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domingo, 9 de febrero de 2020

Fundición la Daira

La Daira, conocida hoy como La Fabriquilla y antiguamente como San Agapito es la fundición  más oriental que se conserva del Camino de Las Fundiciones Reales.
En estas instalaciones, de mediados del siglo XIX, se fundía el mineral de plomo extraído de las numerosas minas existentes en la Sierra de Gádor y cercanías y se conducían hasta el puerto de Almería por el llamado Camino de las Fundiciones Reales.
Consta de varias dependencias destinadas al almacenamiento del mineral, aperos, viviendas de los trabajadores, así como los elementos mas importantes, el horno de tipo reverbero y la chimenea.








lunes, 7 de octubre de 2019

Minas y Hornos de Calcinación de Lucainena de las Torres

Los Hornos de Calcinación de Lucainena de las Torres, suponen uno de los vestigios arquitectónicos más importantes de la época en la que Lucainena de las Torres tuvo una gran relevancia dentro de la economía provincial, al ser un enclave minero muy importante desde el que se suministraba hierro a los Altos Hornos de Vizcaya, en Bilbao, que se evacuaba en ferrocarril a través del embarcadero de Agua Amarga, en Níjar.

AUGE MINERO

En el Siglo XIX los afloramientos de minerales de hierro en Lucainena de las Torres llamaron la atención de los especuladores y mineros, pero sin un medio de transporte adecuado no era posible explotar económicamente estos yacimientos.

D. Juan Alonso Allende, ingeniero responsable de la dirección técnica de la compañía minera de Setares, propiedad de Sota y Aznar, visitó en 1892 varias minas situadas en Lucainena de las Torres que se disponía a explotar el británico Hermann Borner. En 1893, de la Sota llega a un acuerdo con el comerciante alemán Otto Kreizner y Losser, ambos proponen a Borner la explotación de las minas de Lucainena. La presencia de Kreizner es lo que hizo mucho más fácil la entrada del hierro de Lucainena en el mercado alemán.

Para ello, el naviero Ramón de la Sota, junto a O. Kreizner y H. Borner fundaron en Bilbao en 1893 "La Compañía Minera de la Sierra Alhamilla".
Así pues, durante tres años construyeron un ferrocarril desde Lucainena hasta la bahía de Agua Amarga, donde se instaló el almacén-deposito de minerales y un cargadero en mar abierto del tipo Cantilever.


La vía que constaba de una longitud total de 39 km, contaba además con tres estaciones de cruce y repostaje: Pealejos, Camarillas y Palmerosa.

Para conectar las minas situadas en la parte alta de la sierra con la estación de Lucainena se construyó un plano inclinado automotor de 600 m.(el burrucho), que más adelante se seccionó en dos tramos. El primer barco se cargó en Agua Amarga en 1896.

La línea comenzaba en Lucainena de las Torres, donde además de la estación, se construyeron los talleres, almacenes, una central eléctrica a vapor, la casa-dirección y los depósitos de mineral.
Tras estudiar las distintas posibilidades, se optó por la línea que daría salida al mineral de las minas por Aguamarga, prolongándose su construcción desde septiembre de 1894 hasta marzo de 1896.
Durante tres años se explotaron los criaderos de la parte alta de la sierra, óxidos de hierro de gran pureza, que se cargaban en el barco prácticamente como se extraían de la mina, pero debido al descubrimiento de la riqueza del subsuelo, el trabajo también se realizó en el interior.

Así pues, a medida que avanzaban en la explotación aparecía menos óxido y más carbonato de bastante menor riqueza de hierro y que requería ser calcinado en unos hornos especiales para que adquiriese la riqueza (el tenor) que demandaba la industria siderúrgica.

FUNCIÓN DE LOS HORNOS EN LA ANTIGÜEDAD

De esta forma aparecen a escena nuestros protagonistas en esta historia real. Para ello la antigua Compañía Minera de Sierra Alhamilla, en 1900 empieza a construir dos nuevos hornos de calcinación en un lugar próximo a la estación de Lucainena, un año más tarde la Compañía decide emplazar otros seis hornos junto a los dos anteriores dada la absoluta supremacía de los carbonatos en la producción de las minas. Las vagonetas volcaban en un depósito y después de sufrir una ligera selección manual, el mineral era cargado en unos vagones especiales de descarga lateral que lo conducían hasta la parte superior de los hornos a la cual accedían por unas vías livianas plataformas.

Se estima que cada horno tenía unos 20 metros de altura y que su capacidad era de 50 toneladas de mineral calcinado por horno y día. Una vez calcinado el mineral se seleccionaba y se cargaba en vagones que a través de un plano inclinado llegaban cargados a la estación de Lucainena desde donde salía el tren hacia el cargadero de Agua Amarga.

Hornos de Calcinación  allá por el año 1901.

CRISIS MINERA

La explotación de las minas vino en decadencia por diferentes factores, junto a la crisis siderúrgica europea y española durante unos años, se unieron la competencia de los minerales norteafricanos y las mejoras salariales introducidas en la época.

A los problemas propios de las explotaciones mineras se unió el de la falta de personal, debido a los fuertes movimientos migratorios registrados en la provincia de Almería.

Tras una ligera recuperación, la empresa continuó hasta 1931, año en que, ante la imposibilidad de exportar sus hierros, la compañía se vio obligada a suspender temporalmente la circulación del ferrocarril. Después de la Guerra Civil, se reanudó de nuevo, pero esta ilusión duró poco tiempo, cesando por completo en 1942 la explotación y desmantelando las instalaciones, tanto minera como ferroviaria.

REMODELACIÓN DE LOS HORNOS

Habría que remontarse hasta el mes de noviembre de 2009, durante la celebración de la "I JORNADA TÉCNICA DE LA VIA VERDE", donde aprovechando esta jornada sobre lo que suponía la Vía Verde de Lucainena de las Torres y la inminente apertura de dicho trayecto, también se presento en sociedad el proyecto de rehabilitación de los Hornos de calcinación.
En esa ocasión se mostraron los planos de la obra, elaborados por el arquitecto Dº. Luis Castillo, de lo que se pretendía hacer en ellos y como quedarían, poniendo en valor parte del pasado minero del pueblo y suponiendo un complemento muy importante dentro de lo que suponía el producto turístico de la Vía verde.

Así pues las obras de rehabilitación comenzaron a mediados del año 2010 a cargo de la empresa Rehabitec, y concluyeron en los primeros meses del 2011.

Finalmente, el 27 de marzo de 2011, el alcalde de Lucainena de las Torres, Dº Juan Herrera Segura, junto con la presidenta de la Mancomunidad de Municipios para el Desarrollo de los Pueblos del Interior, Dª. Águeda Cayuela Fernández, dieron por inaugurada la rehabilitación de los Hornos de calcinación de Lucainena de las Torres.

La obra supuso una costosa inversiónde 300.000 euros en la que se implicaron, la Mancomunidad de Municipios, la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte, la Diputación y el propio Ayuntamiento. De forma resumida en la obra lo que se hizo fue, dotar a este entorno con paneles en los que se explica cómo funcionaban los ocho hornos que tenían como función principal separar las escorias del hierro.

Hornos de Calcinación en la actualidad.

HORNOS DESPUÉS DE LA REMODELACIÓN

Uno de los hornos (el primero con el que nos encontramos tras llegar a las instalaciones) ha recuperado su estructura original, los otros han sido objeto de obras de mantenimiento para evitar su deterioro.

El horno rehabilitado alcanza una altura de 20 metros y está equipado con una escalinata de entre 60 y 70 escalones a través de la cual se accede a la parte superior y desde ahí a un pasillo que lo rodea a través del cual se aprecia una amplia panorámica tanto de los otros hornos como del entorno próximo. La zona donde se ubican ha sido acondicionada y equipada con un aparcamiento y se han mejorado los accesos.

Fotos de los Hornos y otras estructuras mineras.





























 Fuentes : Almeriapedia y viaverdelucainenadelastorres.org
Fotos: David Téllez

jueves, 26 de septiembre de 2019

Minas de oro de Rodalquilar

Las minas de oro de Rodalquilar, ubicadas en el Parque Natural de la Sierra de Cabo de Gata (Parque, 1987) en el municipio de Níjar, están enclavadas en la caldera volcánica del Campo de Níjar, en el cerro del Cinto. 

En la actualidad, este conjunto minero, construido para la obtención de oro mediante el método de cianuración, levantado en la década de los años 50 del siglo XX por la empresa Nacional de Investigaciones Mineras Adaro, está constituido por:

1. Instalaciones mineras y edificios administrativos

a. Balsas de las minas de Abellán situadas al noroeste del conjunto.

b. Planta Denver. Ubicada en la zona norte del poblado minero, aprovechando la infraestructura previa existente y los servicios de abastecimiento de agua, para el tratamiento de cuarzos auríferos mediante el método de cianuración. La planta Denver resalta por la singularidad de la forma con la que los tanques o balsas de decantación y las tolvas aprovechan la pendiente natural del cráter volcánico para las labores de extracción y lavado del material. 

c. Nave de precipitado, afino y fundición. (PAF). Nave de planta rectangular situada junto a la planta Denver de una única altura y cubierta a dos aguas. 

d. Depósitos de lodos. Situados al este del conjunto 

e. Oficinas y cocheras

f. Otras edificaciones como servicios, almacenes, la fragua, el edificio de compresores, la báscula de pesaje de los camiones

2. Poblado minero de Rodalquilar. 

En apoyo a la instalación minera se construyeron viviendas de trabajadores y de directivos y equipamientos como iglesia, club social, cine, economato, escuelas, dispensario, zona de recreo y deporte y cuartel de la Guardia Civil con modernos criterios urbanísticos y de salubridad. Los equipamientos se sitúan en la parte central de las viviendas de directivos y separado por una rambla, el poblado obrero. 
Las instalaciones cerraron en 1966 por agotamiento de los filones auríferos y hoy se integran en las oficinas y servicio del Parque Natural. 

El proceso de extracción del oro en Rodalquilar:

El mineral extraído en las galerías y canteras próximas (cuarzo aurífero) era transportado hasta la tolva de la planta Denver. Mediante cintas transportadoras era conducido hasta las dos torres de trituración, donde el material, mezclado con agua, era molido hasta alcanzar un tamaño de grano fino. A continuación, la papilla resultante pasaba a los tanques espesadores donde perdía parte del agua. 

En la siguiente fase, la pulpa obtenida se hacía pasar por tres tanques agitadores donde se añadía cianuro sódico, para pasar el oro a estado líquido. La mezcla de cianuro y oro pasaba a cuatro tanques lavadores, donde se removía y aireaba para obtener una solución rica en oro. La pulpa estéril se enviaba a la escombrera actualmente sellada. La solución que contenía el oro pasaba al edificio de precipitación donde se mezclaba con polvo de zinc y era sometida a diferentes tratamientos que culminaban con la fundición del oro en los hornos rotatorios dentro de la nave P.A.F. (precipitado, afino y fundición) para la obtención de oro en lingotes.

Datos Históricos

Nota: En el texto, se indica entre paréntesis, junto al nombre propio de una fundición o mina, el promotor y su fecha de construcción o inicio de explotación. Ej. Fundición la Carmelita (Manuel Soler Flores, 1841)

1. LA MINERÍA EN LA PROVINCIA DE ALMERÍA

La extraordinaria riqueza mineral de la provincia ha propiciado una continuada explotación de sus recursos mineros a lo largo del tiempo, intensificándose de manera extraordinaria desde principios del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX. 

Las actividades mineras en la provincia de Almería pasaron por dos etapas diferenciadas*: 

- Etapa 1 (1820-1890) Minería del Plomo. Localizada en las Alpujarras y la sierra de Gádor o Poniente almeriense.

- Etapa 2 (1890-1930) Minería del Hierro. Sierra Almagrera o Levante almeriense.

La crisis de la minería almeriense comenzará a finales del siglo XIX con el incremento de la capacidad productiva de la sierra de Cartagena-La Unión, Córdoba y Ciudad Real y su final vendrá marcado por la crisis de la siderúrgica de los años 20 del siglo XX, el crack de 1929 y la competencia norteafricana. 

*Otras explotaciones menores como fueron las de zinc, azufre, cobre y oro no alcanzarían tanta repercusión económica y social.

ETAPA 1 (1820-1890) LA MINERÍA DEL PLOMO EN LA ALPUJARRA ALMERIENSE Y LA SIERRA DE GADOR. 

Las explotaciones de plomo se localizaron en las Alpujarras y en la sierra de Gádor. 
Numerosas concesiones de reducido tamaño gestionadas por improvisadas sociedades de gente de la zona explotaron con precarios medios de extracción y transformación (tornos de mano, horno de reverbero español o boliche,...) los yacimientos de la zona. Los trabajadores, campesinos y jornaleros de la provincia de Almería que complementaban sus salarios con el trabajo temporal en las minas, alcanzaron un número realmente significativo. 

La abundancia de mineral por superproducción provocó el desplome de los precios en los mercados internacionales y la ruina de muchas minas europeas. 

El agotamiento de las balsas más accesibles en el año 1836 y la bajada de los precios del mineral provocaron la decadencia de estas explotaciones. 

ETAPA 2 (1890 -1930) LA MINERÍA DE PLOMO DEL LEVANTE ALMERIENSE. SIERRA ALMAGRERA.

El agotamiento en el año 1838 de las minas de la sierra de Gádor coincidió con el descubrimiento del filón de plomo argentífero en el barranco del Jaroso en la Sierra Almagrera. Este descubrimiento supuso para Almería el cenit de un siglo caracterizado esencialmente por las actividades mineras y metalúrgicas. 

En ese momento se sucederán las explotaciones de plomo y de hierro en busca de un rápido beneficio que se despreocupaba por la racionalización de la explotación. 

Las instalaciones minero metalúrgicas del levante almeriense, siendo uno de los puntos neurálgicos de la minería y metalurgia mundiales a mediados del siglo XIX, se caracterizaban por un minifundismo que conllevaba una constante insolvencia financiera, el arrendamiento continuo de la explotación y la precariedad de medios técnicos, especialmente, a la hora de realizar conjuntamente el desagüe de la capa freática.

El proceso especulativo entre las numerosas sociedades mercantiles propietarias de las concesiones y las sociedades explotadoras, así como las múltiples compraventas de acciones generó interminables pleitos. Las ganancias no fueron generalizadas pero las obtenidas por algunas familias formaron las principales fortunas de la Almería del siglo XIX. Esta incipiente burguesía minera muy pronto pasaría a constituirse en burguesía agraria gracias a la disponibilidad de las tierras eclesiásticas y municipales desamortizadas. 

A finales del siglo XIX el aumento de la demanda británica provoca un espectacular y efímero desarrollo de la minería provincial con la construcción de nuevas instalaciones de carga, transporte y arrastre (infraestructuras ferroviarias, cables aéreos y embarcaderos). 































Fuente: Guía Digital
Fotos: David.T

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