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PERIÓDICOS DE ALMERÍA

sábado, 17 de agosto de 2019

La Merendica

Una de las celebraciones más esperadas por los niños y niñas que toman la Primera Comunión en Abla es La Merendica de cada sábado de Pentecostés. También denominada "Fiesta del Huevo", hoy día la actividad, cuyo origen se remonta al año 1883, cuenta con la participación no sólo de los comulgantes y sus familias, sino de todos los vecinos que, tras el acto litúrgico y recepción del sacramento en la iglesia, se desplazan al Parque Municipal de Montagón para disfrutar de una comida campestre con grupos de música y animación en un día de marcada convivencia y comunión. Actualmente su continuidad está asegurada, dado que, a pesar de que la población infantil se ha visto reducida, los niños y niñas emigrados regresan para recibir aquí el sacramento y cada año la participación vecinal es mayor por el interés que suscita.

Sus orígenes se remontan hacia 1883, cuando el campanero y preparador de los niños para el Sacramento de la Comunión, D. Pedro González Herrerías (1853-1916), con motivo de festejar la Primera Comunión, inició una tradición que se ha convertido en un ritual muy arraigado en la comunidad abulense. Este vecino de Abla, que realizaba las funciones de catequista, llevaba a los niños que realizaban la Primera Comunión a merendar al campo. La merienda consistía en una onza de chocolate, una rosquilla de pan blanco, una gaseosa de "bola" y un huevo cocido. De ahí que popularmente se le conozca también como la "Fiesta del Huevo". Al principio no existía un emplazamiento fijo de celebración sino que variaba cada año hasta que se seleccionó el jardín de Los Santos, ubicado junto a la ermita de los Patronos, hoy día desaparecido.

Con el tiempo, la celebración del sacramento de la Primera Comunión se fue transformando y convirtiendo en una festividad más de la localidad. Los familiares de los niños se fueron sumaron a la celebración y, posteriormente, amistades y grupos ajenos al evento, con la única finalidad de divertirse. Ante la afluencia masiva de personal, el citado jardín quedaba pequeño, por lo que se optó por trasladar la merienda campestre al prado de Vista-Alegre, sito en el paraje de Calahura, junto al olivar y una fuentecilla en pleno campo, donde los comensales pasaban el día disfrutando hasta caer la noche.

Esta festividad se compone de dos partes diferenciadas, una religiosa y otra laica, que requieren diferentes preparativos. El sacramento de la Primera Comunión exige de una preparación previa llamada catequesis, en la que se estudia el catecismo, es decir, los conocimientos necesarios para recibir la primera eucaristía. Esta preparación la realizan los menores que hacen la primera comunión; este  curso suele tener, por regla general, una duración de uno a dos años.

Por otro lado, están los preparativos de la celebración laica. Los padres de los niños y niñas que hacen la Primera Comunión son los encargados de preparar el almuerzo que tendrá lugar tras el ritual religioso.

El Ayuntamiento afronta ciertos preparativos de la celebración, como el acondicionamiento y mejoras de las instalaciones, la habilitación de la carga y descarga que se lleva a cabo durante toda la mañana del sábado y, finalmente, los preparativos referentes a la contratación de la banda musical y del grupo de animación infantil.

La festividad comienza el sábado de Pentecostés con la celebración de una misa solemne. Se trata de una misa especial y muy participativa, orientada a los niños y niñas que recibirán el cuerpo y la sangre de Cristo por primera vez. A las doce de la mañana los niños que realizan la Primera Comunión, protagonistas de la actividad ritual, entran en la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Anunciación escoltados por el párroco de Abla.

Finalizado el acto litúrgico, comienza la parte laica del ritual. Los padres y niños que han participado en la ceremonia se marchan a sus domicilios para cambiarse de ropa e, inmediatamente después, se desplazan hasta el Parque de Montagón donde tiene lugar el almuerzo popular, construido por el Ayuntamiento para albergar la gran afluencia de público, y en el que los asistentes pasan todo el día y parte de la noche festejando.

Son varios los cambios que ha sufrido la celebración original. Lo que inicialmente se instauró como una merienda campestre para celebrar la Primera Comunión de los niños y niñas de la localidad, se ha convertido en una fiesta popular en la que participan todos los habitantes de Abla. Al principio sólo asistían a la merienda los niños comulgantes y su catequista, D. Pedro González Herrerías; a esta tradicional salida al campo se fueron sumando con el tiempo, primero los familiares de los pequeños y, posteriormente, las amistades de las familias comulgantes. Hoy en día todos los habitantes de Abla acuden a este paraje para celebrar el día.

Los alimentos (chocolate, rosca de pan, gaseosa y huevo cocido) con los que tradicionalmente eran agasajados los pequeños que hacían la Primera Comunión, distan mucho de la fiesta gastronómica que caracteriza a la actual celebración. Sin embargo, uno de estos productos se ha mantenido como elemento representativo de la festividad, el huevo cocido, de ahí que reciba tal denominación igualmente. Originariamente la fiesta consistía en una merienda, hecho que se ha ido transformando en un almuerzo y celebración que ocupa todo el día.

También han variado otros aspectos de la celebración, sobre todo en lo referente a la organización. En el pasado este ceremonial se caracterizaba por una mayor espontaneidad, en la que los familiares organizaban el almuerzo y se trasladaban a la zona escogida para festejar, hasta que el jardín de los Santos fue seleccionado como lugar fijo de celebración de esta festividad. Tras la desaparición de este lugar, el Ayuntamiento acometió la creación de un nuevo espacio para este día, el paraje de Montagón.

El día inicial de la celebración también fue modificado con el transcurso del tiempo para favorecer una mayor asistencia vecinal. La celebración en sábado ha beneficiado una mayor participación de los vecinos que han de trasladarse desde su lugar de residencia.

El Ayuntamiento financia la contratación de los grupos de música y animación que ameniza la velada, ya que cada grupo familiar organiza y financia los productos y alimentos que formarán parte del almuerzo.

Fuente: Guía Digital

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