De Al-Andalus no sólo heredamos el ceremonial de mesa que hoy conocemos, representado por la sucesión de entradas y ensaladas, en primer lugar, plato fuerte de pescado o carne, en segundo lugar y postres, para finalizar. Sino que también heredamos recetas gastronómicas muy variadas, principalmente las que tienen su base en la miel, la almendra y otros frutos secos. Buen ejemplo de éstas son los piñonates, que se elaboran durante las fiestas de carnavales y, sobre todo, en Semana Santa. Esta receta se elabora mediante el amasado de harina, huevos, leche, levadura, aceite, azúcar, anís, canela y limón, como si fuera pan, para posteriormente realizar unas tiras que se cortan, con cuchillo, en trozos de unos 4 cm. de longitud. Posteriormente se fríen y se bañan en miel, dejándose enfriar hasta el momento de servir.
La receta para elaborar Buñuelos se conoce desde la época romana y, aunque con algunas variaciones, forma parte de la gastronomía mediterránea de la península. La elaboración comienza calentando agua (hasta templarla) y agregando la sal y la matalahúva. Posteriormente se le añade la masa madre o levadura y se disuelve. A esta pasta se le añade harina hasta que quede una masa homogénea y elástica que se deja reposar de dos a tres horas, bajo un trapo húmedo de cocina. Cuando esta masa suba, apareciendo pompas en su superficie, estará lista para freír en abundante aceite caliente, sirviéndose espolvoreados con azúcar o chocolate. Algunas recetas sustituyen la levadura por bicarbonato, le suprimen la matalahúva o le añaden raspadura de limón, pero todas mantienen cierta uniformidad.
En el pasado la elaboración de estos alimentos se realizaba en los domicilios y las mujeres de la casa eran las encargadas de prepararlas. Ambas recetas son conocidas por la gran mayoría de los habitantes de este territorio, que acostumbran a prepararlas en fechas como la Semana Santa, carnavales o en festividades especiales. En este caso ha sido la Asociación de mujeres Villa Cariana las que se han reunido para elaborarlas, porque aunque los buñuelos pueden hoy en día adquirirse en las pastelerías, el piñonate se suele elaborar en los domicilios.
Estas recetas se transmiten oralmente, de generación en generación, si bien es cierto que se mantienen por el esfuerzo y dedicación de las mujeres de cierta edad, ya que las nuevas generaciones muestran poco interés por el mantenimiento de la tradición. El constante despoblamiento de las zonas rurales a favor de la ciudad, unido al cambio en el aprovechamiento del tiempo de ocio, en el que prima el viaje turístico a zonas costeras de la provincia, también han supuesto un obstáculo para la conservación de este saber en las fiestas de Semana Santa.
Se continúan elaborando como tradicionalmente se realizaron por sus madres y abuelas, no habiendo introducido cambios de ninguna clase, salvo el empleo de algún pequeño electrodoméstico de cocina, que facilita el trabajo. Aunque es destacable reseñar que, a pesar de estos nuevos aparatos, a veces acuden al sistema tradicional, como por ejemplo el uso de la chimenea de la vivienda para cocinar los alimentos
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