodales o dispersos, con una cubierta vegetal densa en la que abundan retama, tomillo, orégano y lastón junto a otras gramíneas diversas. El paraje esta formado por pequeños altozanos que vierten el Barranco del Pocico.

Cercano al Parque Natural de la Sierra de Baza, además del interesante patrimonio monumental y etnográfico de la zona (minas de Las Menas de Serón), la cabecera del Almanzora ofrece una interesante Vía Verde para su disfrute por medios no motores.







Fuente: andalucia.org

Encina Milenaria Del Marchal del Abogado

La Encina del El Marchal del Abogado parece surgir de un mundo de seres de cuentos de hadas. Es un ejemplos de esos raros individuos botánicos que ha sobrevivido miles de años siendo testigos del paso del tiempo y de las radicales transformaciones de su entorno. El sentido común de las personas, la lógica aplastante les ha protegido durante generaciones y les ha permitido sobrevivir a lo largo de tantos años, unas especies arbóreas que forman parte del bullir de la gente, de los pueblos y de su historia.

En el Valle del Almanzora existe una importante y aún desconocida masa arbórea catalogada y singularizada en aspectos tan diversos como su longevidad, una morfología caprichosa, la altura o su simbiosis con la población cercana. La Encina del El Marchal del Abogado, situado en el municipio de Serón, es una muestra evidente por su singular forma, pues ofrece un perímetro de tronco que supera los seis metros y simboliza, junto con el Chopo de El Marchal del Abogado, un conjunto de opuestos que representan la versatilidad del mundo arbóreo y evocan a la conocida pareja de hidaldo y escudero.

Cercano al Parque Natural de la Sierra de Baza, además del interesante patrimonio monumental y etnográfico de la zona (minas de Las Menas de Serón), la cabecera del Almanzora ofrece una interesante Vía Verde para su disfrute por medios no motores. Posee un tronco que llega a alcanzar más de 5 metros de diámetro a 80 centímetros de la base, altura esta a la que forma la cruz. Desde aquí se diferencian tres ramas principales que se abren para dar lugar a una amplia copa de 25 metros de diámetro, constituida por un ramaje muy enmarañado hacia el exterior y más despejado en la zona central. Dicha fronda se proyecta sobre 402,52 metros cuadrados.

Este singular ejemplar botánico forma parte de un excelente conjunto de árboles singulares que salpican el Valle del Almanzora y sus vertientes: Acerolo del Cortijo de las Iglesias, Cornicabra del Puente de El Valle, Encina de El Marchal de El Abogado, Chopo de El Marchal de El Abogado, Encina de la Fuente el Pino, Encina de los Trébedes y Olivo de las Lomas.





El 16 de Febrero de 2020 debido a una fuerte nevada y a una enfermedad que arrastraba la encina , el árbol sucumbió. Una pérdida importante para el patrimonio almeriense. 

Foto extraída del periódico La Voz de Almería.

Fuente: andalucia.org


Encina Milenaria de la Peana

Se trata del árbol más grande de Andalucía, según el último catálogo elaborado por la Junta de Andalucía.

Ubicado en la sierra de los Filabres, destaca por el tamaño de su fuste y las proporciones de su copa, que le confieren una estructura monumental a la vez que perfectamente equilibrada. Con una altura de 18,50 metros, un diámetro de 20 metros de copa y una proyección de esta de 301,59 m2, presenta una cruz muy amplia formada por cuatro ramas maestras que se subdividen en una tracería, constituyendo una copa redondeada. Produce una gran cantidad de bellota dulce y su nombre local se debe a una gran peana de casi 15 metros de perímetro que presenta la base y que hace que esta actúa como un pedestal.

La encina de la Peana está incluida en el Inventario Andaluz de Árboles y Arboledas Singulares.









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