Este humedal costero, situado cerca de la población de Adra, constituye una fuente permanente de alimento y vida para la fauna residente en la zona y lugar de paso obligado en las rutas migratorias para las aves, entre los continentes europeo y africano. Compuesto principalmente por dos lagunas, Albufera Honda y Albufera Nueva, sorprende su situación en un entorno natural rodeado de zonas de cultivo intensivo, a manera de islas de agua inmersas en un mar de plástico. A pesar de los cambios ocurridos en su ambiente con el paso del tiempo y su reducido tamaño actual, el complejo palustre constituye un punto caliente de biodiversidad, con presencia de unas 600 especies de flora y fauna identificadas.
Entre las 172 especies de plantas inventariadas destacan por su abundancia, la espiga de agua y la najas, pero sobre todo Zannichellia contorta por estar "en peligro de extinción". La vegetación emergente está dominada por el omnipresente carrizo, si bien es de interés la masiega, helófito raro en Andalucía oriental.
En cantidad dominan los invertebrados, de los que actualmente se han citado 198 taxones, siendo protagonistas el caracol Melanopsis lorcana y el escarabajo Cybister vulneratus por estar amenazados.
Las albuferas de Adra se localizan en la costa suroccidental de la provincia de Almería, dentro del término municipal de Adra, entre Puente del Río y la playa de Balanegra. Calificadas y catalogadas por la Consejería de Medio Ambiente como Reserva Natural el 28 de julio de 1989, tienen su origen en el aislamiento de bahías litorales que se cerraron al mar por aportes sedimentarios, dando lugar a lagunas costeras. Ya en el año 1751, se tenía constancia de la existencia de la albufera Honda, siendo en los años treinta del siglo pasado cuando se aísla del mar la albufera Nueva. Este último proceso se produjo como consecuencia de la desviación del curso del Río Adra y la construcción del puerto pesquero de la ciudad. Ambos hechos provocaron un cambio en la dinámica litoral, alterando ésta el perfil del delta del río.
La extensión global de las albuferas es de 75 hectáreas; 13 ha corresponde a la albufera Honda, 29 pertenecen a la albufera Nueva, 11 pertenecen a vegetación y las restantes son el área de amortiguación. En épocas anteriores a la introducción de cultivos intensivos, las albuferas estaban rodeadas de extensos arenales y restos de dunas, de las que aún quedan depósitos al norte de la carretera general. En estos arenales, fijados por la vegetación, existen zonas deprimidas que se inundaban en invierno y primavera, instalándose una comunidad hidrófila de gran extensión superficial, que era hábitat idóneo para muchas especies de animales, sobre todo aves, que obtenían refugio y un lugar apropiado para su reproducción.
Actualmente todo es distinto. Esta amplia zona verde antaño es hoy poco más de dos lagunas rodeadas de una fina cortina de vegetación y circundadas por un buen número de cultivos intensivos. Los residuos agrícolas originados por estos cultivos bajo plástico han venido a agravar la situación ambiental, aportando contaminantes al agua que disminuyen la calidad del medio. La intensa acción humana ha provocado una drástica reducción en la flora y fauna y la degradación progresiva del ambiente, así como una reducción de la superficie ocupada por las aguas.
Su observatorio ornitológico acoge a grupos organizados para visitas con fines didácticos y científicos, previa solicitud de autorización dirigida a la Delegación Territorial de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible C/ Canónigo Molina Alonso, n.º 8, 04071-Almería.
Fotos: David Téllez |