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viernes, 9 de octubre de 2020

Casa de Doña Blanca

Edificación del siglo XVII popularmente conocida como casa de Doña Blanca construida por los Genecco.

Es una construcción de muros simples cuyo paramento imita sillares de cantería y, aunque presenta una cubierta plana, originalmente tenía tejado. Al interior se penetra tras pasar un zaguán abierto a la calle con arco conopial y coronado por la heráldica de los Gnecco, en un deseo de exteriorizar su ascenso social. Un patio porticado con galería superior centra la vivienda.

En el exterior, las ventanas adinteladas disponen de repisas simples reforzadas por tornapuntas y cubiertas por tejaroz, mientras que el piso superior muestra balcones con barandilla de hierro.

La Familia Genecco.

La familia Gnecco era oriunda de Nervi, en la señoría de Génova. Vinieron a Adra y Berja en la primera mitad del siglo XVIII, Hacia 1710, los hermanos Bartolomé, José María, Miguel Angel, Juan Antonio y Francisco Gnecco Fábrega. Los Gnecco eran grandes propietarios agrícolas dedicados también a la exportación de azúcar a Italia en barcos que luego tornaban con sedas, herramientas y trigo.

Esta familia invirtió en la ampliación de las tierras de regadío con la construcción de acueductos como el "Puente de la Plata", que existió en Fuente Santilla, próxima a la barriada del Puente del Río.

Miguel Angel Gnecco fue padre de tres hijas y un hijo: Maria Antonia, Maria Teresa y Catalina Gnecco Costa. La primera se casó con su tío carnal Bartolomé Gnecco Fábrega y no tuvo descendencia. Catalina, hija de Miguel Gnecco, casó con Cristobal Robles. Este fue el primer alcalde mayor del partido de Adra.





Fotos: David Téllez



jueves, 8 de octubre de 2020

Refugios de Doña Blanca

Uno de tantos refugios que tiene Adra se encuentra en la Calle Estrella. Actualmente la entrada  está tapiada e inaccesible. Este refugio llegaba a la misma casa de Doña Blanca.



Casa de Doña Blanca.

Fotos: David Téllez

Ermita Ánimas Benditas de Adra

 Pequeña Ermita en honor a las Ánimas Benditas. Adra.




Fotos: David Téllez

Ermita Ánimas de San Nicolás

 Ermita frente a la ermita de San Sebastián. Adra.










Fotos: David Téllez




Refugios Torrre de los Perdigones

 Se trata de antiguos refugios, construidos durante la Guerra Civil para resguardar a la población de los bombardeos, que hoy se convierten en un atractivo turístico más. Se suman a los que ya se encuentran abiertos al público frente al Mercado Central.  Construidos  entre 1.936 y 1.939  fueron utilizados por la población para refugiarse de los bombardeos en la Guerra Civil Española. Uno de ellos se realizó aprovechando una galería original del siglo XIX que servía de acceso a la base de la torre para la recogida de los perdigones.


















Fotos de: David Téllez





viernes, 24 de abril de 2020

Las Ánimas Benditas de Adra

En la Rambla de las Cruces de Adra hay un rincón especial. Sea la hora que sea, esté lloviendo o haga viento, seguramente encuentres una fila de personas esperando junto a un pequeño santuario. Quieren rendir culto a las ánimas benditas mediante oraciones y ofrendas. Estas últimas van desde las típicas flores o garrafas de aceite para mantener viva la llama “de las mariposas”, hasta velos de novia, botellas de champán o incluso cruces de ataúdes.

Las personas piden cosas y las ánimas las conceden. A cambio, se debe cumplir lo prometido. Como si fuera un sobrenatural acuerdo entre un vivo que tiene un problema y un alma difunta que está en el purgatorio y necesita llegar al Cielo por medio de la luz que le puedan proporcionar.

Tradición

Este culto proviene de la Edad Moderna, tras la Reconquista cristiana, y se acentúa a partir de los dictámenes de Felipe I y Felipe II. En Adra, el historiador José Albarracín establece que a finales del siglo XIX había una hermandad en la población que se dedicaba a pedir dinero, puerta a puerta, para las ánimas benditas. Iban totalmente vestidos de negro y algunos vecinos les tenían miedo, sobre todo porque si alguien rehusaba dar la limosna requerida, eran agraviados con amenazas e invocaciones al más allá. En la actualidad existen tres ermitas: la de La Alquería, edificada por los dueños de la fábrica de azúcar que había allí, de finales del s. XIX; la que regenta Manuel Fernández, un conocido vecino, y la de la Rambla de las Cruces, cuya historia también tiene que ver con lo extraño.

Las ánimas

Una abderitana, Ana Espinosa, encuentra las ruinas de lo que parece ser una ermita mientras caminaba sollozando durante la Guerra Civil española. Ante el hallazgo imploró al cielo y pidió que si su hermano y su padre volvían de la contienda sanos y salvos, levantaría allí una ermita. Así empezó todo.

Las peticiones que se realizan pueden ser de cualquier tipo. Las más curiosas tienen que ver con el despertar de las personas, pues dicen que en Adra no hace falta reloj. Basta con rezar a las ánimas antes de acostarse, y ellas te despertarán a la hora deseada. Así nunca olvidarás una cita importante. Manuel Fernández, ‘el de las ánimas’, siente un profundo fervor hacia el fenómeno. “De pequeño recuerdo cómo mi madre, que era sorda, escuchaba el sonido de los golpes en la puerta de nuestra casa, como si alguien la llamase. Cuando abría, no había nadie, pero se encontraba las mariposas apagadas. Era un aviso de que tenía que encenderlas. Las ánimas no pueden quedarse sin luz”.

En otra ocasión, un vecino de la familia de Manuel vio en su casa a una mujer, vestida de negro, sentada en una butaca; mujer que se desvaneció en la nada cuando este vecino intentó mediar palabra con ella. Y es que si la persona no cumple su cometido, las ánimas benditas pueden emprender represalias. La más conocida, a la vez que temida, es la del llamado “Santo Entierro”. Esta comitiva de mujeres está comandada por una anciana. Van vestidas de negro y llevan largos velones. Si te las encuentras, no las puedes mirar a la cara. Debes arrodillarte y rezar.

Testimonios

En una ocasión, un joven del pueblo injurió sobre la ermita y las propias ánimas. Desde ese día, en su casa notaba bajadas de temperatura, “como un frío extraño que iba y venía”. Los fenómenos se agravaron hasta el punto de que las ventanas se abrían y cerraban solas, con excesiva virulencia. A instancia de un amigo, el joven fue a pedir perdón a la ermita, y los sucesos extraños cesaron.

Como vemos, muchas de estas historias rozan lo imposible. Usted no tiene por qué creerlas, es posible que algunas no sean ciertas, pero no podemos obviar que forman parte de la vida y la sociedad de Adra. Debemos rendirnos ante un fenómeno que no entiende de países ni religiones. Es frecuente ver a musulmanes llevando ofrendas, y también a ortodoxos. Si siente curiosidad, acérquese a la Rambla de las Cruces y descubra lo mágico de un lugar que traspasa fronteras.

Si tenéis más curiosidad sobre el tema, hicimos un reportaje para Cuarto Milenio que podéis ver en este enlace:

https://www.mitele.es/programas-tv/cuarto-milenio/57b0cbadc915dac0728b46b6/player


El Dragón de Adra

Esta historia está recogida en el libro “Las leyendas de Abdera”, de Francisco Fernández, y dice así:

Unos exploradores estaban excavando en la Sima de las Palomas (una cueva de Adra), cuando se encontraron con la gigantesca cabeza de un batracio de ojos rojos, que reposaba bajo tierra. Describe la leyenda que el animal tenía una gran cresta que iba desde su lomo hasta su cola, y que los dientes que contenían su boca eran tremendos. Los exploradores se asustaron tanto que tropezaron y despertaron a la bestia, que emitió un sonido más parecido al del mismísimo infierno, levantándose y corriendo tras los sorprendidos exploradores, que tuvieron que “salir por patas” del lugar.

Miguel Hernández, que así se llamaba uno de estos jóvenes, contó su vivencia en el pueblo, despertando la curiosidad del juez, que decidió inspeccionar el lugar acompañado de su ayudante, de un cabo de la guardia civil, y del propio Marqués de la Vega, todos ellos armados hasta los dientes. Lo que encontraron los horrorizó. Eran restos de huesos humanos, con cráneos desencajados y triturados. También había una escopeta antigua y diversos utensilios de cacería. En ese momento, un escalofrío recorrió la piel de los allí presentes. El dragón estaba situado tras ellos y los miraba con sus enrojecidos ojos. Ante su descomunal bramido, el juez disparó su escopeta e hirió al ser en un ojo, haciendo que el animal se retirase lentamente al interior de su guarida. Los valientes hombres de Adra aprovecharon el desconcierto para salir de la cueva, no sin antes escuchar los terribles lamentos de lo que parecían ser varias bestias. Desde ese día, nadie se ha atrevido a acercarse al lugar.


miércoles, 22 de abril de 2020

Huellas de San Tesifón

En la Ermita de San Sebastián existen unas huellas que se atribuyen al Varón Apostólico. Las huellas que supuestamente San Tesifón dejó en la ermita de Adra.
 
San Tesifón. 

Alberto Cerezuela

Según las Actas de los Varones Apostólicos, San Pedro y San Pablo ordenaron a siete obispos con la misión de viajar a Hispania para evangelizarla. Uno de ellos, Tesifón, sería el encargado de fundar Virgi (Berja). Sus primeras referencias las encontramos en varios documentos del s. X, pero existe otra versión, según la tradición medieval, recogida en manuscritos del s. IX, que cambia un poco la historia, siendo el motivo de la visita de estos siete Varones Apostólicos a Hispania el traslado del cuerpo del Apóstol Santiago desde Jerusalén a Galicia, lugar donde había predicado tiempo atrás.

Milagros

Gran parte de los historiadores no dudan de la presencia aquí de San Tesifón. Así, en el memorial de la visita pastoral que realizó el arzobispo Pedro de Castro a la Alpujarra en 1591, se recoge lo siguiente: «…junto a Verja dicen que fue obispo San Tesifón de los siete discípulos que los Apóstoles imbiaron a Hespaña y que se hallará en la leyenda de Tesifón» (sic).

En la época en la que supuestamente San Tesifón fijó una breve residencia en Castala, aparecen datos de sus prodigios, como el de los pájaros. Esta historia fue recogida por Luis del Marmól en el año 1600, y por Francisco Fernández Navarrete en 1997: «En el paraje donde estuvo San Thesiphón, retirado en una cueva, los gorriones ni paran, ni pican ni pernoctan… Dicen que habiéndose quedado un día solo a guardar las mieses, por retirarse a la Oración, encerró a todos los gorriones en un aposento, dándoles después libertad con precepto de no hacer daño ni detenerse allí. Lo cierto es que si pasan por allí es muy de ligero y no paran ni comen, y si acaso pican algo, caen amortecidos».

Al parecer, es vox populi que en esa zona las cebadas que se plantan no se las comen los gorriones. Cuentan que jamás se ha visto a esta avecilla por allí, pero en las fincas cercanas sí que actúan y diezman las cosechas. De hecho, existe el testimonio de José Gándara Parrón, de 78 años, que afirma haber visto cómo en Castala los pájaros mueren con el grano de trigo en la garganta.

Huellas

Desde el día 2 de marzo de 1798, San Tesifón es el patrón oficial de Berja, aunque se sabe que su culto ya se venía celebrando desde finales del s. XVI. De Berja pasó a Adra, donde siguió envuelto en historias sobre maravillosos prodigios a la par que iba evangelizando. Uno de estos hechos tuvo lugar en la ermita de San Sebastián, en la ladera sur del Cerro de Montecristo. La ermita data del año 1680 y, durante las obras llevadas a cabo en el s. XVIII, se descubrieron una serie de restos del subsuelo que tenían que ver con una fábrica de salazones del s. I, así como varias lápidas funerarias romanas con inscripciones latinas. Esto nos hace sospechar que posiblemente ahí estaría el antiguo cementerio y quién sabe si la auténtica tumba de San Tesifón (aunque sus restos se localizan en el Sacromonte granadino). Ciñéndonos al hecho sobrenatural, la leyenda nos dice que San Tesifón dejó grabadas allí, en un bloque de alabastro, las huellas de sus pies así como la marca del báculo con el que golpeó la piedra antes de partir de Adra. Las huellas se conservan a modo de reliquia en la fachada principal de la ermita.



Fuente: https://www.lavozdealmeria.com/noticia/3/provincia/102269/tras-los-pasos-de-la-leyenda-de-san-tesifon

jueves, 21 de noviembre de 2019

Dólmenes la Pedriza

El monumento megalítico encontrado en la Pedriza , estudiado por el Profesor Arribas, consistía en dos dólmenes de corredor superpuestos, en los que se supone que uno de ellos  era utilizado para enterramientos y el otro para reuniones del clan. Algunos abderitanos tuvieron el honor de  visitar el lugar cuando aún podían observarse dichas tumbas. Por desgracia las tumbas a día de hoy están desaparecidas.





Megalito de Guainos Altos

Restos mal conservados de un enterramiento colectivo de la Edad del Cobre de tipología atípica, no relacionable aún al poblado correpondiente. 
Arribas en una publicación del año 1954 lo describe de la siguiente manera: 
" ....Corredor. - La pared derecha (sur) del corredor está formada por grandes losas de piedra caliza, colocadas verticalmente, más o menos rectangulares, de una altura máxima de 1'30 metros y de una anchura de 0'70 metros., conservándose aún el alzado de varias de dichas losas. En cambio, la pared izquierda (norte) estaba muy destruida, quedando tan sólo tres losas in situ. El resto de la pared lo formaba un amasijo de piedras pequeñas, losas de pizarra colocadas de canto y tierra
De las losas que debían cubrir el corredor se conservaba tan sólo una in situ: esta losa medía 1,70 metros de longitud, 1,10 de anchura y 0,20 de grosor.
La longitud del corredor era de 5,60 metros, medida al nivel del terreno y su anchura de 1,70 metros; pero lo más espectacular de toda la construcción era el acusado ángulo de pendiente que ofrece el corredor.
En efecto, desde la parte alta de la losa superior hasta la parte baja de la inferior y más contigua a la cámara hay un desnivel de 3'90 metros, de tal forma, que la longitud real del corredor es de 7'90 metros.
Cámara. - El estado de destrucción lamentable en que se hallaba el megalito nos hizo desistir de la idea de romper el muro moderno de piedras en seco, que, vista la orientación del corredor y de la cámara, debía separar no sólo ambas parcelas modernas, sino también las dos partes de la construcción funeraria primitiva.
Como ya hemos dicho, en la prolongación de la zona inferior del corredor, y a su misma altura, en el bancal inferior se hallaba la cámara.
Su planta es ovalada, y sus diámetros son: el este-oeste, de 3 metros, y el norte-sur, de 1'80. La pared sur (derecha) se halla formada por piedras calizas de una altura de 1'80 metros, mientras que el fondo de la cámara (sector este) lo constituía una gran losa de piedra de 0'70 metros de altura, 1'60 de anchura y 1'10 de grosor. El alzado norte se halla muy deteriorado, aunque se reconoce una hilada de losas pequeñas en el fondo, y sobre ellas lajas de pizarra en posición desordenada. La altura máxima de !a cámara es de 3 metros en el sector norte y 2 en el sector sur. El piso de la misma presenta un desnivel de I metro hacia el fondo de la cámara, y es de roca esquistosa.

Ajuar. - Tan sólo aparecieron algunos fragmentos de cerámica tosca hecha a mano,de barro rojizo, hacia el fondo de la cámara, entre los cuales debemos destacar las asas, la mayoría de pezón, si bien se hallan dos con doble perforación. Esta cerámica se hallaba mezclada a otra moderna, lo cual no es extraño, ya que, como se ha dicho anteriormente, el monumento  ha sido visitado hasta épocas muy recientes.
Aparecieron también algunos fragmentos de huesos humanos, mezclados a huesos de animales."






Tumba del Barranco Almerín

En una zona del Barranco Almerín (término municipal de Adra) se halló una tumba megalítica, datada  según estudios realizados por el arqueólogo especializado de la delegación de Cultura en Almería de la Junta de Andalucía, en la Edad de bronce. Se trata pues de un importante hallazgo ya que dicha tumba no estaba inventariada y no se tenia constancia de ella. De momento la zona ha sido acotada para futuros estudios.

Las tumbas encontradas en el Trebolar y el Barranco Almerín son similares a la hallada en Guainos Altos,  tumba de lajas de pizarra  con su correspondiente ajuar funerario.



sábado, 7 de septiembre de 2019

Balsas de Salazones Romanas Montecristo

Tanto en el interior como el exterior de la Ermita de San Sebastián,  se hallan importantes restos romanos de las factorías de salazones, pertenecientes al siglo I a.C. Igualmente se documentaron en una intervención arqueológica numerosas lápidas de carácter funerario con inscripciones latinas. El yacimiento  ha sido expuesto al público, protegido por  una cubierta de cristal grueso.


Yacimiento.
Detalle de las Balsas.
Detalle de las Balsas.


Fotos: David Téllez





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