🍊 El corazón naranja de Rioja
En Rioja, un pequeño pueblo del Bajo Andarax donde el sol acaricia los naranjos casi todo el año, hay un lugar que huele a campo, a historia y a raíces: el Centro de Interpretación de la Naranja.
Este espacio nació para rendir homenaje al fruto que ha marcado la vida del pueblo durante generaciones. No es solo un museo: es un rincón donde se cuenta cómo la naranja transformó el paisaje, la economía y hasta la forma de vivir de sus gentes.
Nada más entrar, el visitante se encuentra con una sala audiovisual que da voz a los agricultores de la zona. Ellos, con acento almeriense y manos curtidas por el trabajo, narran cómo era la vida entre los naranjos, los sistemas de riego que usaban y la paciencia necesaria para cuidar cada árbol.
En la sala principal, los paneles y maquetas guían al visitante por todo el ciclo de la naranja: desde la flor blanca del azahar hasta el zumo que llega a nuestras mesas. Hay espacios interactivos, juegos para niños y objetos tradicionales que muestran la evolución de un oficio que ha sabido adaptarse al paso del tiempo.
El recorrido termina en un aula didáctica, donde a veces se organizan talleres para colegios o pequeños grupos. Allí se aprende tocando, oliendo y participando —porque el centro está pensado para vivirlo, no solo para mirarlo—.
Y lo mejor es que, al salir, el visitante puede asomarse a la vega y ver los mismos naranjos que inspiraron todo. El paisaje del Andarax, con sus tonos verdes y dorados, parece una prolongación natural del propio museo.
Quien visite Rioja no solo descubrirá un pueblo acogedor y tranquilo, sino también una historia de trabajo, tierra y sol, contada a través de algo tan sencillo —y tan especial— como una naranja.
Fotos: Patrimonio Almeriense
Fuente: Web





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