Desde el 18 de julio de 1936, comienzo de la guerra civil, hasta finales de marzo de 1939, Adra permaneció en la zona controlada por el Frente Popular. Inicialmente fue zona de retaguardia, alejada de los frentes, pero no ajena al devenir de los actos bélicos.
La caída de Málaga, el 8 de febrero de 1937, y de la mayor parte de la costa granadina, situó la línea del frente a tan sólo 38 kilómetros de nuestra población. Un día antes de la ocupación de la capital malacitana, Adra sufrió un bombardeo aéreo que provocó numerosas muertes. Este trágico acontecimiento dio lugar a la construcción de numerosos refugios antiaéreos por todo el núcleo urbano.
Promovidos por las autoridades locales, la realización de refugios públicos contó con el asesoramiento de técnicos militares. Se creó un Comité Local de Defensa Pasiva, que, entre otras funciones, recaudaba fondos entre los vecinos para la financiación de las obras. Los trabajos se prolongaron. El 2 de julio de 1938, las organizaciones de trabajadores del ramo de la construcción solicitaron al Consejo Municipal que se aceleraran las obras que se venían realizando para dar cobijo y protección a la población civil, con las que también se pretendía subir la moral de ésta.
Este refugio, el situado bajo la Plaza Vieja, consiste en una galería, excavada en la roca de pizarra, con planta en forma de U, dos bocas de entrada y 96 m. de largo por 1,5-2 m. de ancho y alto. Como medida defensiva, la galería, más estrecha y baja en los primeros metros, hace un doble recodo para evitar que, en caso de explosión a la entrada, la onda expansiva y la metralla alcancen a los refugiados en su interior.
Aunque los testimonios son contradictorios acerca de un segundo bombardeo, lo cierto es que las alarmas aéreas eran muy frecuentes. La población dejó de acudir finalmente a los refugios por temor a que el hacinamiento y la falta de higiene en ellos provocaran infecciones y contagios.
Fuente: Adraturismo.com
Fotos: David Téllez |
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