Mostrando entradas con la etiqueta Mitos/Leyendas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mitos/Leyendas. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de marzo de 2020

Peñón de la Encantá

Cuenta la leyenda que una vez estuvo habitado por una mujer encantada, de largos cabellos de oro y piel blanca, y que en las noches de luna clara salía al encuentro de los caminantes, regantes o pastores, cantando bellas canciones. Esta es parte de la magia que rodea al Peñón de la Encantá, uno de los lugares más significativos de Las Tres Villas, municipio formado por tres localidades (Doña María, Escúllar y Ocaña) en la comarca de Los Filabres-Alhamilla, y que se puede conocer dando un agradable paseo.

El Peñón de la Encantá se encuentra en un lugar privilegiado, en el Parque Nacional de Sierra Nevada, dentro del Paraje de Santillana. De hecho, todo aquel que visite Las Tres Villas debería proponerse hacer este sendero embrujado que sube hasta Santillana, una antigua población hoy abandonada, pero que aún conserva parte de sus edificaciones. 


Fuente: La voz de Almería


martes, 11 de febrero de 2020

Sepultura del Gigante

Construcción de grandes sillarejos perteneciente a la época romana, de nombre homónimo a otra del vecino pueblo de Fondón, que muestra la ocupación minera de Sierra de Gádor en época romana

Foto Alpuguía.
La llamada ‘tumba del gigante’,  en la zona de Caparidán rodeada de restos romanos, es una espectacular estructura formada por piedras de varias toneladas.

La leyenda nos transmite que allí vivían dos gigantes, en tiempos inmemoriales, que luchaban tirándose esos grandes bloques de piedra donde ambos quedaron sepultados bajo las mismas. Actualmente, cuando nieva, los ancianos comentan a sus nietos que son los gigantes de antaño quienes se pelean tirándose bolas de hielo.


Balsa de Caparidán.
Tumba del Gigante.
Tumba del Gigante.

miércoles, 12 de junio de 2019

Arrecife de las Sirenas

El Arrecife de las Sirenas es en realidad el resto de una antigua chimenea volcánica (conducto de unión entre la cámara magmática y el exterior del cráter volcánico) que se vio sometida a un proceso de erosión diferencial.

Panorámica del Arrecife de las Sirenas.

Situado en las cercanías del acantilado del Cabo de Gata, es uno de los lugares más emblemáticos del Parque Natural.

Las formas verticales que se observan son restos de rocas volcánicas de tipo andesítico, que se originaron tras la cristalización del magma en el interior de dicha chimenea, hace más de 12 millones de años en el periodo Terciario.

Probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de focas monje que los pescadores de la zona llamaban sirenas o lobos marinos.

Este mamífero habitó toda la costa de Cabo de Gata hasta mediados del siglo XX, (actualmente se encuentra en peligro crítico de extinción en todo el Mediterráneo).

Mirador

Vista general del Arrecife de las Sirenas desde el mirador.
Desde este mirador puede verse un paisaje litoral en el que se distingue el Arrecife de las Sirenas y los abruptos acantilados de la zona. Se localiza en las inmediaciones del Faro de Cabo de Gata.

El faro fue construido en la década de 1860, y sus destellos nocturnos, que superan los 200 kilómetros, sirven de referencia para la navegación de la zona.

Punto de Información

Junto al mirador de Las Sirenas y antes del sendero de La Vela Blanca encontramos un punto de información que presta los servicios de recepción, información y aparcamiento, pudiendo adquirirse recuerdos y publicaciones del parque natural.

Vista general del Arrecife de las Sirenas.
Hay varias leyendas relacionadas sobre este lugar.

Leyenda 1

Se cuenta que hace 2.800 años, en el Parque Natural de Cabo de Gata, un pescador veterano de la actividad pesquera, muy famoso y conocido en el pueblo, ya que  tenía una escasa economía por lo que iba al Arrecife de las sirenas todos los días para pescar algunos peces y poder alimentar a toda su familia. El motivo por el cual iba a pescar a aquel lugar era aquella sensación de paz, ya que hacía unos años, murió su madre  y fue allí donde quedó enterrada. Era un hombre humilde, llano, muy querido por el pueblo y con una gran familia compuesta por dos hijas y por su esposa.

Como cualquier día este pobre pescador iba a cumplir con su trabajo, ya que no permitiría  que le faltase alimento a su familia.  Esa misma tarde de invierno salió de su casa con su elemento fundamental,  la caña. Todo transcurría silenciosamente, hasta el momento de un fascinante grito, no era un grito característico que fuera escuchado muy a menudo y de poca duración, pero esto sorprendió al pescador y  dio lugar a que él se alarmara.

Al siguiente día, con la misma rutina, el pescador salió otra vez a realizar su trabajo. Fue el día que marcó la historia en el Arrecife de las Sirenas, ya que ese día el pescador volvió a escuchar esos gritos, pero más cercanos que el día anterior. Después de estar un rato observando el fondo marino, el pescador pudo observar una luz muy brillante a unos cuantos metros de donde se encontraba, durante unos cuantos minutos observando y apreciando las bonitas vistas, de pronto, una bonita y coloreada cola de pez aparece entre la brillante marea. El pescador se quedó sorprendido al ver aquellos bonitos colores que lo dejó impactado. La fresca brisa marina provocó que el pescador viera por completo la figura de aquella hermosa mujer de piel bronceada y de cabellos verdosos, escamas verdes-plateadas, y con una preciosa voz.

La noticia al principio no fue creída por el pueblo, hasta que llegaron otros testimonios. Verdad o no , la leyenda sigue viva.


Leyenda 2 


El tesoro de Cabo de Gata custodiado por las focas monje.

Según una antigua leyenda, cuando Almería era tierra de árabes un sultán escondió un tesoro en una cueva submarina del Cabo de Gata para evitar que fuera robado por los cristianos. Murió antes de dejar indicaciones a su familia de cómo llegar hasta allí, y en la actualidad no hay testimonio de su hallazgo. Es decir, sigue allí.

La supuesta cueva submarina se hallaba a los pies del promontorio de Vela Blanca y estaba protegida por la antigua colonia de focas monje, que habitaban en el Arrecife de las Sirenas cerca de allí. Según se cuenta, las focas emitían sonidos parecidos a los cantos de las sirenas —de ahí el nombre del enclave—, atrayendo así a marineros confundidos que al llegar eran atacados por las guardianas del tesoro. Por suerte o por desgracia, estas focas ya no habitan este lugar por lo que…¿quién se atreve a buscar este tesoro ahora?


El Hombre Lobo de Sorbas

En el año 1890, en las fiestas de la localidad almeriense de Sorbas, un joven llamado Pedro conoció a una hermosa joven llamada María.
Ambos sintieron una fuerte atracción desde la primera vez que se vieron, fue amor a primera vista, así pues pasaron la mayor parte del día hablando, ajenos a la gente que abarrotaban la plaza del pueblo.
Pedro no dejaba de piropear a la muchacha,
— podría estar así toda la vida –, decía.
María halagada, empezó a sentir lo mismo que Pedro.

Cuándo atardeció, los muchachos quedaron en volverse a ver. Pedro le preguntó a María dónde vivía, ella le contestó que su casa se encontraba situada cerca del Barranco de los Lobos, una misteriosa zona, de la que la gente del lugar contaban numerosas historias de sucesos extraños que allí ocurría.
Pedro sintió un poco de miedo, pero para que la chica no se burlara de él, le dijo que no tenía ningún problema en visitarla todos los días después del trabajo.

Los jóvenes empezaron a verse todos los días, cuando Pedro acababa su jornada de trabajo iba al encuentro de María, y se veían en un lugar cerca de la casa de ésta. Pero un día, María dejó de acudir al lugar, Pedro preocupado, no dejaba de preguntarse por el motivo que impedía a María acudir a su cita. Él no dejaba de ir todos los días a la misma hora, pero ella nunca aparecía.
Cierto día, Pedro cansado de esperar, se acercó a la casa de la muchacha para saber lo que estaba pasando. Pedro llegó a la casa, ansioso por saber, pero temeroso por las muchas historias misteriosas que de allí se contaban.
Fue la madre de María quién abrió la puerta.
Pedro le preguntó por ella,
María está muy enferma, no puedes verla, así que márchate y no vuelvas más– le dijo su madre.
Pedro se marchó más preocupado aún. Dos meses más tarde y al no recibir ninguna noticia en todo este tiempo, el muchacho decidió ir a buscarla, esta vez, tenía decidido ver a María a cualquier precio, pues no conseguía quitarse de la cabeza a la muchacha.

Cuándo Pedro contó su intención de visitarla, sus conocidos le desaconsejaron que fuera, todo el mundo decía que el lugar estaba maldito, y por eso le había ocurrido algo malo a María. Pero todos esos comentarios no hacía más que intrigarlo más e incrementar su preocupación por ella.

Llegada la hora, Pedro fue a la casa de María, al llegar, llamó a la puerta, — ¿Quién anda ahí?– Pedro reconoció la voz de la madre de la muchacha, — Soy Pedro, y no me moveré de aquí hasta que vea a María– dijo con un nudo en la garganta.
— te dije que no volvieras, no puedes verla, está muy enferma–, le dijo.
— No me iré hasta que no la vea, dormiré en la puerta toda la noche si hace falta, y mañana cuando salga el sol, me encontrarás aquí aún– Pedro estaba decidido a verla a cualquier precio.
La madre, al verlo tan decidido le dejó pasar, — acompáñame–, y le condujo hasta la habitación de María.

Al verse, los jóvenes se fundieron en un apasionado y fuerte abrazo, Pedro notó que la joven estaba muy enferma, estaba muy delgada y triste. Al preguntarle por la enfermedad que tenía, la joven le contestó que tenía fiebres muy alta, pero que el médico aún no sabía la causa.
— Oh Pedro, pero con solo verte me siento mucho mejor–, le dijo la joven. Y le prometió ir a visitarla todos los días.

Tras despedirse, el joven se dirigió a su casa a lomos de su mula, en medio de la oscuridad de la noche, alumbrado tan solo por un farol.

A mitad de camino, al llegar al famoso puente de “Los Guapos”, el joven vio a lo lejos algo moverse, cuándo se acercó vio que era un pequeño cachorro, se acercó al animal y lo cogió, colocándole en una de sus alforjas. Pedro continuó con su camino.
Apenas hubo andado 20 pasos cuándo un frió viento apagó su farol, dejándolo en la más absoluta oscuridad. Asustado, empezó a escuchar ruidos que parecían de animales alrededor de él.
Pedro presa del pánico intentó huir a lomos de su temblorosa mula, pero ésta permanecía inmóvil ante las órdenes de su dueño. De pronto, Pedro empezó a oír gruñidos, y al darse la vuelta vio, que el cachorro que acababa de recoger se había convertido en un gigante ser, con cuerpo de hombre y cabeza de lobo, con unos ojos terroríficos de color amarillo, que brillaban como si de luz se tratara en medio de la oscuridad.
Pedro huyó despavorido a lomos de su mula, que esta vez, a causa del miedo echó a correr dirección a su casa.
Al llegar, su madre salió a recibirlo a causa del alboroto para ver qué había sucedido. Se acercó en la oscuridad de la noche y le preguntó el motivo por el cual gritaba.
Pedro le contó lo que había ocurrido,
— pensaba que iba a morir, madre, he visto un hombre lobo
Al cruzar la puerta de la entrada de su casa, la luz fue iluminando su cara poco a poco…
— ¡madre santísima! Pedro, hijo mio, ¿que te ha ocurrido?– dijo la madre con la voz entrecortada.
Al observarse Pedro en el espejo se quedó inmóvil, no creía lo que estaba viendo, había envejecido, sus cabellos era blancos, y su rostro antes joven ahora estaba surcado de arrugas. Pedro no daba crédito a lo que estaba viendo.

Pedro murió algunos años después, las personas que lo conocieron, contaron que nunca volvió a ser el mismo, María desapareció y nunca se supo nada más de ella. La casa de María, ahora en ruinas, aún se puede vislumbrar a lo lejos.

Fábula o no, aún se sigue contando la extraña historia de Pedro con la misma inseguridad de hace años, los más viejos del lugar, lo recuerdan con tristeza, o creen recordarlo.
Y si tiramos un poco de la lengua a los lugareños, oiremos otros muchos casos extraños ocurridos por la zona de los Barrancos de los Lobos.


sábado, 16 de febrero de 2019

Casa De Dios, pero el de Castala !!

Esta choza o cobertizo fue construido por el protagonista de esta historia, José Marín. Y restaurado por el grupo de voluntarios sin ánimo de lucro. Equipo Porcel. Pepe, María y  Paco Porcel. En la década de los sesenta, paso aquí algunos años de su vida, José Marín, conocido por todos los que trabajábamos en la Sierra, como “El Dios De Castala” porque él mismo decía que era” Dios” debido a sus manías. En los días y noches crudas de invierno y muchísimas cubiertas por la nieve, nadie pudo ver a José con una chispa de candela. Pues lo mismo en invierno que en verano, su único abrigo era una manta liada al cuello, porque según él, le molestaban los humos que los cristianos le mandaban desde el pueblo. Todos los días subía la “Virgen” que así llamaba a su mujer, desde Castala con comida fría, porque si estaba caliente, no se podía acercar a él. Pues tan famoso se hizo este hombre, que su fama llego a oídos de un periodista llamado Tico Medina, que un buen día se desplazo hasta el Cerezo para hacerle una entrevista. Pero sus manías terminaron, cuando un hombre apodado ”El Catorce” le dio un tiro a otro por venganza, en El Ejido causándole la muerte. Refugiándose en La Sierra y perseguido por la justicia, este hombre se acerco, un día al Cerezo, a beber agua, como ”Dios” estaba enterado de lo ocurrido, quiso apoderarse del arma del delincuente, forcejearon y este le dio un tiro a “Dios” en el brazo, fue trasladado al Hospital de Almería y allí termino sus manías, no su vida, y con ello su historia en el Cerezo.

Dejando en la mente de los que lo recordamos este dicho:

¡¡ Dicen que el 13 es malo, pero el 14 es peor a matao un hombre en el campo, y le a dao un tiro a “Dios”!!

Paco Porcel.

Acceso a la Casa.
Pequeña balsa frente a la casa.

Casa de Dios , pero el de Castala.
Buen trabajo equipo Porcel , para que historias como esta no queden en el olvido.

ENTRADAS MÁS VISTAS