A lo largo de su historia el edificio ha sufrido diferentes intervenciones que han supuesto la modificación de sus fachadas sur y oeste, quedando prácticamente completa la correspondiente a su lado oeste, que solo presenta una pequeña reforma en su parte lateral izquierda baja y la del lado norte, que fue perforada para la realización de una puerta. Tras los estudios arqueológicos llevados a cabo en el mausoleo, se deducen dos momentos cronológicos más antiguos. El primero se desarrolla durante el siglo II de nuestra era y se corresponde con el de la construcción y utilización del mausoleo. A partir de ese momento se abandona la construcción, para a partir de la segunda mitad del siglo III, iniciar una ligera recuperación de la actividad. En el siglo IV se aprecia una reutilización doméstica del espacio y su abandono hay que fecharlo en el siglo V.
En el período musulmán el mausoleo se vio transformado en torre-fuerte con un carácter defensivo. Posteriormente, y tras la conquista, el edificio fue convertido en ermita. El edificio responde a la denominación de mausoleo turriforme, compuesto por basamento, prisma y remate posiblemente piramidal. El material empleado para su construcción varía de un muro a otro como consecuencia de las diferentes épocas en las que fue edificado.
Parte lateral del Mausoleo. |
Entrada al Mausoleo. |
Este edificio funerario responde genéricamente a la denominación de mausoleo turriforme caracterizado fundamentalmente por la verticalidad y considerable desarrollo en altura en relación con la superficie de la base (Sanmartí, 1984). Se trata de una versión tradicional, puesto que está compuesto por basamento, prisma y remate. En España estos modelos tuvieron gran aceptación, pero a juzgar por los restos conservados no alcanzaron gran monumentalidad, salvo una excepción como la torre de los Escipiones (Cid, 1949). Geográficamente, abarcan la totalidad de la costa Mediterránea hasta la Atlántica, extendiéndose desde la provincia de Gerona hasta Cádiz, y fechados entre finales del Siglo I y Siglo III, la mayoría se puede situar en la banda cronológica del Siglo II.
Sobre la base de dos de los grupos propuesto por Sanmartí (1984) (édicula sobre podium y turriforme), unificados posteriormente por Abad y Bendala (1985) gracias a la tipología elaborada por Kovacsovic (1983), podríamos considerar el mausoleo de Abla como un monumento turriforme de édicula abierta. Esta característica lo contrapone decididamente al grupo de los mausoleos europeos, cerrados y aislados del ambiente exterior, y lo relaciona con prototipos africanos que en su mayor parte, presentan una cámara accesible desde el exterior (Abad y Bendala, 1985). Dadas sus características morfológicas, así como la presencia de una bóveda de arista, innovación técnica que se hace patente en la época de Adriano (García Bellido, 1979), habría que pensar en la segunda mitad del Siglo II como momento de su construcción, entrando de lleno en la línea de las realizaciones que Kavacsovic considera como característicamente tardorepublicanas, y que en Occidente alcazan los años finales del Siglo II de nuestra Era.
La documentación arqueológica, por su parte, confirma la actividad en el entorno del mausoleo en el Siglo II y nos aporta interesantes datos sobre la reutilización del espacio y de los materiales antiguos, ya en pleno Siglo IV. Por último, habría que señalar la ausencia de enterramientos en el área excavada, si bien como se ha apuntado, la estructura C pudiera corresponder a parte del alzado Sur y Oeste de otro mausoleo.
Entrada al Mausoleo. |
Ubicación
Fotos: David Téllez |
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