El Malacate se encuentra en el llano de base del conjunto de la Partala, un terreno carbonatado y arcilloso poblado por matorral de bajo porte. El Malacate de sangre de las minas de azufre de La Partala es una antigua construcción cilíndrica sobre la cual giraban los mulos para, mediante el correspondiente engranaje, hacer subir las sogas o cables que sacaban el mineral del pozo.
Construido a finales del siglo XIX, constituye uno de los elementos más interesantes del patrimonio minero de sierra de Gádor. Situado en el punto más bajo del conjunto minero de La Partala, bajo las escombreras. Desde el Camino del Plomo por el cortijo de La Partala. Este malacate de sangre se encuentra formado por una construcción de mampostería de forma cilíndrica con contrafuertes de refuerzo, en cuya parte superior se encuentra la plaza de las bestias. Estos animales, asidos a la estructura de giro mediante el correspondiente aparejo y pértiga, hacían rotar los tambores que recogían y soltaban las sogas o cables. Estos cables llegaban al pozo ubicado fuera de la plaza, atravesando por los correspondientes huecos la pared de la misma. A la plaza, que se encuentra rodeada por un pequeño murete de seguridad (calado para el desagüe), se accedía con las bestias mediante una sólida rampa. En el centro de la plaza se encuentra el alojamiento del engranaje del que salen las dos pequeñas galerías paralelas, que llevaban los cables hacia el exterior por medio de dos vanos cuadrangulares.
Estas galerías corresponden en realidad a un solo túnel que, con muro parteluz central, recibían un forjado de rollizos de madera cubierto por mortero de cal con zahorra. Si bien casi la totalidad de estos rollizos han desaparecido, debido a procesos de descomposición, el resto del forjado aún no ha cedido. Al pie de los huecos de salida de los cables se encuentra el pozo propiamente dicho, el cual se encuentra cegado por motivos de seguridad. Un vaciadero de ocres y launas se encuentra junto al pozo, en la ladera del barranco contiguo. Una cueva con varias estancias, situada en el espacio inmediato, servía de posible cuadra y alojamiento para el mozo.
Las primeras actividades de explotación del azufre de La Partala se producen en la mina registrada como el Trovador en 1877, correspondiendo, posiblemente, este malacate a los años 80-90 del mismo siglo. Si bien en las versiones más antiguas los malacates de sangre tenían los tambores de la cuerda encima del eje de giro, la versión más moderna, en la que se sobre eleva la plaza como en el caso de La Partala, permite su ubicación a ras del suelo aliviado la presión vertical y las tensiones laterales sobre el eje, con lo que se reduce la pérdida de energía. En la ficha correspondiente a “Minas de La Partala” se recoge información general sobre el proceso minero del azufre en Benahadux. Se trata de uno de los elementos más significativos del conjunto minero de La Partala y uno de los malacates de sangre, de la época, mejor conservados de Andalucía.