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viernes, 16 de agosto de 2019

Camino Real

Las Alcubillas han sido a lo largo de sus muchos siglos de historia un lugar de paso, y por tanto, ha estado bien comunicado. Por su territorio pasaba el camino que unía Almería con Guadix conocido como Camino Real que debió ser ya utilizado por los romanos y por los árabes.

Este camino se cita en el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Andalucía de Pascual Madoz realizado entre 1845-1850, en el que se puede leer:  "Caminos" . Hay uno carretero que conduce desde Almeria á Granada, entrando por el E. y térm. de Sta. Fé de Mondujar, en el part. que describimos; se dirige por la rambla de Gergal a la venta de la Dorada que está en la misma rambla, y dejando esta a la der. pasa por la Alcubilla del térm. de Alboloduy, en donde existe otra venta que toma el nombre de la Cortijada; continúa en direccion á O. por el Campillo Hondo de Alboloduy, pasa por una cuesta titulada de la Reina y toca en Doña Maria y la venta del mismo nombre; desde este punto se dirige por el r. de Ocaña y rambla de Abla hasta la venta que dicen de Arroyo, continúa por la rambla de Fiñana, y dejando este pueblo á la izq. sigue hasta la venta llamada Venta Nueva, por cuyo punto entra en el part. jud. de Guadix: su estado es muy malo no solo por la falta de composiciones, sino que tambien porque teniendo que cruzar por las ramblas de Gergal, Abla y Fiñana y r. de Ocaña, se entorpece y dificulta su tránsito en las grandes avenidas. Existe tambien otro camino de herradura que entra en el part. por la parte oriental y por Alhabia, y continúa por Alsodux, Santa Cruz, Alboloduy y Nacimiento, hasta unirse con el carretero en Doña Maria; en los inviernos es muy penoso por tener los pasageros que vadear el rio, mas en verano da gusto andar dicho camino por lo pintoresco y ameno del pais, pues se hallan continuamente alamedas ademas de estar plantados de muchos frutales los campos de uno y otro lado del r. : los demas caminos trasversales que son de herradura, igualmente que el anterior, se hallan todos en malisimo estado, á lo que contribuye mucho lo quebrado del terreno."

Durante la dominación romana de la Península Ibérica (siglos II a. C. hasta V d. C.) a la que llamaron Hispania y dividieron en provincias, se construyeron las vías romanas o calzadas que facilitaron la comunicación entre pueblos y ciudades, a la vez que la romanización. Con la caída del Imperio Romano los visigodos siguieron utilizando estos caminos (siglos V al VIII) y con la invasión árabe en el año 711, les sucederían en el uso y disfrute de estas obras de ingeniería. Los árabes permanecieron casi ocho siglos (VIII al XV) en la Península Ibérica a la que llamaron Al-Andalus y debido su cultura avanzada conservaron, repararon y perfeccionaron las obras públicas romanas: vías, acueductos, molinos...; además construyeron nuevas obras de ingeniería para el aprovechamiento de recursos hídricos: acequias, albercas (balsas), norias, aljibes... De todas estas construcciones quedan restos arqueológicos en el territorio de Las Alcubillas.

Camino y Puente Real.
Puente Real.
Acueducto cerca del Puente Real, junto a la línea de ferrocarril,  Linares - Almería.

miércoles, 31 de julio de 2019

Era Peñón de las Juntas

Era de medianas dimensiones, situada en el paraje de las Juntas, cerca de Portocarrero.

Era de las Juntas.
Construida a base de pizarra ,material predominante en la zona.
Actualmente abandonada.
Era de medianas dimensiones.


viernes, 14 de junio de 2019

Despoblado de Portocarrero

Al norte de Gérgal a 7 km de distancia subiendo por la rambla homónima, la aldea de Portocarrero se encuentra en la solana de un cerro entre el Barranco de los Pollos y el Barranco de la Mina, a una altitud de 1044 m sobre el nivel del mar. El trayecto para llegar hasta Portocarrero es una agradable caminata sin demasiado esfuerzo, y puede hacerse desde el cercano núcleo de El Almendral, a apenas 3 Km y con un desnivel de unos 100 m. Por el camino podremos ver antiguos cortijos e infraestructuras hídricas, como acequias, molinos y balsas que nos trasladarán a la época en que la Rambla de Gérgal tenía un caudal de agua permanente, que hacían de la zona un auténtico vergel.

La fisonomía del pueblo es la típica que podríamos encontrar en cualquier otro de la Sierra de los Filabres: casas desordenadas en un único núcleo, aunque sí que cabe destacar la arquitectura de piedra seca de la que se componen muchos de los edificios, esto es, piedras unas sobre otras sin ningún mortero que las una. Unas pocas casas estaban encaladas, pero la mayoría mantenían la piedra a la vista, y dado que ésta era extraída de la misma zona, dotaba al pueblo de un gran mimetismo con el entorno. También hay algo que no encontraremos fácilmente en otras pequeñas aldeas abandonadas de Los Filabres, y es que Portocarrero tenía algunas de sus calles empedradas, aunque hoy en día son complicadas de ver debido a que la vegetación se ha apoderado de ellas. Las casas son de una o dos alturas como máximo y estaban cubiertas con las típicas lajas de pizarra que abundan en la zona. Frente al pueblo, al otro lado de la rambla, podemos ver las ruinas de llamado Molino de Luis Rita, uno de los cuatro molinos harineros que hubo en los alrededores.

El origen de Portocarrero es complicado de dilucidar. Se podría deducir por su nombre que estuviese relacionado con el insigne capitán morisco de Gérgal Aben Mequenum, que al cristianizar su nombre pasó a ser Francisco de Puertocarrero. Los moriscos conversos solían usar de apellido su lugar de procedencia, y durante muchos años Portocarrero ha aparecido en los mapas como “Puerto-Carrero”. Tampoco podemos obviar al que fue Obispo de la Diócesis de Almería, Fray Juan del Castillo Portocarrero, relacionado también con Gérgal por el sol que aparece en el artesonado de su iglesia, aunque bien sabemos que el mal llamado “Sol de Portocarrero” era realmente del Obispo Villalán, el Obispo Portocarrero también tenía en su heráldica un sol.

Sea como fuere, la zona estuvo habitada desde la prehistoria, como atestiguan las pinturas rupestres encontradas en el llamado Friso de Portocarrero. Los primeros datos oficiales que he podido encontrar datan del año 1863,  y establecen que en el “Caserío de Puerto-Carrero” constaba de 26 viviendas, 3 de ellas de dos plantas. A 31 de diciembre de 1887 el censo creció hasta las 30 viviendas, donde vivían sus 77 habitantes y que ya aparece con el nombre de “Porto-Carrero”. Ese mismo año Portocarrero sufrió una devastadora plaga de langostas que arrasó con todas las cosechas, sumiendo a sus vecinos en la pobreza y el hambre, aunque esto no frenó su crecimiento en años posteriores, ya que empezaron a construirse numerosas minas cerca del pueblo, como las 18 de hierro llamadas “La Unión”, o la mina Pilorete que proporcionarían muchos puestos de trabajo. El mayor pico de habitantes llegaría en 1950 cuando se alcanzaron los 178 vecinos, que residían en 42 casas.

La vida en Portocarrero giraba en torno a 2 ejes fundamentales: la agricultura y la minería. Se cultivaba trigo, cebada, patatas, garbanzos,  olivos y almendros. Como podemos suponer no había muchas comodidades, especialmente en invierno, cuando el pueblo solía quedarse aislado y cubierto con un grueso manto de nieve. Los que trabajaban en la mina debían llegar en esas condiciones hasta sus puestos de trabajo. Los que tenían suerte y trabajaban en las minas cercanas no debían andar mucho con las gélidas temperaturas, pero los que trabajaban en Las Menas de Serón debían levantarse a las cuatro de la mañana, ya que les esperaban 3 horas de trayecto cruzando la sierra. Esto los convertía en hombres rudos y capaces llegar a las manos por cuestiones como quien toca mejor la guitarra, tal y como sucedió en 1917 cuando después de una acalorada discusión tras una fiesta en Portocarrero, dos vecinos decidieron dirimir sus diferencias con sendas escopetas, resultando un de ellos gravemente herido en la cabeza.  Las mujeres por su parte atendían las tareas domésticas, la crianza de los niños, los animales y los huertos que proporcionaban buena parte de su sustento. A veces también participaban de la recogida del esparto. Para las compras había dos opciones: esperar a que algún vendedor ambulante llegara al pueblo, o bajar hasta Gérgal. Los niños que iban a la escuela tenía que desplazarse hasta El Almendral, y el médico acudía desde  Gérgal solo en casos de gravedad. El único servicio regular que tenían era el de la correspondencia. 

El abandono de Portocarrero como puede imaginarse se debió a la dureza de las condiciones de vida, el cierre de la minas y el escaso futuro laboral que deparaba a sus habitantes. 
Poco a poco durante los años 60 y 70 Portocarrero fue deshabitándose, sus vecinos se trasladaron a la vecina Gérgal y otros optaron por emigrar a Cataluña, de tal modo que lo que antaño fue una aldea bulliciosa acompañada del rumor incesante del agua, hoy sus paredes de piedra esperan en silencio a los curiosos que quieran hacerles una visita.
Portocarrero carecía de fiestas patronales por lo que la juventud acudía a las fiestas de las aldeas vecinas de El Almendral, las Aneas y sobre todo a las de  Gérgal.
Se han encontrado en la zona pinturas rupestres que demuestran que la zona ha estado poblada desde la prehistoria, en el paraje conocido como friso de Portocarrero y descubierto hacia 1917 durante unas exploraciones para catas mineras.
Vivienda construida base de piedra seca , arquitectura típica de la aldea.
El pueblo fue abandonado por completo hacia los años 1970.

Fotos de: David Téllez


sábado, 13 de abril de 2019

Ermita del Santo Sepulcro

Situada al Norte de Gérgal, sobre un cerro desde el cual se divisa gran parte del pueblo de Gérgal.
Su construcción es sencilla, típica de la zona, con anchos muros de piedra y barro con una techumbre de maderos que se apoyan en dos arcadas. 
Entrando a la  izquierda, encontramos una  pequeña capilla con un fresco de Jesús Nazareno en la pared y a la derecha una pila de agua bendita. 
Parece ser que está construida sobre un antiguo enterramiento prehistórico y que a lo largo de la historia ha conservado su sentido espiritual.
Durante muchos siglos de dominación árabe, en Gérgal hubo eremitas -ermitaños que viven en una ermita-, mozárabes y musulmanes que han dejado testimonio en algunos nombres de las lindes de Gérgal que provienen de los nombres de las sepulturas de santones que allí hubo, como la de Cabrismema o Cabalgaci, y aquí posiblemente debió de existir una de ellas.

Con la conquista del antiguo Reino de Granada por los Reyes Católicos todas las mezquitas y demás edificios religiosos islámicos se reconvirtieron en iglesias y ermitas, y pasó a ser un santuario de culto cristiano llamándose "El Santo Sepulcro", conservando en su nombre su primitivo origen.
Al lado de la ermita están las ruinas de la vivienda que habitaba la persona encargada de su mantenimiento y cuidado, heredera, en cierto modo, de los antiguos ermitaños.

Una leyenda que ha pasado a través de muchas generaciones de gergaleños cuenta que en el camino pedregoso que hay de acceso, se encuentra un hoyo hecho en la piedra que fue donde Jesucristo tuvo una de sus caídas cuando transportaba la Cruz a cuestas y allí clavó su rodilla. Está tapado con una piedra y dentro de él siempre hay una crucecita hecha con unos palos pequeños.

Ermita del Santo Sepulcro.
Todos los años en el mes de mayo, por la tarde, los fieles devotos, sobre todo las mujeres que son las que se encargan de su mantenimiento y cuidado, suben a Santo Sepulcro a recitar las novenas a la Virgen María y muchos años se suele celebrar también una misa en su honor. 
Detalle de los contrafuertes.
Vivienda adosada a la ermita





Texto confeccionado  por Francisco Miguel Merino Laguna.

domingo, 7 de abril de 2019

Castillo de Gérgal

Castillo cristiano de época bajomedieval. Se ubica al norte de la villa de Gérgal, al exterior, sobre una colina. Al estar actualmente acondicionado y utilizado como vivienda, no se ha podido comprobar si la fortaleza cristiana se superpone a una fortificación anterior musulmana.  En su alrededor se observan numerosos indicios de restos de estructuras de habitación. Son restos de casas medievales y algunas modernas, correspondientes muy probablemente al asentamiento tardo-medieval y morisco de Gérgal. Una expansión urbana hacia esta zona pondría en peligro al yacimiento, que en algunas zonas se ha visto ya afectado por vertidos de basuras y escombros.
Su planta es un cuadrado al que se adosa en sus cuatro esquinas torres ultrasemicirculares. En uno de sus lados, y adosado a una de las torres, aparece un bastión semicircular.
En su interior, el espacio se divide en cuatro cuadrados menores e iguales ocupados por las distintas habitaciones. Esta misma distribución se repite en las distintas plantas, variando tan solo el tipo de cubierta de las estancias.
Del volumen del edificio destaca el cuerpo central cuadrado, sobresaliendo en altura sobre los restantes elementos. Las torres sólo llegan a la altura del primer piso, al igual que el bastión.
En cuanto a las cubiertas, las cuatro torres se cubren con secciones cónicas realizadas en mampostería de piedra de pizarra, al igual que el resto del edificio. El cuerpo central presenta una cubierta plana tipo azotea, y el bastión que alberga un patio en su interior resulta coronado por un paso de ronda almenado.

Castillo de Gérgal.
Catalogado como B.I.C.
El castillo resulta rodeado por un muro almenado realizado en mampostería de forma paralela a las obras de restauración. Es, por tanto, un elemento nuevo realizado por el propietario pero que se integra bastante bien visualmente, pese a su falta de rigor histórico.
Este muro tiene una altura de unos dos metros ante la fachada principal del castillo, donde se abre una cancela de hierro, cuyos pilares de sostén rematan sendas esculturas de leones sedentes, realizados en piedra artificial. Una serie de almenas recorren todo el perfil superior del muro. Estas almenas, de unos 40 cm, únicamente son decorativas.
El trazado del muro es rectilíneo, a excepción de tres de sus ángulos, en los que se adapta a la forma semicircular de las torres del castillo.
El material constructivo básico en la edificación es una mampostería de piedra gruesa. En el exterior ésta es de lajas de pizarra en disposición horizontal.

Datos Históricos

Los antecedentes histórico-artísticos del castillo se remontan a la época de la dominación musulmana, debido a su alto valor estratégico como lugar de vigilancia en el cruce de caminos que comunicaban Fiñana con Tabernas y Almería, con la sierra de las Filabres. Sin embargo, el castillo no aparece citado hasta la llegada del período nazarí, integrándose en una red defensiva de castillos.
Durante la Reconquista, las tropas cristianas ocuparon la fortaleza y demolieron el edificio para evitar sublevaciones.
La nueva construcción del castillo tuvo lugar durante la primera mitad del siglo XVI, ya que en 1555 ya se cita como tal, sobre los solares de la antigua fortaleza musulmana.
El castillo tuvo un papel destacado durante la rebelión de los moriscos el 27 de diciembre de 1568.
Del siglo XVII y XVIII apenas tenemos noticias del castillo.
En el siglo XX el castillo pasó de pertenecer al Marqués de Portocarrero para pasar a manos de los Sres. Fernández de Córdoba. Éstos ofrecieron la propiedad del mismo al Ayuntamiento mediante donación con la condición de que lo restaurasen. La corporación declinó la oferta ante la carencia de medios para cumplir la condición. El castillo entonces salió a subasta el 26 de abril de 1972, pasando a manos particulares. Al año siguiente, comenzó su restauración.

Actualmente está cerrado al público.
El castillo se subasto y desde entonces pertenece a un particular.




martes, 8 de enero de 2019

Pinturas Rupestres Peñón de las Juntas II

Pinturas rupestres descubiertas en 1917. Situadas en zona de erial. Se trata de una pared cubierta por un saliente rocoso. El panel pintado se sitúa a unos 2,7 metros del suelo. Presenta barras, figuras antropomorfas y restos, en color rojo castaño. En el Peñón de la Juntas se localizó un yacimiento arqueológico correspondiente a un poblado datado en el Cobre Pleno - Edad del Bronce.








El conjunto está formado por cuatro barras y seis figuras antropomorfas: una bitriangular, dos ramiformes, dos de brazos en asa y una figura en "X" con eje central .

Fotos :David Téllez 

Pinturas Rupestres Peñón de las Juntas I

Pinturas rupestres descubiertas en 1917. Situadas en zona de erial. Se trata de un abrigo de medianas dimensiones, 4,3 metros de anchura por 3,6 de altura y 1,5 de profundidad. Las pinturas se sitúan en la pared izquierda del abrigo, sobre una superficie plana. Se trata de un conjunto de figuras con tendencias rectangulares y cuadradas que tradicionalmente se han interpretado como representaciones humanas de brazos en asa, en un estadio de evolución esquemática avanzado. Son de color rojo castaño.

En el Peñón de las Juntas se localizó un yacimiento arqueológico correspondiente a un poblado de la edad del Cobre Pleno - Edad del Bronce. La Sierra de los Filabres está catalogada en el Plan Especial de Protección del Medio Físico.

Abrigo Peñón de las Juntas I.



Pinturas Rupestres Piedra del Sestero

Yacimiento con pinturas al aire libre. Para la realización de las pinturas se eligieron zonas planas. El color dominante es el rojo castaño. Ramiforme, puntos y barras. Presentan una deficiente conservación.






1. Ramiforme en posición horizontal.
2. Unos centímetros por encima del ramiforme encontramos un conjunto de puntos y barras.

Pinturas Rupestres Rambla Gérgal


Pinturas Rupestres Friso de Portocarrero

Se trata de un friso orientado hacia el Sur. Las pinturas se distribuyen en dos paneles. Figuras humanas esquemáticas, soliforme, trazos, manchas, restos..., en color rojo vivo - carmín. Es un farallón rocoso de fuerte inclinación, sumido en un proceso de descomposición que paulatinamente va afectando la angulosa pared, cuarteándola en bloques, con el consiguiente peligro para las pinturas rupestres que en ella quedaron plasmadas.
Las representaciones se realizaron sobre una capa de concreción que recubre la superficie, por lo que la mayor parte de las pérdidas, en cuanto a claridad e intensidad, se deben al desconchado de esta fina película expuesta a la acción directa de los agentes erosivos.






Antropomorfos, soliforme y por encima de la representación anterior, encontramos una mancha de pintura, de tono fuerte, a la cual parece rodear por su lateral derecho una línea de tendencia circular.


Fotos :David Téllez 

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