jueves, 7 de noviembre de 2019

Minas Romanas del Espejuelo

El lapis specularis, también conocido como espejuelo, espejillo, piedra del lobo, espejillo del asno, piedra de la luna, piedra de luz, sapienza o reluz, es el término que utilizaron los romanos para denominar al yeso. Esta variedad mineralógica del yeso, denominado yeso selenítico o selenita, se extraía y explotaba durante los siglos I y II d. C. en Hispania y en otros lugares del Imperio romano como la propia Italia (Bolonia, Sicilia), Chipre, Capadocia y África Proconsularis (actual Túnez).

La distribución geográfica en Hispania se concentraba en la provincia de Cuenca, en la zona de la antigua Segóbriga, y en menor medida también en Toledo y Almería.
El interés en este material radicaba en su transparencia, así como en la facilidad que presenta para poder trabajarlo. Su uso principal era el de acristalar ventanas, acoplando varias planchas o láminas en armazones de madera o cerámica. También se utilizaba, una vez calcinado, para la fabricación de yeso o escayola para realizar, posteriormente, molduras, vaciados y enyesados. En otras ocasiones se mezclaba triturado con la arena del Circo Máximo para que la arena brillase, realzando los espectáculos.

En las minas de Arboleas, concentradas en Limaria, se localiza un coto minero con varias cavidades o minados en el interior subterráneo y numerosas terreras o escombreras asociadas en superficie. En el exterior y en las inmediaciones de las bocas encontramos cerámica Terra Sigilata y común de época Alto-Imperial y restos de lapis specularis cortados y serrados. En el interior hay indicios muy claros de laboreo romano: como son la existencia de lucernarios, labores específicas para la extracción de placas lapis specularis, sistemas de explotación de cámara, pilae y galería o la utilización de punteros de sección cuadrada.


Asentamiento el Saliente II

Asentamiento de la Edad del Bronce situado  en el paso de la Rambla del Saliente, a unos 500 metros de Saliente I. Ocupa una serie de picachos y llanos resguardados de los vientos dominantes de poniente. Se trata de un lugar escondido sobre el que se observan algunos restos cerámicos a mano correspondientes a la Edad del Bronce. La zona se ha visto sometida a intenso expolio. En los últimos años el yacimiento se ha visto afectado por el vertido de tierras para la creación de un aparcamiento para el Santuario del Saliente. Este tipo de ampliación de aparcamientos necesitaría una revisión arqueológica que impidiera el deterioro del mismo.

Asentamiento Calcolítico Terrera Alcaina II

Pequeño asentamiento calcolítico situado sobre un espolón en la margen derecha de la Rambla de Olías. El yacimiento  se encuentra muy erosionado habiendo desaparecido casi por completo. Sólo se conservan algunos niveles arqueológicos en su cima y en la ladera este. El lugar ha sido sometido a un intento de expolio. La zona inmediata posee unas condiciones idóneas para el desarrollo de la agricultura. Situado en un erial.

Asentamiento el Saliente

Asentamiento de la Edad del Bronce situado en el mismo lugar dónde se ubica la ermita del  Saliente. El poblado ocupó intensamente las laderas y la cima del cerro. Prueba de ello son los abundantes materiales cerámicos que se localizan por la zona. En la cima aparecen restos de estructuras por lo que se recomienda realizar seguimientos arqueológicos debido a la intensa actividad constructiva que se está realizando sobre el lugar. En el borde Sureste del yacimiento se localiza una fuente de agua que tuvo que ver con la instalación del poblado en la zona. Desde la cima se controla toda la Rambla del Saliente hasta Albox.

Asentamiento Sierra del Madroño

Asentamiento prehistórico situado sobre la misma Sierra del Madroño del que recibe su nombre. Se localiza sobre la cima y la ladera Sur de la sierra. El material cerámico se localiza por toda la superficie, aunque se trata de fragmentos amorfos que podrían corresponder tanto a la  Edad del Cobre como a la Edad del Bronce. También aparecen algunos materiales de piedra pulimentada como son martillos de minero, manos y molinos. Sin embargo no se documenta silex. 

El asentamiento estuvo estructurado sobre una serie de terrazas, que se observan en la ladera superior y en la parte inferior de la cima. Éste hábitat corresponde más bien a la Edad del Bronce. Sin embargo se han podido localizar dos cuevas expoliadas, dónde aparecen restos cerámicos y restos óseos humanos propios del neolítico medio-final (asa tunel). Durante la Edad del Bronce el asentamiento pudo estar relacionado con la extracción de mineral de cobre, prueba de ello son algunos restos encontrados como los martillos de minero.

Necrópolis Árabe del Saliente

Sobre varias lenguas que caen hacia la margen derecha de la Rambla del Saliente se documentan algunos restos óseos humanos. Sin embargo, no aparece definida como necrópolis, posiblemente por el intenso trabajo al que se han visto sometidos estos terrenos. El aterrazamiento y el arado han incidido enormemente sobre la conservación de dicha necrópolis.

Cerro de las Copas

Se trata de un yacimiento con varias fases de ocupación (E. del Bronce, Romano y Medieval) . El yacimiento se halla sobre un espolón que cae hacia la rambla del Saliente. Su parte superior se ha arrasado como consecuencia de los desmontes realizados para la construcción de casas. En la meseta y las laderas del cerro se observan numerosos materiales arqueológicos. Los materiales se extienden también por una serie de terrazas hacia el Sureste. Sobre estas terrazas se documentan algunos restos óseos humanos que podrían corresponder a una necrópolis musulmana. También se observan algunos materiales cerámicos de época romana ( ladrillos, T.S hispánicas, cerámicas domésticas) que hacen pensar en una pequeña explotación que cultivaba los márgenes de la Rambla de Oria.

Cerro del Castillo

Yacimiento situado sobre un cerro en la margen derecha de la Rambla de Oria, al oeste de Albox. Posee un buen dominio visual sobre el Medio Almanzora y el curso bajo de la Rambla de Oria. Sobre su cima aparecen numerosos materiales y estructuas arqueológicas pertenecientes a la época árabe. En primer lugar destaca un lienzo de muralla en la parte sur. Su estado de conservación es bastante precario. Posiblemente existieran otros lienzos de  muralla que rodeaban la cima del cerro. En su interior se observan numerosos restos de estructuras medievales dejadas al descubierto por la práctica de actividades clandestinas. Por su importancia sobresale una estructura formada por varios muros, localizándose en su interior varias dependencias. La puerta de entrada queda ubicada hacia el este, que da acceso a un pasillo que comunica con dos habitaciones. En el pasillo aparece un zócalo de unos 20 centímetros de altura. Esta puerta aún conserva un pequeño escalón de unos 4 centímetros. Los muros de carga poseen un grosor de 45 centímetros, siendo la profundidad del corte practicado de 1,20 metros. La cimentación de los muros se construyó con mampuesto de cal y arena, mientras que su parte superior es de tapial.
La disposición de las estructuras localizadas en toda la cima hace pensar en una ocupación de todo el terreno. Entre éstas destaca también un aljibe, que conserva sus muros y parte de la techumbre abovedada. Su interior se encuentra lleno de basura. Posee unas dimensiones aproximadas de 5x11,5 metros. En otro lugar de la cima se documenta un agujero practicado sobre la roca, pudiendo tratarse de un silo o cisterna. En la ladera este se han observado algunas cerámicas a mano y fragmentos de piedra pulimentada, que podrían indicar la existencia de un asentamiento prehistórico previo sobre el lugar, aunque este dato habría que corroborarlo con algunas investigaciones más concretas.
El yacimiento se encuentra muy alterado por la construcción de infraestructuras públicas. Sobre el mismo se han localizado un depósito de agua municipal y cuatro antenas de TV y de telefonía. Es necesario un control sobre el lugar que impida el deterioro progresivo que está sufriendo.

Asentamiento CalcolíticoTerrera Alcaina

Poblado de la Edad del Cobre situado sobre un cerro amesetado en la margen derecha de la Rambla de Olias. Por su extensión y los materiales documentados se trataría de uno de los asentamientos más importantes de la comarca. En el espolón situado al norte del yacimiento aparecen numerosos hoyos realizados por los expoliadores. También se ha visto muy afectado por la construcción reciente de una carretera local, lo que ha provocado que el yacimiento se divida en tres zonas. En los taludes de la citada carretera se pueden observar numerosas estructuras. Sería  necesario realizar una consolidación de los taludes.

Despoblado los Canos

Los Canos es una barriada de Serón ubicada en la Sierra de los Filabres, en el barranco de Las Casillas, poblado colgado literalmente de la montaña y parece que su origen se remonta a los carboneros que se ubicaron en este barranco para elaborar carbón vegetal y picón de las numerosas encinas que existían en este lugar, comienzan edificando chozas, para que vivieran los carboneros y posteriormente boliches para almacenar el carbón elaborado, con el paso de los años comienzan a construir las primeras casas, de los materiales que existían en la zona, piedras, pizarra, y launa. Aparecen las primeras familias, y según nos cuentan, parece que algunas de ellas proceden de la zona de Baza, el asentamiento se ve favorecido por la explotación minera de los cotos de Serón- Bacares.

Encontramos datos en el nomenclátor de 1940, donde aparecen Los Canos y Las Casillas en la Diputación de Casillas, con categoría de cortijada. Dista de Serón 11 kilómetros, por el acceso más cercano, que era el antiguo Camino de Almería, La Loma y El Serval. En esta época cuenta con 12 edificaciones para uso de vivienda y una para otros usos. Son construcciones de una sola planta, con una población de 70 habitantes de derecho y 50 de hecho.


Los Canos comienza a quedarse sin población en los años cincuenta y sesenta, quedando prácticamente vacíos en 1968, cuando cierran las minas de Las Menas, quedando en el poblado Amador Mateo Cano y el matrimonio formado por Benito Cano López y Maravillas Mateo Martínez que dejan Los Canos casi obligados por sus hijos para venir al pueblo de Serón, ya que la barriada no tenía ni luz, ni agua corriente y el acceso a la misma debía de hacerse a pie o con animales de carga. No existía, ni existe carretera, para acceder a este abrupto lugar, accediéndose a él por un camino empedrado desde Aldeire (Alcóntar) o por el Camino de Almería, dado que está literalmente colgado de la montaña.

Los Canos en 1959 o 1960 la mayoría de los hombres iban a trabajar a la mina, tenían que madrugar mucho, la entrada era a las siete de la mañana y los desplazamientos se hacían a pie y tardaban unas dos horas en llegar al puesto de trabajo, cuando acababa la jornada laboral de ocho horas, volvían a casa con el pan que la empresa repartía diariamente y una vez a la semana, con la leña. Si era el tiempo de siega, después de la jornada laboral, es decir, doce horas, ocho de trabajo y cuatro de desplazamiento, se paraban a segar los cereales cultivados ya que todos los habitantes de Los Canos tenían tierras para cultivar.

Los hombres que no iban a la minas trabajan picando esparto, recogiendo leña (solo la suya ya que existía un guardia que cuidaba que nadie cogiese leña del monte sin permiso), cuidando a los animales u ocupándose de la agricultura.

Las mujeres, eran las grandes trabajadoras silenciosas, ellas se ocupaban de todo: la crianza de los niños; las labores de la casa: lavar era lo más complicado, si la acequia que atraviesa el poblado iba sin agua, tenían que bajar a lavar al río, a veces, el agua estaba helada, tenían que romper el hielo con la mano para poder introducir la prenda y sacarlas pronto por miedo a la congelación, acabada la colada debían de subir hasta la casa, ahora con peso extra, al llevar la ropa mojada; hacer la comida, por la mañana era normalmente unas migas y por la noche una olla de cocido; amasar y hacer el pan que solía hacerse una vez a la semana o cada quince días dependía de las necesidades; coser y zurcir las ropas de todos los miembros de la casa; mantener en orden el hogar; cuidar los animales, conejos, pollos, gallinas, la cabra, el mulo o la burra y los cerdos; y por supuesto cuidar la huerta. Su jornada laboral era de veinticuatro horas, siempre al servicio de los demás.


Disponían de partera, que ayudaba a las mujeres a dar a luz .Otras mujeres parían directamente en la era o en la siega, acurrucaban al niño, le daban la primera toma y lo dejaban descansando y continuaban sus labores, con la misma fuerza y entereza que antes del parto. Eran mujeres duras y curtidas por el trabajo y el sufrimiento. Acostumbradas a perder hijos por la mortalidad infantil e incluso a morir muchas de ellas en el parto, si este venía con alguna complicación. El cuidado de los hijos, también les correspondía y cuenta la leyenda, que al ser una cortijada colgada de la ladera y bastante escarpada, para evitar que estos cayesen al barranco los ataban a la pata de la cama o a la puerta de la casa, por miedo a que se despeñasen, como pasó con el cedo.

Los Canos, eclesiásticamente dependían de la Parroquia de La Loma, allí se celebraban todos los actos religiosos: bautizos, comuniones, bodas, entierros, oficios… y su párroco durante muchos años fue Don José. El Campo Santo también se encontraba aquí.

En Los Canos eran casi autosuficientes, cultivaban la tierra, tenían animales y además trabajaban en la mina, el sueldo era muy pequeño pero les daba para ahorrar y comprar casas en Serón o emigrar a Barcelona. De la tierra obtenían centeno, cebada y trigo que guardaban en los trojes, después de realizar la trilla en las tres eras que tenían que eran comunales, el grano lo molían en el molino de Aldeire. En primavera y verano cultivaban hortalizas, patatas, habichuelas que enristraban y secaban para gastarlas en invierno, guisantes, habas, pimientos, tomates, maíz… tenían algunos almendros y frutales y en las márgenes de los bancales unos pocos olivos.





Fuenteturismoseron.es

ENTRADA MÁS VISTA