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sábado, 19 de noviembre de 2022

Arte Románico

El Románico es un estilo artístico que se desarrolló en gran parte de Europa durante los siglos XI y XIII. Este estilo artístico es el más representativo del mundo feudal. Dentro del arte románico, la arquitectura ocupó un lugar fundamental. Las demás artes, cómo la escultura o la pintura, se utilizaron esencialmente para decorar o completar los edificios arquitectónicos. Las iglesias románicas solían situarse en el medio rural, porque allí era donde vivía la mayoría de la población. Eran edificios sencillos la mayoría de las veces, de aspecto macizo, porque tenían gruesos muros y pocas ventanas. El resultado de esto es que el interior de las iglesias era oscuro, lo que creaba un ambiente de inquietud y temor entre los fieles que acudían a las ceremonias religiosas, la mayor parte de las veces humildes campesinos. Los monasterios eran los edificios donde vivían las comunidades de monjes y monjas. Eran algunos de ellos verdaderos centros económicos y culturales, pues poseían extensas propiedades con muchas tierras de cultivo y campesinos a su cargo, además de poseer bibliotecas y escritorios donde los monjes escribían los manuscritos. Los castillos eran las viviendas de los señores feudales y fortalezas defensivas. .

Arquitectura

La arquitectura románica es esencialmente de carácter religioso, siendo sus principales construcciones las iglesias y los monasterios, también tendrán importancia los castillos.


Las características más importantes son:

Horizontalidad de los edificios.

Aspecto macizo (muros gruesos, pocas ventanas).

Planta basilical o de cruz latina, con 3 naves y ábsides semicirculares.

Bóveda de cañón y bóveda de arista.

Arco de medio punto.

Contrafuertes en el exterior para reforzar los muros.

Escultura

Son principalmente relieves (en la pared), aunque también hay esculturas de bulto redondo (independientes).

Tienen un carácter simbólico, decorativo y didáctico.

Suelen ser de tema religioso.

Muchas veces representan al Pantocrátor, que es Jesucristo sentado y bendiciendo y con la otra sosteniendo las escrituras sagradas.

Las esculturas son rígidas y poco expresivas y en posición frontal (de frente).

Pintura

Tiene influencias del arte bizantino.

Era pintura al fresco, pintada sobre el muro de las iglesias.

Igual que la escultura, tienen un carácter simbólico, decorativo y didáctico.

También eran de tema religioso, igual que la escultura.

También representan al Pantocrátor, la Virgen María con el Niño Jesús y escenas de la vida cotidiana.

También se dibujaban miniaturas para ilustrar libros.

Carecen de volumen y se encuentran colocadas de forma paralela y frontal

Los colores son puros (sin mezclar) y los planos, se dibujan con trazo grueso, con contornos negros, cuyo interior se rellena de color.

Solían realizarse en las paredes (frescos) y techos de las iglesias.

viernes, 24 de diciembre de 2021

Movimiento Indaliano

 El Movimiento Indaliano surge en la década de los años 40, con el liderazgo de Jesús de Perceval. Hace su presentación como tal en el Museo de Arte Moderno de Madrid (1947); apoyado vívamente por el crítico de arte Eugenio D´Ors, entusiasta del mismo, y participando solo un año más tarde (1948), en el VI Salón de los Once de Madrid. Los paisajes de "La Chanca" y de "Almería",  son un legado histórico para la memoria de esta tierra. Fueron sus principales miembros Jesús de Perceval, Capuleto, Pituco, Cañadas, Cantón Checa, Paquita Soriano, Alcaráz, López Díaz y Miguel Rueda. En el año 2005 hemos disfrutado de una exposición histórica: 1945-1951 "los indalianos -una aventura almeriense-", con Juan Manuel Bonet como comisario de la misma.










Fuenteestudio-53.com

martes, 14 de diciembre de 2021

Historia de Amería

Período Antiguo: desde los fenicios hasta los visigodos

Almería es parte de la zona central de la Cultura arqueológica de Los Millares y la de El Argar, sucesora esta última, acabada hace unos 3.200 años, de aquella primera, de unos 5.500 años de antigüedad.

Las culturas de la Edad de los Metales mantuvieron contacto con civilizaciones de todo el Mediterráneo, prueba de ello son las colonias que pueblos como los fenicios fundaron años más tarde, en el siglo VIII a. C. Abdera (Adra) y Baria (Villaricos) fueron las más importantes, centros eminentemente comerciales y pesqueros que mantenían a su vez contactos con navegantes griegos. El control fenicio se convirtió en cartaginés cuando la civilización púnica se extendió por el SE peninsular, control que se extinguiría el año 209 a. C. con la II Guerra Púnica. De la época fenicia y cartaginesa se conservan numerosos restos, en Vera, Los Vélez y Dalías.

Almería cayó en las manos de Roma durante la campaña de Escipión el Africano contra los cartagineses. Los romanos la llamaron Portus Magnus, quedando la ciudad enclavada en la Hispania Ulterior. Plinio el Viejo la menciona en su obra; no en vano se convirtió en uno de los puertos más importantes del S de Hispania. Roma trajo la organización territorial, las vías de comunicación y los impuestos, y explotó sistemáticamente los recursos mineros del territorio, entre ellos el mármol de Macael. Se fortaleció el comercio, especialmente el del garum, sabrosa salsa de pescado y especias muy apreciada en la época y cuya fórmula exacta se desconoce aún hoy. En Adra y Torregarcía y en la capital, en el mismo Parque Nicolás Salmerón, se conservan salinas y factorías de salazón de esta época. Otros restos de gran importancia son el Dionisio de Chirivel, el sarcófago de Berja, el Daymún (templo funerario de época tardorromana) de El Ejido y el puente y restos de vía romana de Bayanna, a las afueras de la capital.

Almería fue ocupada más tarde por vándalos y visigodos. Tras un breve periodo de ocupación bizantina (el SE español fue el único territorio peninsular en su poder durante varios años), Suintila integra definitivamente a Almería en el reino visigodo el año 621 y expulsa a las fuerzas de Bizancio. En esos años, mantuvieron su importancia las antiguas poblaciones de Abdera, Urci y Baria.

Periodo Musulmán


Quedan pocos siglos para que Almería alcance su primer cénit histórico, político y socioeconómico. La gran historia de Almería comienza en efecto con la ocupación musulmana, iniciada el año 713 a manos fundamentalmente de poblaciones de origen bereber y árabe yemení, cuya más pronta aportación fue la remodelación sustancial del paisaje y método agrícola.

El origen último de Almería capital está en efecto en Pechina, pues poco después de su fundación se crearía un asentamiento costero y una atalaya, dependientes de aquélla, que recibirían el nombre de Al Mariyyat Bayyana. Para remontarse a su fundación, hay que decir que Bayyana, en el día de hoy el pueblo de Pechina situado en las orillas del río Andarax, era la capital de la Cora, teniendo su auge entre el siglo IX hasta mediados del siglo X. Tras el ataque Fatimí al arrabal de Bayyana, Abderramán III decide, en 955, amurallar el poblado primitivo de la ciudad,1​ La Medina, que se había formado alrededor de la atalaya, Bayyana - Almariyat (la atalaya que la importante República de Pechina tenía en la costa), y mandó edificar una fortaleza para defensa de la ciudad). Almería era una población total y radicalmente islámica. La Almería musulmana llegó a ser una ciudad grandiosa. Después de Córdoba, era la ciudad más influyente y próspera de la península y una de las más ricas de todo el orbe islámico. Con posterioridad, en el año 965, se construye una Mezquita Mayor como lugar de oración y recogimiento. El almirante de la flota, que residía en Almería, era de facto el segundo poder en la España de la época y tenía a su disposición un número de 300 naves que fondeaban en el puerto, el más importante del califato. Ibn Maymun fue el más grande de estos almirantes de Almería, al que Almanzor envenenó, envidioso de su poder.

El periodo musulmán se divide en dos fases, separadas por un breve periodo de ocupación cristiana, el decenio entre 1147 a 1157, en que los ejércitos de Alfonso VII ocuparon la ciudad y los alrededores. No obstante, aunque breves, estos diez años supusieron una ruptura insalvable en el crecimiento de la Almería musulmana. La primera fase destacable va así pues desde la fundación oficial de la ciudad en 955 hasta 1147, y la segunda desde 1157 a 1489.

Los antecedentes del periodo 955-1147 se encuentran en la fundación a principios del s. VIII de un asentamiento en lo que entonces eran los aledaños de la desembocadura del río Andarax, que en aquella época tenía su boca a la altura de lo que hoy es La Juaida. Se trataba de Bayyana, la actual Pechina. Su estratégica posición le permitió convertirse en un próspero centro de comercio que dio origen a la que se denominó República Marítima de Pechina. Y no sólo en lo material se enriqueció el bajo Andarax, también en lo espiritual. En efecto, Pechina fue cuna del más importante sufismo ibérico. Aquí emigraron los últimos discípulos del sufí cordobés Ibn Massarra: el almeriense Ibn Al Arif fundó la Escuela de Almería por la que discurrieron Ismail Al Rouayni de Córdoba (cuyo nombre, sorprendentemente, bautizó a la actual pedanía de El Ruini posiblemente porque vivió en ella), Abu Madyan y probablemente el más grande místico sufí de Al Andalus, el murciano Ibn Arabi. Demasiadas veces pasa desapercibida la importancia del movimiento sufí en Almería, que tanta importancia tuvo no sólo por su profundidad, sino por haber aportado muchas de las claves del misticismo cristiano posterior de, entre otros, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.

Se ha escrito mucho sobre el origen del nombre de la ciudad y provincia. El movimiento indaliano, siempre tan idealista, pensaba que Al Mariyyat querría decir en árabe "Espejo del Mar", pero es mucho más probable que el topónimo provenga de la palabra "al miraya", "torre vigía". En efecto, Al Mariyyat funcionó como puerto y defensa de una Bayyana próspera y enriquecida, que se convertiría en uno de los centros comerciales más importantes de Al Andalus como ya dejó reflejado en sus crónicas Al Himyari.

Llegamos así a la fundación oficial de la ciudad en 955, año en que Abderramán III (o Abd-er-Rahman) ordenó iniciar las obras de una fortaleza, la Alcazaba, cuyo objetivo era defender el área de la amenaza que suponía el califato fatimí, oriundo de Túnez. La Alcazaba se convierte así en la fortaleza musulmana más grande de España y de Europa, con 43.000 metros cuadrados que le permitían albergar todo un destacamento militar de 20.000 hombres, los palacios de los sucesivos reyes e incluso lugares de resguardo para la población en caso de ataque. Más adelante será objeto de remodelaciones y ampliaciones por parte de reyes musulmanes y de los Reyes Católicos.

La desintegración del califato de Córdoba en el s. XI da lugar a los reinos de taifas, entre ellos el de Almería, que tendría su primer rey en Jairán (o Hayran), remodelador de la Alcazaba.

Almería ya es mucho más importante que Bayyana y se convierte en una ciudad de nueva planta califal, dotada de una mezquita mayor (la actual iglesia de San Juan, en ella se conservan hoy la qibla y el mihrab originales) y un activo puerto, que con los años sería el más importante puerto comercial de todo Al Andalus. En efecto, este siglo constituye el primer cénit histórico de Almería. Era entonces una ciudad amurallada, con un trazado urbanístico árabe clásico y tres barrios bien diferenciados: el barrio de Al Hawd (o el Aljibe), el de la Musalla y el principal, la Medina (por donde corre hoy la actual calle de la Almedina).

Reinó durante la segunda mitad del siglo Almotacén (o Al Mutasim) (1052-1091), el rey poeta, que enriqueció la corte con literatos y científicos. Se introdujeron avances en los sistemas de regadío; en la ciudad florecían los baños y las mezquitas y efervescía en el puerto el comercio de la seda, el aceite y la uva. Buena prueba de todo ello nos deja la obra de Al Idrisi.

1147. Primera Conquista de Almería

Dinar emitido en Almería bajo Alí ibn Yúsuf, en el siglo XII.
La taifa almeriense terminó con la invasión almorávide, pero la ciudad continuará siendo un auténtico emporio comercial muy codiciado por los cristianos. Es entonces cuando Alfonso VII decide tomar la ciudad con ayuda del rey de Pamplona García Ramírez, del príncipe de Aragón y conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, del señor de Montpellier Guillermo VII, de los caballeros del Temple de Castilla y Aragón, además contó con el decisivo apoyo naval de las repúblicas de Pisa y Génova (estos últimos dieron su gentilicio a la playa en que desembarcaron, en el Cabo de Gata)2​. Los ejércitos entraron en la ciudad el 17 de octubre de 1147. Como ya dijimos, fue un periodo efímero de ocupación (1147-1157), que sin embargo truncó totalmente el desarrollo de la capital y su territorio {Cita requerida}.

Almería volverá a ser musulmana con la toma de los almohades, pero jamás recobrará su antiguo esplendor. En el s. XIII, pasa a formar parte del reino nazarí de Granada, siendo gobernador Abbu-i-Abbas, quien intentó reconstruir la ciudad sin demasiado éxito. Fue en parte responsable de ello una sequía que comenzó el año 1227 y desestabilizó gravemente la agricultura y el comercio de toda la región.

De la época musulmana se conservan innumerables restos. A la Alcazaba y los restos de la mezquita mayor hay que sumar los aljibes de Jairán, que en una época abastecieron a la ciudad, y las murallas construidas por el mismo rey. También se conservan lienzos de la muralla del puerto y restos de la puerta de Pechina, en el subsuelo de la Rambla Obispo Orberá. No sólo ciudades florecieron en la Almería musulmana: se pueden encontrar diseminados por los Filabres, las Alpujarras y el valle del Almanzora numerosos baños, mezquitas y castillos.

En 1489 los Reyes Católicos conquistaron Almería, cuyas poblaciones en la mayoría de los casos capitularon pacíficamente, con la excepción de contadas rebeliones mudéjares.

Conquista cristiana y Edad Moderna
El siglo XVI es el siglo del retroceso y abandono de la ciudad y la provincia. Fueron varios los factores que influyeron en esto; en primer lugar, Almería estaba apartada de cualquier ruta comercial americana, y vio pasar de largo todas las riquezas provenientes de Nuevo Continente y la actividad que trajeron consigo. Por otro lado, se prodigaron en estos cien años tanto los terremotos como los ataques de los piratas berberiscos y turcos como Barbarroja (en el siglo siguiente, les sucederían los de la armada inglesa). Los primeros mermaron la población y los segundos la aterrorizaron y obligaron a desplazarse hacia el interior.

Especialmente funesto fue el seísmo de 1522, que destruyó la ciudad casi completamente y redujo la población a tan solo 700 habitantes que se asentaron en torno a la catedral de nueva construcción.

La Catedral de Almería es un gran ejemplo de edificio defensivo de la época. Fue levantado el primer templo catedralicio en 1496 bajo las órdenes del cardenal arzobispo de Toledo Pedro González de Mendoza sobre la antigua mezquita. El terremoto de 1522 la destruyó completamente y fue entonces cuando Fray Diego Fernández de Villalán, obispo de Almería, mandó construir el actual bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación. Su aspecto exterior le da clara apariencia militar; en efecto, se trata de una de las únicas catedrales-fortaleza de su clase en España: sólidos contrafuertes, torres albarranas, gruesos muros, escasez de vidrieras... Las tres naves son de igual altura, lo que proporciona una amplia azotea que sirvió para la instalación de cañones y la vigilancia militar. Solo la embellecen dos austeras portadas renacentistas de Juan de Orea, y en el muro que da a la calle del Cubo, el Sol de Portocarrero (otro de los símbolos de la ciudad que aunque se cree que hace referencia al obispo Portocarrero, del s. XVII, ya estaba esculpido desde los primeros tiempos de la catedral) No obstante, las bóvedas y la sacristía son espléndidas, góticas las primeras y renacentista la segunda. Contiene el templo obras de Alonso Cano, Murillo y Ribera, y un San Indalecio de Salzillo.

El santoral en Almería es rico en leyendas. El antedicho San Indalecio es el patrón de la ciudad y sus restos vinieron a descansar a Almería después de siglos en la abadía de San Juan de la Peña, en Huesca. San Indalecio fue uno de los Siete Varones Apostólicos, evangelizadores de Andalucía, quienes, según viejas tradiciones recogidas en escritos mozárabes, acompañaron a Santiago el Mayor en la evangelización del sur de España a mediados del s. I d. C. Entre ellos estaban también Tesifón, Torcuato, Segundo, Hesiquio, Cecilio y Eufrasio; todos ellos fueron obispos de poblaciones del S y SE español (entre ellas Berja y Abla) antes de la ocupación musulmana. Pero quizá lo más interesante fueron las afirmaciones que sobre ellos se encontraron inscritas en los famosos plomos del Sacromonte, documentos inscritos en ese metal y descubiertos en la abadía granadina en el s. XVI. En ellos se afirma, en un intento sincrético por parte de pensadores moriscos de unir islam y cristiandad, que todos ellos eran de origen árabe. Así, Indalecio se habría llamado, antes de su latinización, Ibn Al Mugira. Otro santo presente en Almería es San Valentín, cuyos restos se creen ocultos en algún lugar de la catedral, si bien este honor le es disputado por la iglesia de San Antón, en Madrid y la abadía de Terni, en Italia.

Los Moriscos

La segunda mitad del siglo XVI estuvo marcada en toda la provincia por el levantamiento y posterior expulsión de la población morisca. Los moriscos, extensa comunidad de religión y cultura musulmanas a la que se había permitido permanecer en la península previa conversión, veía sin embargo sus derechos y su dignidad continuamente negados desde la firma de las Capitulaciones. La población morisca era, a pesar de la incipiente repoblación cristiana, mayoritaria en amplias regiones de la provincia, como las Alpujarras y el alto Almanzora. Fue precisamente en la Alpujarra almeriense donde en 1568 se rebela el laujareño Abén Humeya (nacido Fernando de Válor y convertido al islam); la insurrección se propaga a toda la provincia y pronto Vera es conquistada y Cuevas de Almanzora atacada. En su retirada, Abén Humeya fundó en Purchena una competición para celebrar el nombramiento de la ciudad como cabeza del valle del Almanzora. Se trataba de unos juegos deportivos y culturales de innegable analogía con el olimpismo, que incluían la lucha, las carreras a pie y a caballo, el tiro y la poesía y que han sido recuperados hoy día, recibiendo el elogio de, entre otros, Juan Antonio Samaranch y el Comité Olímpico Internacional. Vuelve más adelante Abén Humeya a Laujar donde crea una casa real con vocación dinástica (ya había sido Laujar de Andarax asiento real con Boabdil a principios del siglo XVI), pero es asesinado, víctima de sus propios colaboradores en una oscura intriga palaciega. Poco a poco la resistencia morisca se desvanece. Prueba de que había sido enormemente dura es que Felipe II decidiera enviar al mejor y más temido de sus militares, Juan de Austria, quien pronto acaba con el breve reino morisco. Se reemprende así la expulsión de la población musulmana, que culminará con Felipe III.

Uno de los episodios más sangrientos de la represión contra los moriscos tuvo lugar en Níjar, y constituyó lo que se convino en llamar el negocio de Inox. En las revueltas de la Navidad de 1569, cientos de familias moriscas acudieron a refugiarse al castillo morisco del peñón de Inox, cercano a Níjar. Informados los cristianos, reunieron un improvisado ejército de mercenarios que se adueñó fácilmente de la fortaleza, haciéndose de una vez con más de 3.000 esclavos, mujeres y niños, e incontables botines. A este negocio se debe el nombre de la cortijada actual cercana, La Matanza, en cuyos aledaños pueden encontrarse aun semiderruidos entre la maleza los muros de la antigua mezquita de Inox.

La matanza y expulsión de los moriscos fueron un duro golpe que sumió a la provincia en la época más oscura de su historia, el siglo XVII. En efecto, marcharon los que habían enseñado a los cristianos el cultivo del moral, el tejido de la seda, las técnicas de regadío y la carpintería. Quedó la provincia desierta de Níjar a Mojácar y la población de la capital se redujo a 7.000 habitantes. Los intentos de repoblación cristiana fueron inútiles y los terremotos y ataques piratas berberiscos e ingleses mantuvieron a la provincia ensombrecida durante los siguientes 100 años.

No podemos pasar página y siglo sin mencionar al otro gran morisco almeriense, Yuder Pachá. Personaje insólito, nacido en Cuevas de Almanzora como Diego de Guevara, fue capturado junto a otros 300 muchachos y llevado al palacio del sultán Al Malek de Marruecos en Marrakech, en la época una próspera y fascinante capital que acogió a pueblos enteros de moriscos exiliados (entre ellos Tabernas). Allí Yuder Pachá fue avanzando en el escalafón social y militar, sobresalió en la batalla de los Tres Reyes contra Portugal y recibió por fin el encargo del sultán Al Mansur de crear un gran imperio en el África Occidental. Así, partió en 1590 con 4000 hombres y 4 cañones andalusíes, atravesó el desierto y derrotó a los askia, adueñándose de Tombuctú, capital del mítico Imperio Songhai, el actual Mali. Se estableció así en la Curva del Níger una insólita comunidad andalusí, de costumbres y lengua castellana, que mantuvo su poder hasta 1737 y su preeminencia social y cultural hasta la primera mitad del siglo XIX, cuando fueron conquistados definitivamente por la etnia peul. No obstante, los "arma" (los andalusíes descendientes de Yuder y los moriscos, así llamados por portar nunca vistas armas de fuego), continuaron desempeñando un relevante papel en la política regional y participaron activamente en los procesos de independencia de Malí. Aún hoy se aferran a su origen andaluz, utilizan palabras castellanas y recuerdan al conquistador que fundó su dinastía, un cuevano, Yuder Pachá.

Siglos XVII y XVIII

Los siglos XVII y XVIII son quizá los más desconocidos de la historia almeriense.

El siglo XVII se inicia, como dijimos, con una despoblación galopante, a la que hay que sumar terremotos, sequías y una costa bajo constante amenaza pirata. La repoblación cristiana, proveniente sobre todo de Jaén, Granada, Castilla-La Mancha, Levante y Aragón es insuficiente y no logra repuntar la demografía de la ciudad ni la provincia. Las malas comunicaciones y el aislamiento siguen siendo los mismos de siglos.

A pesar de todo ello, La actividad minera es impulsada con las explotaciones de hierro en los Filabres, plomo en Gádor y mármol en Macael. La contrapartida son las consiguientes talas masivas en las sierras de Gádor y Almagrera, que iría agravándose durante los siglos siguientes y contribuiría de manera importante a deforestación que sufre hoy todo nuestro territorio (a esto se deben las talas y la sequedad atávica de la provincia, y no a la necesidad de madera para construir la Armada Invencible, como se suele contar en Almería).

Este aislamiento y las penosas condiciones contrastan no obstante con una actividad cultural y etnológica que nace para ir desarrollándose poco a poco durante este siglo y el siguiente, el XVIII. En efecto, muchas de las costumbres, tradiciones, juegos o vestimentas nacen durante estos 100 años.

En 1640 se edita el primer libro en Almería, a instancias del obispo José de la Cerda, lo que lentamente va abriendo el camino a nuevas iniciativas que vendrán con los ecos de la Ilustración. En el siglo XVIII, los gobernantes de la ciudad comienzan a preocuparse de recabar información veraz sobre demografía, trabajo y emigración y se crean agrupaciones culturales y sociales como la Sociedad Económica de Amigos del País de Vera, una de las más sobresalientes de Andalucía en la época.

En lo artístico cabe destacar la construcción en este siglo de dos templos de gran importancia en la provincia, la iglesia de la Encarnación en Vélez-Rubio y el Santuario del Saliente en Albox, a lo que se deberá sumar las numerosas imágenes religiosas del murciano Francisco Salzillo y del círculo de José de Mora, procedentes de Granada, que algunas se veneran hoy día en Semana Santa, como el Nazareno de Huércal-Óvera o el de Vélez-Rubio; mientras otros fueron quemados en la Guerra Civil, como el Nazareno del Convento de las Claras de Almería o la imagen de la Virgen de los Dolores de la Iglesia de Santiago, en la capital de la provincia. Con todo, el norte de la provincia goza quizá de mejor condición que el resto, debido a la exitosa repoblación y urbanización llevada a cabo por el marqués de Los Vélez.

El siglo XIX

El siglo XIX rubricó la lenta recuperación iniciada los dos siglos anteriores. Almería fue testigo de una segunda edad de plata, sobre todo a finales de la centuria, que tuvo su origen en la apertura comercial y la consolidación de la minería y la agricultura desde las primeras décadas de siglo.

La Guerra de Independencia no pasó de largo por Almería. Aunque su amenaza se veía lejana desde nuestra provincia, los franceses llegaron a ocuparla comandados por Goudinot, quien entró en la ciudad el 15 de marzo de 1810. Le ofrecieron resistencia los famosos guerrilleros Mena, Villalobos y Arostegui. En 1812, los franceses se retiran de Almería tras ser vencidos en Arapiles.

En 1814 vuelve Fernando VII al poder y con él el absolutismo y la derogación de las Cortes de Cádiz de 1812. En este contexto se dio otro de los más conocidos episodios históricos de la capital, la matanza de los "coloraos". Tuvo lugar en 1824, cuando un grupo de soldados provenientes de Gibraltar, a los que se les apodó los "coloraos" por el tono de sus casacas, desembarcó en Almería con ánimo de proclamar la Libertad y restituir la Constitución de 1812. Como anécdota, decir que estaban éstos relacionados con una sociedad secreta, la Santa Hermandad, de inspiración comunera. Al fracasar en su intento, 22 de ellos fueron fusilados por los absolutistas en la Rambla de Belén a la altura de la c/ Granada. Años más tarde, se levantó en su honor un monumento en la Plaza Vieja al que se le llamaba cariñosamente -y se le llama- el "pingurucho" y que fue también objeto de controversia: destruido en 1943, durante la dictadura militar, con motivo de la primera visita del general Franco a Almería, no se restituyó hasta 1987 a instancias de los grupos más progresistas de la ciudad, quienes también resucitaron el homenaje anual a los "coloraos" celebrado cada 24 de agosto.

Es también el siglo XIX el siglo de los avances geopolíticos, urbanísticos y de infraestructuras. Los liberales, una vez se hicieron con el gobierno de Madrid, promovieron una reestructuración administrativa del país de la que nacieron las actuales provincias. Fue gracias a las gestiones del Conde de Ofalia, desterrado a Almería, que nació de facto nuestra provincia y adquirió por decreto de 1834 personalidad administrativa propia , quedando desvinculada del viejo Reino de Granada.

La fisonomía de la ciudad sufrirá un cambio drástico en lo que se ha venido a llamar la evolución de ciudad conventual a ciudad burguesa. En efecto, Almería se derrama fuera de sus murallas, que terminan siendo derruidas casi completamente en 1855. Se urbanizan los amplios perímetros monásticos (huertas, campos), recién desamortizados, dando lugar a plazas como la de San Francisco (actual de San Pedro). Se dota a la ciudad de un sistema de alcantarillado y agua potable. Se trazan nuevas calles, se abre la nueva Puerta de Purchena, es encauzada la Rambla de Belén y el eje de la ciudad se desplaza de la c/ Real al novísimo Boulevard, de clara inspiración francesa, que tantos otros nombres recibiría antes de convertirse en el actual Paseo de Almería.

El lugar que ocupa la actual provincia de Almería es, en palabras del prestigioso historiador y arqueólogo Luis Siret, "un impresionante museo natural". Ello se explica, en principio, por las tres culturas neolíticas que se dan en el territorio de la provincia, hecho que es único en nuestro continente: la de Almería, la de Los Millares y la de El Argar, con su aportación a la cultura campaniforme y celta. En el periodo clásico, son muchas las poblaciones íberas y las colonias fenicias y cartaginesas que cobran importancia en Almería. Es destacable la importancia de varias poblaciones ya en la Roma clásica, como las de Urci (junto a Villaricos), Abdera (Adra), Murgi (El Ejido), Baria (Vera) o Tagilis (Tíjola). El puerto de la actual capital de Almería (Portus Magnus) ya era explotado y apreciado por los comerciantes del Lacio.

El puerto de Almería fue en el siglo X uno de los principales puertos de la base naval del Califato de Córdoba.

Con la muerte de Hixem II, se desmorona el Califato de Córdoba apareciendo los Reinos de Taifas en el siglo XI, en el que Almería se independiza bajo el mandato de Jairán. Sigue cobrando importancia, llegando a ser, como reino independiente, una de las taifas más prósperas. La ciudad tenía al menos quince puertas, que guardaban la entrada a una ciudad de cerca de un millón de metros cuadrados, laberíntica y abigarrada. De todas esas puertas, los contemporáneos destacaban por su belleza tres de ellas, que tenían un raro patio interior (en toda la España musulmana, sólo había dos ejemplos más de este tipo de puertas: una en Sevilla y otra en Granada). Llegó a contar con 10.000 telares, que creaban maravillosos tejidos de seda, entre los que destacaban un “tejido de Almería” que era exportado a casi todo el mundo árabe. Las crónicas medievales destacan la actividad comercial de la ciudad y de la prontitud con que los almerienses hacían frente a los pagos. No sólo los tejidos, sino esclavos (Pechina y Verdún eran los comercios de esclavos más grandes de toda Europa), orfebrería y mármol (se han encontrado lápidas funerarias de mármol de Macael hasta en Nigeria) eran su fuerte. El puerto almeriense era uno de los más importantes del Mediterráneo en época califal, de taifas y con los almorávides. Estos últimos dieron cobijo a piratas, convirtiendo al puerto no sólo en la envidia sino, también, en el terror de sus enemigos.

El investigador Florentino Castro Guisasola publicó en 1930 el libro El esplendor de Almería en el siglo XI. La Almería musulmana está presente en muchos textos medievales, como el Romance del Conde Arnaldo o Las Serranillas, del Marqués de Santillana. Los árabes también cantaron las magnificencias de la ciudad, como el sabio almeriense del siglo XIV, IbnJatima, en su libro Ventajas de Almería respecto a los otros países de España.

Lo que se ha venido llamando siglo de oro de la ciudad rozaba su cénit cuando el Papa Eugenio III convocó una cruzada contra la ciudad. Cristianos del sur de Europa se reunieron para acabar con la cruel Almería, como la llamaban los juglares de la época. En el sur de Francia, los romances comparaban Almería con una “piscina” que lavaría los pecados de aquellos que se unieran a la cruzada. El conde Ramón Berenguer de Barcelona, Alfonso VII de León, el rey García Ramírez IV de Navarra y Álava (nieto del Cid) o el gran duque Guillermo VI de Montpellier junto con genoveses y pisanos (que veían como una infranqueable competencia el emporio del puerto de la ciudad y que habían sufrido los ataques de su flota), se dieron cita ante las murallas de Almería. Cada uno traía entre sus huestes a lo más granado de la caballería europea, nombres protagonistas de romances medievales (como el conde de Astorga, Ramiro Flores de Guzmán, llamado la “Flor de las Flores” en el “Poema de Almería”, compuesto a raíz de la conquista). Tras una breve pero intensa resistencia, las murallas fueron asaltadas por doce puntos. Alfonso VII no quiso negociar paz alguna. De los habitantes de la ciudad, 10.000 pudieron huir milagrosamente hacia Murcia y 20.000 se refugiaron en la Alcazaba. De estos últimos, la mayoría de los varones fueron acuchillados. Alfonso VII, “el Sultancillo”, como le llamaban despreciativamente los almerienses, devastó Almería y destruyó sistemáticamente las industrias de la ciudad en 1147.

El botín fue repartido entre los soldados, si bien los nobles se llevaron la mejor parte. Los jefes genoveses se apropiaron del “Sacro Catino”, una gran fuente de esmeralda finamente tallada a seis puntas en la que, según la tradición, Jesucristo sirvió el cordero en la última cena. Alfonso VII se llevó partes de la gran mezquita, que depositó en el Monasterio de las Huelgas de Burgos, y ricos tejidos, con los que sería confeccionada la famosa casulla de San Juan de Ortega. El conde de Barcelona se llevó las espectaculares puertas de la Puerta de Pechina, forradas de cuero de buey y tachonadas con clavos de bronce, cuya última pista nos lleva a la capilla vieja de la Universidad de Barcelona.

Tras diez años de dominio castellano, hasta 1157, los almohades lograrían recuperar la ciudad e intentan devolverle su antiguo esplendor, sin conseguirlo. Los granadinos la hacen luego su puerto principal. Es destacable el asedio que volvió a sufrir en 1309 por parte de las tropas de Jaime II de Aragón, que no pudieron con la sólida resistencia almeriense. En esta época, Almería es el escenario de batallas, incursiones y razzias entre los cristianos de Murcia y los moros de Granada. Y en esta época probablemente tiene origen el dicho: Cuando Almería era Almería, Granada era su alquería.

Durante el siglo XV, las luchas por el trono del reino de Granada se irán sucediendo, proclamándose rey de Almería Abdalá El Zagal, reinado que durará poco tiempo porque el 26 de diciembre de 1489, los Reyes Católicos conquistan la ciudad y El Zagal les entrega las llaves de Almería.

Almería en época musulmana se dividía en tres barrios:

El núcleo primitivo fue La Medina.
El arrabal de Al-Hawd (El Aljibe), actuales barrios de La Chanca y Pescadería.
El arrabal de La Musalla que se extendía desde la actual calle de La Reina hasta la Rambla Obispo Orberá.
Al brusco deterioro de las prosperidad de Almería se añadió una sucesión de terremotos, dos de los cuales fueron terribles: el de 1518, que elimina para siempre la Vera musulmana, matando a todos sus habitantes, y el de 1522, que se dejó sentir hasta en las Azores, y que devastó Almería por completo, convirtiéndola casi en un solar y siendo la principal causa de la destrucción de la práctica totalidad de los edificios que los árabes habían levantado en ella, así como de la catedral antigua. Estos terremotos y la esquilmación demográfica hacen que apenas haya mención a Almería hasta la modernidad. Es en el siglo XIX cuando resurge su puerto debido a la extracción minera y la exportación de uva de Berja y Ohanes. Fue designada capital de la provincia homónima en la nueva reasignación de finales de este siglo.

Fuente: wikipedia

miércoles, 25 de noviembre de 2020

La Guerra de los 100 Años en Almería

 La Guerra contra Francia (1883-1983)

Entre julio de 1870 y enero de 1871 tuvo lugar una guerra entre Francia y Prusia, y el triunfo de los prusianos sirvió para que terminaran de configurar la unificación alemana. La derrota fue de gran importancia para Francia, que contabilizó 140.000 galos muertos. El monarca español Alfonso XII realizó un viaje en septiembre de 1883 a Francia, Alemania, Austria y Bélgica.

En Berlín, un banquete de gala con Bismarck, ensalzó la causa prusiana y dio a entender que Alemania contaría con el apoyo de España en el caso de una nueva guerra contra Francia.​ También fue elegido como coronel honorario de la guarnición de ulanos en Alsacia, que era un territorio alemán reivindicado por Francia. A su regreso pasó por París con su uniforme prusiano y fue recibido por la plana mayor del gobierno francés además de por un buen número de ciudadanos franceses. El monarca sufrió una lluvia de insultos, abucheos y le fueron lanzados alguna que otra piedra y otros objetos de los ciudadanos. A su regreso a Madrid, el monarca fue recibido con una gran multitud de españoles que le lanzaba vítores en señal de apoyo.

Ante tal afrenta sufrida en Francia el Ayuntamiento de Líjar promulgó el siguiente bando:

Sesión Ordinaria de 14 de octubre de 1883

Srs. Del Ayuntamiento Miguel García Saez. Juan Martínez. Daniel Molina. Nazario Saez. Juan Diaz. Raimundo Lopez. Francisco Martínez. Antonio Martínez. Andrés Martínez. Francisco García. En la villa de Líjar a catorce de octubre de mil ochocientos ochenta y tres, reunidos los Srs. Del Ayuntamiento que al final suscriben, en Sala Capitular y Sesión Ordinaria bajo la presencia del Sr. Alcalde D. Miguel García Saez.

Abierta la sesión se dio lectura de la acta de la anterior y se aprobó por unanimidad.

Se dio cuenta de cuantas ordenes se han recibido en la semana y se acordó su cumplimiento por quien corresponda.Por el Presidente se hizo saber al Ayuntamiento, que al pasar por la Ciudad de París, el Rey D. Alfonso de regreso de su viaje el día veinte y nueve de septiembre último, fue insultado, apedreado y cobardemente ofendido por turbas miserables, pertenecientes a la Nación Francesa.

Que el más insignificante Pueblo de la Sierra de los Filabres, debe de protestar en contra de semejante atentado, y hacer presente, recordar y publicar, que solamente una mujer vieja y achacosa, pero hija de España, degolló por si sola treinta franceses que se albergaron, cuando la invasión del año ocho en su casa. Que este ejemplo solo, es muy bastante para que sepan los habitantes del Territorio Frances, que el pueblo de Líjar, que se compone únicamente de trescientos vecinos y seiscientos hombres útiles, está dispuesto a declararle guerra a toda la Francia, computando por cada diez mil franceses un habitante de esta villa. Pues es necesario que sepa el Territorio Francés, que España ostenta en su escudo, la insignia de más valor que puede ostentar la primera nación del Mundo. Tiene en la nada menos que un León. Cuenta la Historia Española, un Sagunto, un San marcial, Bailén, Zaragoza, Otumba, Lepanto y un Pavía, que ninguna Historia de las que se conocen hasta el día puede presentar ejemplos tan terribles.

Que un Carlos Primero de España, supo hacer prisionero a un Rey Francés, y cuando lo guardaba en Castilla, con cuantas consideraciones se albergan únicamente en pechos Españoles, supo el solo atravesar, la Francia aterrorizando con su figura el Mundo. Que también hubo un Felipe Segundo, que en su reinado supo abarcar de uno a otro confín de la Tierra y que ahora, cuando el Pueblo de España, no cuenta ni con un Gonzalo de Córdoba, ni con un D. Juan Chacón, ni con un Conde de Gabia, ni un Dureña Ponce, hay todavía vergüenza y valor para hacer desaparecer del mapa de los Continentes a la Cobarde Nación Francesa.


El Ayuntamiento tomando en consideración lo expuesto por el Alcalde, acuerda unánimemente declararle Guerra a la Nación Francesa, dirigiendo comunicado en forma debida directamente al Presidente de la República Francesa, anunciando previamente al Gobierno de España esta Resolución.

No teniendo ninguna otra cosa que acordar, se levantó la Sesión, estampando la presente acta, que firman los Srs que sabían y los que no signan, de que yo el Secretario Certifico.

Fragmento del documento de la declaración de guerra de Líjar a Francia.


En la villa de Líjar, provincia de Almería, siendo las doce horas del día treinta de Octubre de mil novecientos ochenta y tres.

No hubo incidentes bélicos importantes y el 30 de octubre de 1983 tras 100 años de guerra incruenta se firmó la paz entre Líjar y Francia. Por representación del país galo acudieron el cónsul y vicecónsul de Francia en Málaga y Almería, y en representación de Líjar el alcalde Diego Sánchez Cortés. Se firmó la siguiente acta de paz:

Reunidos en la plaza pública de esta villa, por una parte los representantes de la Nación Francesa, en las personas del cónsul y vicecónsul de Málaga y Almería, y por otra la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Líjar, presidido por su Alcalde D. Diego Sánchez Cortés, siendo testigos de excepción autoridades civiles y militares de la provincia.

sábado, 27 de julio de 2019

Conceptos y tipos del Megalitismo

CONCEPTO Y TIPOS BÁSICOS DEL MEGALITISMO

A pesar de que en el sentido literal podemos encontrar construcciones megalíticas en todo el mundo, desde Japón a los Gigantes de la Isla de Pascua, se denomina realmente megalitismo al fenómeno cultural localizado en el Mediterráneo occidental y la Europa atlántica, que se produce desde finales del Neolítico hasta la Edad del Bronce, caracterizado por la realización de construcciones arquitectónicas con grandes bloques de piedra escasamente desbastados llamados megalitos y con práctica de inhumación colectiva para sus muertos.

Al hablar del megalitismo tenemos que señalar los dos grandes grupos de construcciones megalíticas, las que no son construcciones funerarias y las que sí lo son. Las construcciones no funerarias se encuentran más restringidas en el espacio a diferencia de las funerarias. Estas estructuras megalíticas no funerarias suelen desarrollarse en momentos avanzados de la prehistoria reciente, pero en algunas ocasiones se pueden encontrar construcciones no funerarias y funerarias en la misma área, dando lugar a estructuras muy complejas. En el caso del Sureste de la Península Ibérica nos interesan sólo las segundas.

Las construcciones megalíticas funerarias en relación con el gran esfuerzo que requiere su construcción, especialmente si los túmulos son de grandes dimensiones, tienen la particularidad de incluir variantes y en la gran mayoría de ellas se practicaba la inhumación colectiva al menos a partir de un determinado momento. Los tipos de construcciones funerarias megalíticas se dividen en tres grandes modelos propuestos por Glyn Daniel: las cámaras funerarias simples (sin corredor) o dólmenes simples (construcción de grandes piedras, en un inicio como tumba individual); las complejas con corredor o los sepulcros de corredor; y los sepulcros megalíticos tipo galerías.  

Las cámaras funerarias simples o dólmenes simples son sepulcros megalíticos, trapezoidales, cuadrangulares o rectangulares, de escasas dimensiones y sin corredor. En el oeste de la provincial de Andalucía (Huelva, Sevilla, Córdoba y Cádiz) están extensamente documentados. En Portugal nos encontramos con los dólmenes poligonales o antas. Mientras que en el este de Andalucía nos encontramos especialmente con las cámaras funerarias circulares, llamadas “rundgräber” según la terminología de G. y V. Leisner (1943).

El segundo modelo consta de las cámaras funerarias complejas o sepulturas de corredor que están divididas interiormente en varios espacios. Normalmente contaban con una o, excepcionalmente, varias cámaras (redondas, cuadradas o poligonales) comunicadas con el exterior mediante un corredor. Tanto en este tipo como en el anterior el conjunto se protegía con el túmulo de tierra, a veces con corazas concéntricas, que daba solidez a la construcción.

Los tholoi son sepulcros de corredor, donde este da acceso a una cámara circular con cubierta de falsa cúpula por aproximación de hiladas (Almagro 1965), aunque en general el término se aplica a todos los sepulcros en los en la técnica constructiva se emplea la mampostería. El corredor puede aparecer segmentado en varios tramos. La planta de los túmulos normalmente es circular u oval. A veces la cubierta puede estar hecha de grandes losas. Por mencionar algunos de los sepulcros de falsa cúpula más famosos de Europa podemos citar el del Romeral (Antequera), Los Millares (Almería), Newgrange (Irlanda), entre otros muchos.

Dentro del tercer modelo de estructuras megalíticas funerarias nos encontramos con el sepulcro de galería,  en el que no se puede distinguir en la planta el corredor de la cámara, y que muestra forma rectilínea de paredes paralelas. Un importante ejemplo meridional de este tipo de tumbas es la Cueva de Menga (Antequera).

Por otro lado, nos encontramos con que las construcciones megalíticas funerarias pueden no estar hechas de grandes piedras, pero si ser consideradas megalíticas sólo por el hecho de que la planta y el alzado reproducen los modelos clásicos. Estas son las cuevas artificiales, construcciones funerarias excavadas en la roca. Ellas tuvieron la misma función de contenedor funerario al igual que las estructuras megalíticas y fueron construidas en la misma época, un ejemplo de ello es la necrópolis Alcaide en Antequera (Marqués et al., 2004).

En una estimación algo corta, se estima que los monumentos megalíticos en Andalucía (c. 87 000 km2) podrían llegar a ser alrededor de 1600 estructuras. Estando la mayor concentración de estos monumentos en el este de la provincia de Almería (c.600) y Granada (c.550) (Aguayo de Hoyos, P. y García Sanjuán, L; http: //www.us.es/dpreyarq/web/almaden11.htm), siendo los tholoi más abundantes en el este de Andalucía y en el sudeste de la Península Ibérica, especialmente en Almería lo que no quiere decir que dominen numéricamente (García Sanjuán y Hurtado Pérez, 2002). Mientras que en el centro de Andalucía de acuerdo con Ferrer Palma (1987) son los tholoi, los sepulcros de galería y las cuevas artificiales los más abundantes.

Dentro de nuestra investigación son las construcciones megalíticas funerarias, de la provincia de Almería, las que forman parte esencial de nuestra trabajo y atención. Destacando las cámaras funerarias o sepulcros megalíticos (dólmenes, palabra bretona que significa “mesa de piedra”) simples o de corredor, configuradas por grandes piedras clavadas verticalmente, llamadas ortostatos que suelen sostener una gran losa horizontal que cubre la cámara. Encontramos en su interior las inhumaciones, donde los cuerpos son depositados sin ser cubiertos de tierra, tratándose de enterramientos múltiples o colectivos en los que se van arrinconando los individuos a medida que se introducen nuevos cadáveres.

MEGALITISMO EN EL SURESTE. VALORACIÓN HISTOGRÁFICA

Almería es considerada uno de los focos más antiguos y representativos del megalitismo de la Península Ibérica. Tiene una evolución continua desde el final de la cultura neolítica (“Cultura de Almería”) hasta la fase calcolítica de Los Millares, caracterizada por los tholoi que, sin embargo, convivirán también en ese periodo con otros tipos de sepulcros.

Las primeras noticias de los megalitos del Sureste de la Península Ibérica surgen en 1868 gracias a Manuel de Góngora y Martínez, quien dio a conocer los conjuntos del Rio de Gor y los de Fonelas, Las Peñas de los Gitanos en Montefrío y el dolmen de Dílar (junto a Granada) (Góngora, 1868). Pero la mayor cantidad de información fue proporcionada por el ingeniero belga Louis Siret (finales S.XIX y comienzos XX), quien llega a Almería gracias a su hermano Enrique Siret.

Hoy día el Sudeste español es una de las zonas más interesantes de la Prehistoria de Europa. En particular la provincia de Almería, definida por Luis Siret como “un inmenso museo prehistórico al aire libre”.

Importante es señalar la periodización de la “Cultura de Almería” que realiza Luis Siret a través de sus hallazgos. Siret encuentra en la provincia de Almería y Granada, unas 530 tumbas, con 5,300 individuos y unos 50 dólmenes con ocupación continuada hasta la edad del Bronce, con unas 1,000 inhumaciones aproximadamente (según sus cuadernos depositados en los fondos del Museo Arqueológico Nacional de Madrid) (Cámalich Massieu, 1999). A base de sus hallazgos, divide al Neolítico en dos etapas, antiguo y reciente.  

El Neolítico antiguo (Fase I), donde ocurre un impulso importante de las influencias orientales (punta de flecha, el pulimento de las hachas y la decoración cerámica) y una pobre producción indígena (talla de silex imperfecta y con presencia de microlitos) consta de dos facies, la cazadora y la agricultora. Se le asignaría por ejemplo a los poblados del Gárcel, Tres Cabezos y los de Huércal (Siret, L. 1892: 385-387). Se podría correlacionar con lo que actualmente se define como Neolítico Tardío. La Fase II: “Cultura de la edad de la Piedra” en Almería es definida como un Neolítico medio con doble facies. La primera facies reflejada por la evolución de los geométricos dominando las formas triangulares. La Segunda facies por la llegada de una nueva etnia que trae consigo nuevos materiales como tipos de silex que no se encontraban en la zona y una alta calidad técnica en las puntas de flecha foliáceas. El origen remoto de esta técnica del trabajo del silex lo sitúa en Egipto. Actualmente se consideraría como Neolítico Final. La Fase II/III es la continuación del Neolítico Final y Siret sigue llamándola “Cultura de la edad de Piedra” en Almería y será seguida en el tiempo por la plena edad del Cobre, representada por Los Millares. Esta fase tiene dos facies: la paleolítica de sustrato y la eneolítica de importación. La llegada del eneolítico para Siret supone la civilización del cobre, la decadencia de la piedra pulimentada y los procedimientos perfeccionados para la utilización del silex.

El Neolítico reciente según L. Siret constituiría su Fase III con presencia de cobre (escaso y no está generalizado su uso) caracterizada por la influencia foránea, a través de un activo comercio marítimo fenicio, con vasos cerámicos imitando los huevos de avestruz y sus decoraciones pintadas, la perfección de la talla del silex, el marfil, cuentas vidriadas, vasos campaniformes, pinturas murales de las sepulturas, la agricultura de irrigación o la emergente metalurgia (Siret, L. 1892: 387-388). Estaríamos ya, según los parámetros actuales en el Calcolítico Pleno.

G. y V. Leisner, basándose en el trabajo de Siret, realizan la periodización de la “Cultura de Almería” a través de la tipología de las tumbas mientras que Siret lo realizó a partir de los poblados. De los estudios realizados por G. y V. Leisner y Siret, obtenemos la siguiente tipología de enterramientos en relación con la periodización (Acosta, P. et al. 1981):

A. Sepulcros de cámara simple circular, no excede sus ejes más de 0.30m.                  

B. Sepulcros de cámara simple oval, sus ejes con diferencia mayor a 0.30m.

C. Sepulcros de cámara simple cuadrangular, no excede los 0.30m.

D. Sepulcro de cámara simple rectangular, diferencia en ejes más de 0.30m.

E. Sepulcros de cámara simple poligonal.

F. Sepulcros de corredor con cámara de tendencia circular.

G. Sepulcros de corredor con cámara de tendencia cuadrangular.

H. Sepulcros de corredor con cámara de tendencia rectangular.

I. Sepulcro de corredor con cámara de tendencia trapezoidal.

J. Sepulcro de corredor con cámara de tendencia poligonal.

K. Sepulcro cuyas plantas o técnicas constructivas no están especificadas.             

Adicionalmente existen también los siguientes subtipos en esta tipología: a) mampostería, b) losas, c) losas y mampostería, d) técnicas constructivas sin especificar.   

La unión de la tipología de las tumbas, su subtipo y la periodización nos dan como resultado un interesante sistema muy útil para poder clasificar las tumbas. A continuación mostraremos ejemplos de este sistema:

Fase I

Aa) Sepulcros de planta simple circular. Mampostería.

Ab) Sepulcros de planta simple circular. Losas.

Ac) Sepulcros de planta simple circular. Losas y mampostería.

Ad) Sepulcros de planta simple circular. Técnicas constructivas sin especificar


Este sistema permite realizar numerosos análisis y poder identificar que las tumbas con plantas simples disminuyen por fases. En Fase I son más frecuentes los elementos pulimentados mientras se encuentra una mayor abundancia de láminas en la Fase II/III. El poblado de El Gárcel estudiado por Siret es considerado Neolítico antiguo, lo que es posible a través de la evidencia de microlítica. En el aspecto constructivo encontramos también que en la Fase I las plantas simples con cámara circular predominan, pasando a cámaras cuadrangulares con diversificación de los corredores en la Fase II, y la frecuencia de estos y cámaras rectangulares en la Fase II/III, aspectos que, pese a críticas anteriores, han sido recientemente revalorizados (Cámara Serrano y Molina González, 2004).

A causa de la falta de precisiones estratigráficas, a los estudios parciales de la cultura material mueble y a uso del fósil-guía debemos señalar que a menudo resulta difícil una atribución clara de los yacimientos y especialmente de los sepulcros dado que el ritual de inhumación colectiva implica su uso continuado. En este sentido la definición de la Cultura de Almería ha resultado problemática, especialmente porque determinados autores no han sido capaces de distinguir el Neolítico Tardío del Final. Otra problema es que algunos investigadores no lo consideran como cultura, ni siguiera en términos cronológicos pensando que son comunidades pobres calcolíticas. En este sentido la solución se puede obtener a través del análisis estratigráfico, proporcionando una cronología sólida a dicho esquema. Así lo mostraron Arribas y Molina (1979), aunque fuera a partir de un yacimiento extraño al Sudeste, Los Castillejos en Las Peñas de los Gitanos (Montefrío, Granada) a partir del cual se estableció la relación entre la Cultura de Almería y la Cultura de las Cuevas (Fernández-Miranda, M. et al., 1993) o en términos más apropiados la relación entre el Neolítico Medio, el Neolítico Tardío y el Neolítico Final.

Después del completo catálogo de Georg y Vera Leisner (Leisner y Leisner 1943), en los años 50, entre 1955 y 1959, los arqueólogos Manuel García Sánchez y J. C. Spahni  realizaron el más completo análisis sobre los sepulcros megalíticos del río Gor (un total de 198 sepulcros megalíticos, más 40 dólmenes que habían desaparecido desde los trabajos de Siret, obteniendo un total de 238 sepulcros para esta zona) (García y Spanhi 1959-60). A partir de entonces los trabajos más completos de catalogación han tenido lugar en el Bajo Andarax (Cara y Rodríguez, 1987), el Pasillo de Tabernas (Alcaraz et al., 1994) y el Alto Almanzora (Román et al., 2000).

Durante el IV milenio BC en la comarca de Alto Almanzora encontramos yacimientos de altura (a más de 1,000 m.s.n.m), ubicados en serratas que dominan un amplio territorio con una visibilidad abierta en todas direcciones. En el conjunto Purchena y en general en el Alto Almanzora destaca la asociación de asentamientos y necrópolis en áreas cercanas (ejemplos: La Ruína, Llano de los Churuletes), no conociéndose dispersiones similares a las del área occidental. Las tumbas se localizan en mesetas limitadas por ramblas como sucede en las tumbas de Purchena (occidental) que presentan diámetros superiores a los 3 m con fechas del III y II milenio. Las tumbas del sector oriental del valle son de menor tamaño que las más occidentales, y así Loma del Cucador 9 no superan los 2m de diámetro. Actualmente se está intentando datar estos sepulcros a partir de los restos superficiales cerámicos usando la técnica de Termoluminiscencia (Román Díaz et al., 2003).

La particularidad mayor de este grupo de necrópolis es la abundancia de ídolos desde los cruciformes en fase II de Loma de la Atalaya 12 (Purchena) o en Loma de la Torre 4 (Cantoria) a falanges como los de Buena Arena 1 y 2 (Purchena) e ídolos-placa como en Jautón 4 (Purchena), siempre en la fase II-III (Cámara Serrano y Molina González, 2004).

En el bajo Almanzora, Almizaraque pudo cumplir el papel de centro nuclear de un amplio territorio hasta los momentos finales de la edad del cobre, cuando la reestructuración del poder debió de conducir a una fragmentación del territorio relacionada con el auge de las aristocracias de centros periféricos como Las Pilas (Mojácar), en el valle del Aguas, proceso que culminaría con el nuevo sistema político argárico al iniciarse la edad del Bronce (Molina González y Cámara Serrano, 2002). Este  yacimiento fue excavado por Siret en dos etapas, de 1903-1906 trabajó las zonas del Oeste y el Sur del yacimiento descubriendo 30 casas, varios silos abiertos en la roca y ídolos oculados sobre huesos. En la segunda etapa, de 1932-1933 excavó varias zanjas con direcciones N-S y W-E, desde el centro del cerro (Galván Martínez, 1995).

La necrópolis la Encantada se encuentra junto a este yacimiento y también fue descubierta por Luis Siret que en 1907 comienza las excavaciones. Se mencionan tres tumbas tipo tholos. La número I es la más cercana al poblado y mejor conservada. En el centro de la cámara se encontró un hoyo de una columna de madera, bastantes cuentas esteatita, caleíta y mármol hoy desaparecidas. La Encantada II (en notas de Flores, “dolmen #2”), totalmente destruida, presentaba cámara circular, hacia Poniente mientras que en la Encantada III, casi desaparecida, se sitúa hacia Levante, más cerca del “tell” del poblado (Almagro, Mª. J. 1965).

En cualquier caso antes de acometer un resumen de nuestra propia catalogación bibliográfica conviene trazar un panorama más pormenorizado de las investigaciones recientes en la zona más cercana a la que hemos utilizado como muestra, el Campo de Níjar, es decir desde el noroeste de la provincia de Almería hasta el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar.

EL ALTO ANDARAX-NACIMIENTO: LAS TRES VILLAS

En el entorno de Fiñana, al noroeste de la provincia de Almería ciertas obras públicas, autovía y campos eólicos, han obligado a actuar sobre un extenso grupos de megalitos descubiertos por F. M. Alcaraz Hernández y en gran parte inéditos (Ramos Millán et al., 2002).

Los megalitos investigados en Las Tres Villas pertenecen a una extensa necrópolis, que fue denominada necrópolis del Cerro de las Veredas. Generalmente se trata de megalitos de pequeñas dimensiones, con plantas cuadrangulares, rectangulares y trapezoidales. Entre ellos se encuentran Benítez, Encina y el Cortijo. Benítez tiene una cámara funeraria prácticamente construida en el túmulo, ya que sólo la base de la misma esta excavada levemente en el techo de la roca. Ha sido afectado por el expolio, lo que no ha permitido determinar con precisión la planta de su cámara, siendo posiblemente cuadrangular o poligonal. La Encina tiene una pequeña cámara trapezoidal semiexcavada en la roca y semiconstruida en un túmulo muy erosionado, encontrándose totalmente expoliada, ya que sólo ha proporcionado entre sus ajuares algunos fragmentos óseos y cerámicos. El Cortijo es comparable a los anteriores en términos generales, mostrando cámara poligonal  totalmente excavada en la roca arcillosa.

Junto a este conjunto mayoritario de megalitos sencillos, aparece una población menor de estructuras megalíticas mayores, con destacadas particularidades constructivas, de túmulos visibles, cámaras cuadrangulares y circulares, puertas perforadas, posibles corredores de acceso y grandes ortostatos. A este reducido grupo de sepulturas mayores y complejas pertenecen los tres túmulos megalíticos de Boca Escúllar (Escúllar 1, 2 y 3).

Si bien las estructuras megalíticas simples son bien conocidas en otros contextos (Bajo Andarax, Tabernas), estos tres grandes túmulos (Escúllar 1, 2 y 3) son monumentos funerarios excepcionales de este fenómeno cultural del megalitismo, y como denuncian los ajuares materiales, coetáneos de los tholoi millarenses y a megalitos de importantes dimensiones (por ejemplo en el término municipal de Alhama) conocidos en el Bajo Andarax. Como en otros contextos geográficos vecinos, estos monumentos funerarios se sitúan en torno a las grandes vías de comunicación natural que son las fluviales, jalonándolas  a partir de su disposición en colinas y cerros de gran visibilidad que bordean la cuenca del Río Nacimiento y sus ramblas subsidiarias, como la Rambla de Escúllar. La cronología y secuencia evolutiva de estas sepulturas megalíticas, a falta de excavaciones modernas, se basa aún en las adscripciones de las primeras investigaciones. Según lo anterior, los megalitos simples serían más antiguos y con una cronología neolítica. Los megalitos mayores y complejos pertenecerían a la última época de este poblamiento, el mundo calcolítico de la segunda mitad del tercer milenio a. C. en cronología convencional (Huéchar-Alhama), donde como en esta necrópolis del Cerro de las Veredas, también están presentes rasgos típicamente millarenses.

BAJO ANDARAX: LOS MILLARES

El poblado de Los Millares se encuentra en el municipio de Santa Fe de Modular, a 17 Km de Almería. Es uno de los yacimientos más importantes del inicio de la edad de los metales en el sureste, y da nombre a la Cultura de Los Millares, que se extendió por todo el Sudeste.

El poblado que cubre prácticamente todo el desarrollo calcolítico (3200-2150 A.C.) se localiza en una meseta en forma de espolón entre el río Andarax y la rambla de Huéchar. Está situado estratégicamente próximo a las minas de cobre de la sierra de Gador (Molina González, 1988; Molina González y Cámara Serrano, 2002). Sin embargo se ha dicho que el papel de la metalurgia en el desarrollo social fue de un elemento que no impulsó pero que pudo favorecer el mantenimiento del poder de determinar grupos sociales o incluso de ciertos poblados a través de la exhibición y circulación de elementos de prestigio y de la adquisición, a partir de ellos, de otros medios de producción (Molina González y Cámara Serrano, 2002).

El poblado de Los Millares fue descubierto en 1891, durante la construcción de una vía férrea, y fue excavado por primera vez por Louis Siret (Siret, 1913). Tras un largo periodo de abandono y expolio, en los años 50 los profesores Almagro y Arribas reanudan las excavaciones (Almagro y Arribas, 1963). Posteriormente en 1978 se iniciaron nuevas excavaciones hasta la actualidad, las investigaciones están dentro del “Proyecto Millares” dirigidas por el Departamento de Prehistoria de la Universidad de Granada (Molina González, 1988).

L. Siret menciona 100 tumbas en la necrópolis, pero sólo sitúa 80 en el plano publicado  ninguna de las cuales es señalada con la numeración dada por P. Flores (Nos 1-75). Este último es quien las excava y documenta, enviándole esta información a L. Siret (Chapman, 1981). En 1943, G. y V. Leisner publican la información de 75 tumbas, de las que tenían documentación y objetos de ajuar.

Durante mucho tiempo no se pudo correlacionar ninguna de las tumbas sobre el terreno, con la excepción de la nº 17, la única en el interior de la muralla del poblado y la nº 40, la mayor de la necrópolis (Almagro y Arribas 1963). De las 75 tumbas, dos eran cámaras circulares simples (nº 33 y nº 51 “Rundgräber ohne Gang”; según descripción de los Leisner), dos eran cuevas o se excavaron parcialmente bajo salientes rocosos (nº 39 y nº 66), una era una cista de piedra (nº 29), cinco eran “megalithische Gräber”(nos 8, 26-28 y 63) y 63 eran descritas como “kuppelgräber” (nos 1-7, 9-25, 30-32, 34, 37-38, 40-50, 52-62, 64-65, 67-75). Un enterramiento en cista (nº 35) y un sepulcro de corredor de ortostatos (nº 36) completaban el conjunto. Otra de los problemas con la que se encontraron G. y V. Leisner es que se menciona el barranco del Viaducto, pero posiblemente fuera el nombre antiguo del barranco de Pantaleo (Chapman, 1981).

En 1963, Almagro y Arribas logran correlacionar un número mayor de sepulturas gracias a un croquis inédito de Siret que no fue utilizado ni visto por los Leisner (Almagro y Arribas, 1963). Chapman en su tesis doctoral se dedicó a recopilar los detalles del estudio de Almagro y Arribas pudiendo correlacionar 31 tumbas con las publicadas por los Leisner y 4 más de manera provisional, dando 35 tumbas; el 61.4% respecto a las 56 del plano, el 46.6% respecto a las 75 publicadas por los Leisner y el 35% al respecto al centenar de Siret.

Nosotros, en nuestra investigación, al realizar las lecturas de los documentos nos encontramos con diversas contradicciones y errores de imprenta. Por ejemplo, en el área del ajuar, donde la publicación de Almagro y Arribas (1963) realiza una detallada descripción de las piezas encontradas en Los Millares basándose en  los dibujos publicados por G. y V. Leisner, nos encontramos con algunas contradicciones, por ejemplo en la sepultura VII (numeración de Almagro y Arribas) ó 7 (numeración de G. y V. Leisner) se le da el nº 43 a dos piezas distintas, en este caso gracias a las descripciones y los dibujos de G. y V. Leisner se pueden diferenciar, uno sería nº 43 (punzón de hueso en tres fragmentos) y el otro nº 42 (fragmento puñal hueso con mango).

En el escrito de G. y V. Leisner (1943) también nos encontramos contradicciones y errores de imprenta por ejemplo, en el Grupo 16 formado por Los Millares, nos encontramos con que Los Millares 25 está repetido en dos ocasiones, pero esta tumba correspondería a la “taf.18, grab.6” mientras “taf.21, grab.2 correspondería Los Millares 24.

Otras particularidades son que los Millares X y XI se encontraban contiguas sobre un mismo túmulo. Entre los restos humanos aunque en general sólo se encuentran restos adultos en la cámara, en los Millares XXI según Almagro y Arribas se encontraron huesos adultos en el nicho de la cámara y no sólo restos infantiles.

BAJO-MEDIO ANDARAX: PASILLO DE TABERNAS

El Pasillo de Tabernas se sitúa cerca del poblado de Los Millares. La zona esta geográficamente considerada como una vía natural de comunicación entre las costas del levante almeriense y las llanuras del interior. Cuenta con  diversos poblados del Neolítico reciente y el calcolítico especialmente en los valles principales junto a pequeñas necrópolis y grandes necrópolis dispersas en los valles que descienden de los Filabres (más de 200 estructuras de enterramiento).

Aunque muchos sepulcros fueron excavados por L. Siret (1890-1906), y su material fue llevado en 1937 al Museo Arqueológico Nacional, la mayor parte de los datos hoy disponibles procede de las prospecciones llevadas a cabo en el marco del Proyecto Millares dirigido por F. Molina González y A. Arribas Palau.

Se han documentando en las prospecciones tumbas megalíticas simples, cámaras cuadrangulares o rectangulares sin corredor, construidas con grandes ortostatos de micasquisto o pizarra predominantemente por lo que no se trata de estructuras portantes estando excavada la cámara siempre en la roca. En general se sitúan en lugares elevados con buena visibilidad.

Un segundo grupo de sepulcros con mayor complejidad constructiva, incluyendo cámaras circulares con corredor, está asociado a los poblados calcolíticos del Pasillo y se sitúan en  pequeñas elevaciones (Alcaraz Hernández et al., 1994).

J.A. Cámara Serrano y F. Molina González (2004) obtuvieron una diferenciación, a través de índices de pendientes y altura, entre las tumbas que nos ayuda a comprender la dispersión megalítica en el sureste. Refieren 3 grandes tipos, subdivididos cada uno en otras agrupaciones.

(1) Alta visibilidad y dominio sobre el entorno. Tipo Ia; tumbas alineadas en las cuerdas montañosas de las partes altas de sierras medias (Velefique, Sierra Bermeja) y bajas (Pueblo). Generalmente tumbas poligonales. Tres subtipos: Ia1 mayor distancia a la tumba más próxima, en el caso de Sierra Bermeja. Ia2- distancia a los asentamientos, baja (ej. Rambla de Velefique). Ia3- alta, Serrata del Pueblo. Tipo Ib- pendiente más bajas, dominan las tumbas rectangulares, exceptuando la circular del subtipo Ib2, la única tumba de valle (Cerro de las Yeguas, Al-TA-095).

(2) Tumbas de sierras bajas y medias. Poligonales en su mayoría. Tumbas de interconexión visual.

(3) Tumbas de menor control visual. Poligonales y circulares. Todas las tumbas rectangulares. Pese a la interconexión visual comentada en otras ocasiones, las tumbas de valle no muestra un dominio sobre el entorno particular, como se en los casos de Los Rubialillos y Los Peñones.


En definitiva Se pueden distinguir las necrópolis dispersas de alta-media montaña para marcar las rutas de desplazamientos, dispersas de media-baja montaña o de interconexión y concentradas de valle, destinadas a destacar la cohesión social y la desigualdad. Se trata de emplazamientos que marcan los desplazamientos de las cuerdas (partes altas de las cumbres), las dorsales (para remontar una sierra de lado a lado), los collados (para comunicar dos valles entre montañas), los vados (para atravesar cursos de agua) y los cruces entre diversas rutas.

Entre el primer tipo de necrópolis destaca la de Terrera-Ventura o Rubialillos situada en el centro del valle junto al poblado de Terrera Ventura y que cuenta con 5 tholoi, a escala inferior de la necrópolis de Los Millares. Fue excavada en 1950 por Cuadrado Ruiz (Topp & Arribas 1965), en 1961 por Martínez Santa Olalla (sin publicar) y en 1973-74 por Gusi Jener.

CAMPO DE NÍJAR

Luis Siret y su capataz Pedro Flores encontraron mucha necrópolis de gran importancia en la región del Campo de Níjar como las necrópolis prehistóricas de las Peñicas y el Tejar. G. y V. Leisner realizaron la recopilación de algunos de estos materiales y documentaron estos enterramientos calcolíticos, publicándose en su obra monumental (Leisner y Leisner 1943). El descubrimiento de la necrópolis del Barranquete a finales de los años 60 motivó una primera intervención arqueológica a cargó de M. Fernández Miranda, quién puso al descubierto su importancia excavando varias tumbas de falsa cúpula. Entre 1969-1972 Mª J. Almagro Gorbea continuó estudiando una serie de tumbas megalíticas pertenecientes a la misma necrópolis, que dieron lugar a varias publicaciones (Almagro Gorbea, 1973a, 1973b). Años más tarde esta misma investigadora realizó varios sondeos arqueológicos en el poblado prehistórico de El Tarajal (36°50’ N 1°29’E), que según la autora no pasaba los 170 m2 de superficie, situado muy cerca de esta necrópolis y destruido en aquellos años (Almagro Gorbea, 1976). No será hasta la década de los años 80 cuando comiencen los primeros proyectos de prospección arqueológica a cargo de J. Ramos en el Campo de Níjar, desde Sierra Alhamilla hasta La Serrata. El estudio comprendía desde la prehistoria hasta la época romana (Ramos 1986, 1987, 1990), completado por los del equipo de F. Carrión (Carrión et al., 1993; Haro 2004).  

Los asentamientos calcolíticos están situados sobre cerros de escasa altura que dominan el paisaje atravesados por varias terrazas fluviales donde pudo desarrollarse la agricultura. Las excavaciones de El Tarajal establecieron la única secuencia estratigráfica disponible en la comarca (Almagro, 1976) que va desde el Cobre Pleno hasta un Bronce inicial. Las fechas calibradas nos indican un cal. 2895 A.C. como fecha inicial y un cal. 2294 A.C. para los últimos momentos (Nocete, 2001: 37).

El grupo inmediato de tumbas de El Barranquete (Campo de Níjar) (Almagro, 1976a, 1973b) ocupa una situación estratégica controlando el mayor paso hacia la zona suroriental del Cabo de Gata (Haro Navarro 2004). Esta necrópolis comparte una etapa muy similar a la de Millares (Cobre pleno), pero se diferencia en que es una necrópolis más reducida.

La necrópolis el Barranquete fue descubierta en 1968 por el arqueólogo suizo Charles Bonnet y estudiada por Almagro. Sus 11 tumbas son del tipo tholos, aunque hay indicios de la posible existencia de otros sepulcros (Cámara Serrano y Molina González, 2004). Las plantas pertenecen al tipo A señalado por Acosta y Cruz-Auñon (1981); circular con el diámetro ligeramente ovalado, oscilando las medidas entre los 10-15m de diámetro.

El Barranquete es una de las pocas necrópolis donde se han realizado estudios antropológicos de los individuos encontrados. En este análisis antropológico se utilizaron las técnicas de Martín, R. (1958) (Jahrbuch der Anthropologie in systematischer Darstellung, Stuttgart. Re-edit. K: Saller. G. Fischer Verlag edit.) para las medidas; la estimación de la edad se basó en el esquema de Vallois modificado por Olivier, Georges (Pratique Anthropologique. Vigot Freres, editeurs. Paris-VI-1960) y por Brocca, Paul (Instructions cranoiologiques et craniometriques Mem. de la Soc. d’ Anthrop. de Paris. T-2. 1875). Para la consolidación  de algunos ejemplares se utilizó material plástico.

Las sepulturas constaban de enterramientos colectivos, practicando el rito de la inhumación, y según el análisis antropológico realizado por Miguel Botella (Almagro 1973) se encontraron 107 individuos. Tratándose de un 59.8% de adultos y un 14.2% juvenil (mayor pico de mortalidad). Siendo rara la longevidad y no estando representada la mortalidad infantil. Los esqueletos se encontraron en posición encogida o posición fetal, con excepción de 1 individuo en la sepultura 4 y otro en la sepultura 11 que se encuentran estirados (del argar). En las sepulturas 2, 3, 4, 5, 8, 9 y 11 los individuos muestran los cráneos descansando sobre un espacio especial delimitado por varias piedras en donde encajan las cabezas. Junto a cada muerto, en casi todos los casos, se encontraba por lo menos un recipiente de cerámica.

Algunos de los resultados del análisis antropológico de las tumbas son los siguientes. En El Barranquete 4 se encontraron 14 individuos en la cámara (tipo 2 Broca, terminología usada por Miguel Botella); una calvaria (cráneo) de un varón de 65 años, un fragmento de cráneo de un varón adulto, un fragmento de cráneo y una mandíbula posiblemente de un individuo masculino de alrededor de unos 30 años, 2 fragmentos de un cráneos de un adulto masculino; un fragmento de un cráneo de un individuo maduro, un fragmento de un cráneo de un niño en la 2da infancia, un fragmento de un cráneo de un adulto, un temporal de un individuo infantil (II), un fragmento de un cráneo de un adulto mayor de 30 años, un fragmento de un cráneo y una mandíbula de un individuo maduro.

ANÁLISIS DE LA NECRÓPOLIS DEL BARRANQUETE

Luego de numerosas revisiones bibliográficas y un arduo trabajo de investigación hemos logrado obtener las fichas, recogidas en el Volumen II de nuestro Proyecto de Investigación, objetivo principal de este trabajo de investigación, del que ofrecemos aquí un modelo aplicado a la necrópolis citada en último lugar (fig. 1). Paara lograr una mejor visión de la información contenida se colocan abreviaturas en vez de palabras enteras en algunos de sus apartados.

Queremos destacar que existen espacios en blanco en las diferentes fichas de las Tablas, los cuales están para ser posteriormente rellenados con nuevos hallazgos que ulteriores estudios e investigaciones puedan aportar en un futuro.

En relación con la necrópolis del Barranquete realizamos un polígono señalando no sólo sus sepulturas, utilizando de base el mapa de la publicación de Almagro Gorbea (1973), sino también el área de posible dispersión, y luego utilizando el “Programa Mulhacén” obtuvimos las coordenadas UTM de cada tumba dentro del mapa topográfico de Andalucía a escala 1:10000 (fig. 2 y 3).

En nuestro análisis solo realizamos una breve aproximación a la enorme gama de posibilidades que tienen las estadísticas para mostrarnos tendencias, como hizo Carmen de la Peña y Montes de Oca (1986) en su publicación. Debido a los pocos detalles sobre el ajuar que tenemos del Barranquete, no obtuvimos extraordinario resultados al menos de momento. Por supuesto es sabido que cuanto mayores detalles mejores y más fiables serán los resultados. Por consiguiente pensamos que sería de utilidad realizar posteriormente un análisis como el realizado por B. Blance (1971) en su publicación donde se muestra las asociaciones de cada material.

Primeramente realizamos una gráfica donde se muestra la frecuencia de asociación entre los ajuares, encontrando que existe mayor frecuencia de objetos de hueso trabajado (tabla 1, fig. 4).

VALORACIÓN Y PERSPECTIVAS

En base a todas las lecturas que pudimos realizar y sus análisis, pensamos que sería de un gran aporte la revisión del material hallado (en las distintas necrópolis excavadas), no sólo para conocer su estado actual sino también para observar si existía más material del publicado. Por esta razón se realizaron las visitas a distintos museos, corroborando su estado actual y observando si se encontraban en exhibición.

Nuestra visita al Museo Arqueológico Nacional en Madrid nos permitió conocer de primera mano la condición de conservación de algunas piezas y la cantidad de material que se encuentra en exhibición procedente de las necrópolis megalíticas de Almería. Muchas de las piezas son de las excavaciones de Siret y su capataz, Pedro Flores.

En adición, realizamos una visita al nuevo Museo de Almería, que está recién renovado. En exhibición se encuentran las piezas encontradas en las excavaciones realizadas por Almagro y Arribas (1953-1957) y también parte del material de las más recientes excavaciones en Los Millares. También se encuentran  materiales arqueológicos de otras importantes necrópolis y poblados anejos del Sudeste como piezas de cerámica de Almizaraque, Los Millares y Terrera Ventura, cuencos con decoración de estilo campaniforme en Los Millares y el Chuche, ídolos cruciformes de Loma de Atalaya 12 y Loma de Almanzora 15, un ídolo con atributos femeninos de cerámica de Terrera Ventura y ajuar de cobre de Los Millares y del Barranquete; entre otras piezas.

El poner en valor un patrimonio cultural como lo es una necrópolis megalítica no sólo permite su recuperación y conservación sino que fija a la población, en la que está inmerso, creándole riqueza y empleo. Este intento de puesta en valor en el Sudeste lo podemos ver en el parque temático integral sobre el megalitismo en Gorafe (Castellano Gámez, M. et al., 1999) y en Los Millares.

Para finalizar es nuestro deseo que se continúen las investigaciones, por tal razón esperamos que lo expuesto en este trabajo de investigación sea de utilidad no solo para realizar análisis y nuevas investigaciones sino también para despertar el interés de la investigación en general.

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