En el siglo XIV Oria es descrita como una buena tierra de queso y miel, de frescas aguas y abundantes cosechas de cebada.En ese periodo el pueblo lo formaban unas pocas casas agrupadas en torno a la Alcazaba, en los actuales barrios del Castillo y la Calle Baja. Estaba dotado de una Mezquita mayor y unos Baños Árabes. Señala Ibn al Jathib que era un lugar bastante solitario y de campos poco arbolados, lo que debía contrastar con la Vega que se extendía a partir del llamado Camino de los Molinos y que hoy sigue manteniendo su distribución original. En caso de ataque se contaba con la protección de la alcazaba, donde los vecinos podían refugiarse y aguantar los asedios.
A lo largo de las paredes de los muros del camino, se pueden obsevar herraduras y cruces.
Fotos: David Téllez