Panorámica del Arrecife de las Sirenas. |
Situado en las cercanías del acantilado del Cabo de Gata, es uno de los lugares más emblemáticos del Parque Natural.
Las formas verticales que se observan son restos de rocas volcánicas de tipo andesítico, que se originaron tras la cristalización del magma en el interior de dicha chimenea, hace más de 12 millones de años en el periodo Terciario.
Probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de focas monje que los pescadores de la zona llamaban sirenas o lobos marinos.
Este mamífero habitó toda la costa de Cabo de Gata hasta mediados del siglo XX, (actualmente se encuentra en peligro crítico de extinción en todo el Mediterráneo).
Mirador
Vista general del Arrecife de las Sirenas desde el mirador. |
Desde este mirador puede verse un paisaje litoral en el que se distingue el Arrecife de las Sirenas y los abruptos acantilados de la zona. Se localiza en las inmediaciones del Faro de Cabo de Gata.
El faro fue construido en la década de 1860, y sus destellos nocturnos, que superan los 200 kilómetros, sirven de referencia para la navegación de la zona. |
Punto de Información
Junto al mirador de Las Sirenas y antes del sendero de La Vela Blanca encontramos un punto de información que presta los servicios de recepción, información y aparcamiento, pudiendo adquirirse recuerdos y publicaciones del parque natural.
Vista general del Arrecife de las Sirenas. |
Hay varias leyendas relacionadas sobre este lugar. |
Leyenda 1 |
Se cuenta que hace 2.800 años, en el Parque Natural de Cabo de Gata, un pescador veterano de la actividad pesquera, muy famoso y conocido en el pueblo, ya que tenía una escasa economía por lo que iba al Arrecife de las sirenas todos los días para pescar algunos peces y poder alimentar a toda su familia. El motivo por el cual iba a pescar a aquel lugar era aquella sensación de paz, ya que hacía unos años, murió su madre y fue allí donde quedó enterrada. Era un hombre humilde, llano, muy querido por el pueblo y con una gran familia compuesta por dos hijas y por su esposa.
Como cualquier día este pobre pescador iba a cumplir con su trabajo, ya que no permitiría que le faltase alimento a su familia. Esa misma tarde de invierno salió de su casa con su elemento fundamental, la caña. Todo transcurría silenciosamente, hasta el momento de un fascinante grito, no era un grito característico que fuera escuchado muy a menudo y de poca duración, pero esto sorprendió al pescador y dio lugar a que él se alarmara.
Al siguiente día, con la misma rutina, el pescador salió otra vez a realizar su trabajo. Fue el día que marcó la historia en el Arrecife de las Sirenas, ya que ese día el pescador volvió a escuchar esos gritos, pero más cercanos que el día anterior. Después de estar un rato observando el fondo marino, el pescador pudo observar una luz muy brillante a unos cuantos metros de donde se encontraba, durante unos cuantos minutos observando y apreciando las bonitas vistas, de pronto, una bonita y coloreada cola de pez aparece entre la brillante marea. El pescador se quedó sorprendido al ver aquellos bonitos colores que lo dejó impactado. La fresca brisa marina provocó que el pescador viera por completo la figura de aquella hermosa mujer de piel bronceada y de cabellos verdosos, escamas verdes-plateadas, y con una preciosa voz.
La noticia al principio no fue creída por el pueblo, hasta que llegaron otros testimonios. Verdad o no , la leyenda sigue viva.
Leyenda 2
El tesoro de Cabo de Gata custodiado por las focas monje.
Según una antigua leyenda, cuando Almería era tierra de árabes un sultán escondió un tesoro en una cueva submarina del Cabo de Gata para evitar que fuera robado por los cristianos. Murió antes de dejar indicaciones a su familia de cómo llegar hasta allí, y en la actualidad no hay testimonio de su hallazgo. Es decir, sigue allí.
La supuesta cueva submarina se hallaba a los pies del promontorio de Vela Blanca y estaba protegida por la antigua colonia de focas monje, que habitaban en el Arrecife de las Sirenas cerca de allí. Según se cuenta, las focas emitían sonidos parecidos a los cantos de las sirenas —de ahí el nombre del enclave—, atrayendo así a marineros confundidos que al llegar eran atacados por las guardianas del tesoro. Por suerte o por desgracia, estas focas ya no habitan este lugar por lo que…¿quién se atreve a buscar este tesoro ahora?
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