martes, 9 de julio de 2019

Cueva de la Mudica

Se trata de una pequeña e interesante cavidad excavada, entre calizas y conglomerados, en el municipio de Huécija, Almería - España



Cueva del Cementerio

Con el nombre de Cueva del Cementerio se conoce una cavidad subterránea descubierta hace años y explorada recientemente.La entrada pasa desapercibida con facilidad por lo que no debió constituir un asentamiento regular sino un santuario o lugar de enterramiento.El lugar, montañoso y con cierta dificultad de acceso, presenta un claro control visual sobre el camino que une Berja con Dalías, lo que le permitiría acceder a recursos itinerantes como la caza y la ganadería. La cueva aún en periodo de formación, presenta, después de una difícil bajada escalonada, una sala en la que destaca en ella una magnífica cascada de estalactitas de unos 25 metros de altura por 20 de ancha, un órgano estalagmítico de gran belleza y una soberbia columna de 5 metros de radio en el centro de la sala , tal y como presenta la topografía levantada por la sección espeleología del C.A.M. La cueva continua con una bajada peligrosa en la que es necesario uso de la escala terminando en una sala donde fueron encontrados restos humanos que se perdieron. También aparecieron dientes de caballo y otros huesos de animales.La cerámica es escasa , no decorada y sencilla con formas globulares sin determinar. Solo se ha podido reconstruir un " ánfora " de tamaño medio, de forma ovoide y borde curvo y casi vertical.

Una de las pocas cuevas enterramiento del Neolítico Medio-Final conocida en la Comarca.


Plano.
 

lunes, 8 de julio de 2019

Cerrillo de la Hoya Cuenca

Cerrillo de la Hoya Cuenca ( Benínar ), es una pequeña elevación de apenas unos seis metros sobre el terreno circundante,cuya vertiente occidental cae de manera abrupta hacia el Rio Grande a lo largo de los impresionantes Tajos del Cejor. Cabe destacar entre todas las actividades , un taller de fabricación de brazaletes de pizarra en filitas del lugar, con ejemplares en distintas fases de manufactura. Un pequeño fragmento de brazalete de mármol vuelve a confirmar una cronología del Neolítico Final para el asentamiento,como perduración de los del periodo anterior. Respecto a la cerámica es sencilla y tosca, a menudo decorada con mamelones, cordones digitados o no ( en los que parece ser una típica vasija en forma " de saco ") e incisiones profundas.Un elemento excepcional presenta oscura interpretación: entre los restos recogidos en el lugar aparece un pequeño trozo de cobre nativo en finas láminas recubiertas por otras de calcita.Tiene forma de cuenta y puede proceder de la zona del Cortijo del Llano , aprox 2,5 km . al N.E. Es una prueba más para pensar en la familiaridad de algunos grupos neolíticos en el manejo de ciertos minerales  

Pequeña elevación que apunta unos 6 m sobre el terreno circundante, cuya vertiente occidental cae de manera abrupta hacia el rio Grande a lo largo de los Tajos del Cejor, donde se ha encontrado interesante material lítico.
Es uno de los yacimientos arqueológicos del municipio, cuyo estudio puede proporcionar datos sobre la historia del poblamiento de la zona.
Cerrillo de la Hoya Cuenca. Se encontró un taller de fabricación de brazaletes en filitas, hojas de sílex, un hacha pulimentada de mármol blanco y diversos trozos de cerámica.
Material encontrado en el Yacimiento.

Lavaderos municipales de Castala

Lavaderos municipales de Castala. Situados en el barrio de Castala cerca de la ermita de San Tesifón.

Enlucidos en ladrillo visto,destaca sobre todo su escasa altura,por lo que no resultan unos lavaderos cómodos para el lavado.
Contiene tres series de pilas conformadas por tres pilas cada una.
Detalle de las pilas.

Fotos: David Téllez

Calera de Castala

Calera situada en la Sierra de Gádor, en uno de los senderos de pequeño recorrido del parque periurbano de Castala .La calera se encuentra en mal estado, quedando parte de sus restos visibles al visitante.

Cartel Informativo.
Restos.
Restos.
Cartel Informativo.

Cerro de la Matanza

XIV


ASALTO AL “CERRO DE LA MATANZA”

Durante los días que precedieron a la llegada del ejército cristiano, los moriscos reunidos en Felix habían reforzado las defensas naturales del cerro, improvisando sobre la cima numerosas cercas de piedra a modo de parapetos, sin traba ni mampuesto, de cuya rudimentaria construcción aún pueden distinguirse restos desordenados en el propio lugar.

Confiando en las condiciones casi inexpugnables de este baluarte rocoso, los rebeldes pusieron a resguardo del mismo parte de los ajuares y bastimentos que habían traído consigo, ocultando incluso en las quebradas más accesibles del cerro (los denominados “canjorros” en el argot felisario) algunos de los ganados y caballerías que tenían reunidos. Las personas menos aptas para la lucha estaban prevenidas para buscar refugio entre aquellos riscos y parapetos cuando se avistaran las avanzadas del ejército cristiano; así lo hicieron, para su desgracia, las mujeres y niños tan pronto fueron divisadas las tropas.

Ya se ha dicho que de los tres campos en que se había dividido sin orden la morería, uno sucumbió arrollado por la caballería, en tanto que el segundo se puso a salvo huyendo hacia la sierra. Sólo permanecía aquel tercer grupo indefenso, que buscando seguridad se había protegido en la difícil altura, sin alternativa de escape, lo que se trocó en cepo o trampa para aquellos infelices.

Un escuadrón morisco se hizo fuerte en el sector de La Mesa, al pie del monte, arriesgando decididamente sus vidas para impedir que los cristianos accedieran al cerro, donde permanecían los miembros más débiles de sus familias. Ante la insostenible situación que se producía al pie del monte, numerosas mujeres descendían del mismo, animadas de aquel “varonil coraje” que ensalzan los historiadores, y se sumaban a la lucha de los hombres, provistas de leznas y almaradas, con las que herían por debajo a los caballos “derribando a un tiempo al jinete y a la montura”. La defensa sucumbió finalmente bajo los efectos de la arcabucería, y llegado a este punto, el propio cronista murciano Pérez de Hita, testigo de los hechos, relata con dolorosa reprobación el comportamiento de sus paisanos y compañeros de armas. “El endiablado escuadrón de Lorca -nos dice- parecía subir volando por la cuesta arriba con furia infernal, y mataba o hería cruelmente a todos los que se ponían por delante, que cada uno de los soldados parecía un ardiente rayo”...

Nada impedía ya la ascensión de la soldadesca, salvo la brava acometividad de algunas mujeres que, emboscadas entre las peñas, arrojaban puñados de tierra a los ojos de los cristianos, “atacándolos con tal saña que les hacían perder la vista y la vida juntamente”, como señala Luis del Mármol, el otro historiador contemporáneo.

El avance de la infantería, sin tregua ni cuartel, obligó a la morería a replegarse hacia la extremidad meridional del cerro, donde éste cae en profundo tajo sobre el abismo de Las Majadillas. Cercados en aquel punto, se nos cuenta cómo las “atemorizadas moras al ver aquel estrago y que a nadie se daba cuartel, puestas a la orilla del tajo que miraba al mar, se abrazaban unas con otras y llorando y gritando dolorosamente se derrumbaban abajo”... Otras, de ánimo menos resuelto, hacían cruces con palitos e hincadas de rodillas casi al borde del precipicio suplicaban clemencia al grito de “¡a mí cristiana, señor; a mí cristiana!”. Pero el destino final de aquellas infelices, como el de la restante población que se había acogido al cerro, consistió en verse arrojadas por el tajo, de propio intento o por la fuerza.

¿Cuántos moriscos perecieron en Felix durante aquel asalto del día de San Sebastián de 1569, cuya acción no superó las dos horas? Luis del Mármol indica que pasaban de setecientos, cifra considerada inferior a la real. Por el contrario Pérez de Hita, a quien podríamos conceder mayor crédito por haber vivido aquella jornada, eleva a ocho mil el número de muertos, incurriendo sin duda en exageración, impresionado tal vez por las muchas crueldades que presenció, o bien -como opina un historiador moderno- pudo hacerlo conscientemente para realzar el triunfo de su señor el marqués de los Vélez.

Quizá sea el mismo marqués quien de su propia mano nos dé la cifra más aproximada de bajas. Una interesante historia publicada recientemente por V. Sánchez Ramos con el título de El II Marqués de los Vélez y la guerra contra los moriscos, aporta documentos poco difundidos, entre ellos un informe que el 27 de enero de 1569 envía el marqués al concejo de Huéscar, desde su alojamiento en Felix, dando cuenta de los sucesos de esta villa, después del primer encuentro con los rebeldes en Huécija. Veamos, en su personal estilo, el relato del propio marqués:

“Bien creo que toda esa ciudad holgaríades tanto como en ella dezís del favor que Dios a sido servido hazernos, dándonos vitoria contra los enemigos e porque ya abreys sabido por vía de Vélez la segunda que tuvimos aquí en Felix, que fue muy mayor que la primera, en que murieron más de dos mil e quinientos de los enemigos. Avemos repartido ochocientas almas e pocos menos de captivos, más la mucha cantidad de ganados, vestias y vagajes ...”

Sea cual fuere la suma de bajas, entre las que se contaron los cabecillas rebeldes el Futey y el Tezi, la batalla de Felix resultó un estrago sin precedente, que algún analista como Cabrillana califica de “delirio xenófobo”. De las pérdidas humanas en las filas cristianas apenas se encuentran datos; solamente Mármol señala que se contaron cincuenta heridos en el bando del marqués.

El botín de mujeres y niños reducidos a esclavitud fue la presa más notable de aquella jornada. El general lo repartió con largueza entre sus tropas, amén del lote que destinó a la ciudad como reserva de la Corona y donación para las autoridades de la plaza. Consecuencia de aquella distribución, los moriscos felisarios se vieron sometidos a una serie incesante de ventas, tratos y compromisos, como objeto de simple negocio. De un estudio realizado por Cabrillana sobre documentos protocolarios de la época, entresacamos como referencia curiosa algunas de aquellas transacciones:

En octubre de 1569 Ginés de la Bastida vende en 60 ducados a una morisca de Felix, llamada Lucía, de 20 años; en el mismo año Gil Maldonado, criado del marqués, otorga poder para la venta de cuatro moriscos felisarios (Bernardino, Lucas, Leonor y Cecilia); Alonso Gutiel cambia a una niña de Felix, Cecilia, de 13 años, por un esclavo negro de 18; Diego de Merlos vende a un niño de 10 años, Diego de la Canal, del mismo lugar, en 24 ducados; una alta dignidad de Almería, don Alonso Tamayo, no tiene reparo en venderle al propio regidor de la ciudad en 50 ducados a una joven esclava de 16 años que le había sido adjudicada como obsequio cuando “el asalto de Felix”... Incluso alguna operación se hace de manera conjunta, como el caso entre Antonio Pérez y Pedro García que venden en lote, por 32 ducados, a la esclava felisaria Beatriz con sus dos hijas de 12 y 13 años. Todavía en noviembre de 1570 aparece un contrato firmado por el capitán de nave Antonio Estelosí, por el que éste adquiría en 10 ducados al morisco Alí, de 6 años, también “procedente de la cabalgada de Felix”...

Cerro testigo de la  Guerra de Las Alpujarras. Fueron cercados los moriscos por las tropas del Marqués de los Vélez, viéndose obligados a saltar del cerro, prefiriendo la muerte a caer en manos del Marqués.

domingo, 7 de julio de 2019

Ermita de Castala

La ermita presenta una sola nave rectangular de reducidas dimensiones. Los muros están realizados en tapial sobre cimientos de mampostería, aunque resulta difícil determinar si se trata de cajones de tapial entre rafas y cintas de ladrillo, o si únicamente se utiliza tapial, ya que todo el exterior aparece con revoco. Tan sólo en el exterior de la cabecera se observa el tapial, utilizándose el ladrillo como refuerzo en las esquinas. En los pies presenta una portada latericia con pilastras toscanas y entablamento que enmarcan una puerta con arco carpanel. La torre, adosada a la cabecera, está compuesta de dos cuerpos, divididos por una cornisa situada a la misma altura que el alero de la nave. El cuerpo inferior está decorado con dibujos geométricos mediante la técnica del esgrafiado. Esta decoración se extiende por el lateral de la nave, si bien su visión resulta difusa al estar encalada la ermita. El cuerpo de campanas está abierto con un vano en cada lateral. El interior de la nave consiste en un único espacio en el que el presbiterio aparece marcado por una ligera elevación respecto al suelo y está cerrado con una cubierta plana de cañizo y yeso. La sacristía ocupa el cuerpo inferior de la torre y se accede a través de un arco de medio punto.

Ermita de Castala.
San Tesifón Patrón de Berja.
Se encuentra en la barriada de Castala, situada a 6 km. del núcleo urbano de Berja y al pie de la Sierra de Gádor.


A mediados del siglo XVII se despertó en Berja la preocupación por las ruinas del templo de Castala. Ya en 1661, el mayordomo de San Tesifón reconocía que en sus fiestas se recogían limosnas para erigir una ermita. Así, Juan Aparicio había recogido cierta cantidad de madera “para la ermita que se pretende azer a dicho santo”. Los avatares particulares de la hermandad hicieron que la ermita de San Tesifón de Castala se levantase en la segunda mitad del siglo XVII, pues en 1699 el licenciado D. Francisco López de Burgos recibió, por orden arzobispal, 30.815 maravedíes para ornamentar la ermita. En la segunda mitad del siglo XVIII debió de construirse la torre en sustitución de la antigua espadaña.

La ermita se encuentra rodeada de cultivos tradicionales y frente a su fachada se levanta un cortijo.


Castala poseía una pequeña iglesia anterior a la rebelión de los moriscos de 1568. Erróneamente, el padre Tapia impuso a este templo la advocación del santo, aún cuando no se registra con tal título en el libro de apeo y repartimiento de Berja. Este templo debió ser una pequeña mezquita reutilizada como templo cristiano, o una iglesia de nueva planta en la que se realizaron obras en 1533 a cargo de la Contaduría. Tras el alzamiento morisco, los cortijos de Castala se despoblaron y la iglesia sería abandonada. No obstante, sabemos que la iglesia de Castala estaba en pie en 1575 y se situaba en el Barrio Mayor.

La ermita tiene un gran valor simbólico y paisajístico.

Fotos: David Téllez

sábado, 6 de julio de 2019

Ermita de San Blas

La ermita está situada en el punto más alto de la trama urbana, constituye un privilegiado mirador sobre el caserío y su vega en primer término, algo más allá, sobre los llanos de Bocharalla, de Alcora y de bolinieva, y a gran distancia, para disfrutar de una perspectiva del valle del Andarax y de las cumbres que nos rodean, especialmente el Cerrón o Montenegro.

La ermita se levanta sobre la antigua fortaleza islámica y todavía hoy se pueden contemplar algunos restos de lienzos de murallas en el camino de acceso. Es un sencillo edificio de planta centralizada, con una fachada encuadrada, según el viejo modelo medieval, entre dos torres campanario de ladrillo visto, que simbolizan la fortaleza de la iglesia católica y la búsqueda constante del cielo y Dios.

Aunque la portada ha sido totalmente remodelada en fecha reciente, una placa de mármol sobre el dintel de la puerta nos recuerda su construcción en 1880 con la limosna de los fieles y promovida por el sacerdote del momento, Francisco de Paula Gómez. La razón seguramente sería la plaga infantil de “garrotillo” del momento, hoy conocida como difteria o infección de la garganta, que ocasionaba incluso la muerte, mientras que San Blas era considerado el santo protector frente a las enfermedades de la garganta.

También debemos mencionar el monolito en recuerdo al poeta, periodista, profesor de idiomas y compositor almeriense Manuel del Águila (1914-2006), quien siempre demostró un profundo cariño hacia Canjáyar con multitudes de artículos y como autor de la letra y música del himno a la Santa Cruz.

Cuando retornemos al punto de partida (Punto de Información Turística), le sugerimos continuar el disfrute de Canjáyar con una segunda ruta urbana, denominada “Huellas de la uva en Canjáyar”, centrada en la Plaza Nueva y su entorno, mucho más corta en su extensión, y que está marcada con huellas en el suelo de color amarillo.


La ermita no aparece representada en el plano realizado por Francisco Coello en 1855 para el Diccionario de Pascual Madoz, por lo que debió de ser construida en la segunda mitad del S. XIX.


La construcción de la ermita contribuyó a la destrucción de los vestigios de la antigua fortaleza hispano-musulmana.

viernes, 5 de julio de 2019

Convento de San Pascual Bailón

El convento de San Pascual es un edificio de caracter barroco, para cuyas obras se les da licencia el día 15 de mayo de 1691, por parte del Consejo Municipal.
Los edificios se situan en el extremo en el extremo septentrional del casco urbano y es una construcción que ha sufrido múltiples transformaciones ya que fué desamortizado poco antes de mediados del siglo XIX, convertido en cuartel de la milicia y posteriormente en Cuartel de la Guardia Civil. El edificio en lína generales consta de dos crujías en escuadra con parámetro construidos con diversos materiales y distintos tipos de vanos, donde no faltan los arcos de medio punto.

El conjunto se completa con la Iglesia adosada al lado izquierdo del edificio: Éste tiene planta de cruz latina, de una sola nave con dos capillas laterales abiertas mediante arcos de medio punto de diverso tamaño; la nave se cubre con una bóveda de medio cañón con arcos fajones y lunetos, corriendo un entablamento por su arranque; una bóveda de media naranja sobre la cabecera, de frente recto lo hace con un medio cañón con lunetos. Al exterior, sus muros están revocados y llevan simulado un aparejo isodómico, se remata en una fuerte cornisa que corre bajo el alero como terminación de la cubierta inclinada de tejas curvas; la portadita presenta un vano de medio punto con las impostas marcadas, flanqueadas por pilastras de cantería lisas, recorrida por una cornisa con perfil de gola y rematada en sus extremos por dos pequeños plintos acabados en florones; algo mas arriba se abre una ventana adintelada, rodeada por un marco moldurado.

El conjunto presenta estado de ruina debido a sus largos años de abandono, por lo que urge acometer su restauración. El conjunto está rodeado de una huerta de árboles centenarios de gran valor ecológico.

Exteriores

El convento de San Pascual Bailón es un edificio de carácter barroco historicista, ocupa unos 3.000 m2 sin contar la huerta, divididos en tres cuerpos principales, la iglesia, el claustro y la zona conventual. La fachada principal está orientada hacia el sur, en ella se sitúa la entrada del templo y la del claustro, ante una pequeña explanada.
Según las crónicas, dos frailes de Granada se desplazaron hasta allí para realizar la fundación y preparar el recibimiento del resto de los religiosos de la orden. Tomaron posesión de los terrenos inmediatamente después de ser promulgada la cédula de Carlos II (1690), por la que se les concedían campos en la Era de la Hoya y en las proximidades de la Rambla de los Mártires.
En la década de los noventa se vino abajo gran parte de la iglesia debido a una fuerte tromba de agua.
 La planta del claustro es cuadrada, rodeada por galerías porticadas que abren al exterior a través de arcos de medio punto sostenidos por pilares de ladrillo, revocados con estuco y argamasa. La cubierta estaba decorada con frescos, conteniendo en el centro de sus arcos torales medallones con imágenes de santos.
Desamortizado, el 30 de octubre de 1848 fue subastado y adquirido por un particular en 100.000 reales. El convento desde su expropiación por parte del Estado hasta esta fecha de 1848 había sido utilizado como hospital y casa cuartel de las Milicias Nacionales y también como escuela. Posteriormente fue dedicado a almacén, fábrica de harinas, viviendas particulares y casa-cuartel de la guardia civil. En 1996 el claustro fue adquirido por el ayuntamiento con la intención de restaurarlo, lo que no pudo llevar a cabo. La cúpula se hundió en 1996 y la fachada sur entre 2009 y 2011.

Interiores






La planta del claustro es cuadrada, con pozo-aljibe en el centro, rodeada por galerías porticadas que abren al exterior a través de arcos de medio punto sostenidos por pilares de ladrillo, revocados con estuco y argamasa.
Aljibe.

Para las obras del convento de San Pascual Bailón se les da licencia el día 15 de mayo de 1691, por parte del Consejo Municipal y se concluyen las mismas en 1708, probablemente bajo la dirección del maestro de obras granadino Diego González.

jueves, 4 de julio de 2019

Alcazaba de Laujar de Andarax

Era un gran recinto que centralizaba el poder de la antigua taha musulmana de Andaraj, pero tras las rebeliones mudéjares y en prevención de nuevos levantamientos se ordena la demolición de estos antiguos castillos, por lo que los restos son escasos (algún paño de la muralla y parte de torres).
Según algunos autores fue mandada construir por Almutasim, rey taifa de Almería, y durante las guerras civiles nazaríes se instaló aquí El Zagal, hermano del rey Muley Hacen, en su confrontación con su sobrino Boabdil, último soberano del reino de Granada.
Posteriormente, en 1492, tras las capitulaciones y toma de Granada, será elegida por el propio Boabdil para su exilio hasta su exilio en el norte de África. También fue el asentamiento de la corte provisional de Aben Humeya, caudillo de la rebelión morisca de 1568, y más recientemente un ejido o campo comunitario con varias eras de trilla (en una de las cuales estamos).
Tras la visita a los escasos restos de la antigua Alcazaba deberemos volver sobre nuestros pasos para continuar la ruta, siguiendo las huellas marcadas en el suelo en color amarillo
Descenderemos por la cuesta para continuar hacia la izquierda por el borde este de El Hizán.

Debió existir ya en el siglo X, aunque las citas más precisas son del XII y XIII. Según otros autores, fue, posiblemente, mandada construir por Almutasim, rey de la taifa de Almería, en defensa de los ataques del rey de Granada.
Lugar en que Aben Humeya instaló su cuartel general durante la revuelta morisca. Fue la fortaleza más importante de La Alpujarra en época Nazarí. En ella se instalaron El Zagal en 1.489 y Boabdil en 1.492, tras Las Capitulaciones. Con la conquista cristiana, fue derribada parcialmente para construirse en su interior un baluarte. Posteriormente fue abandonada y rellenada con escombros.
Grave deterioro por abandono. Riesgo de derrumbamiento en algunos puntos. Sobre el lienzo de poniente aparece, en el terreno, gran grieta que refleja su desplazamiento.
Uno de los restos defensivos más importantes que se conservan en la comarca.
Restos de murallas.
B.I.C.

Fotos de: David Téllez

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