Nació para dar respuesta al crecimiento del municipio y, con el paso del tiempo, se ha convertido en un espacio cercano, acogedor y muy activo. Allí se celebran los momentos más importantes de la vida: bautizos, primeras comuniones, bodas, despedidas... siempre en un clima sencillo y familiar.
La parroquia vive del compromiso de sus personas: catequistas que enseñan con paciencia, voluntarios que ayudan en silencio, grupos que rezan juntos y una Cáritas parroquial que está atenta a quien lo pasa mal. Todo con una mirada especial puesta en María, Madre de la Iglesia, como ejemplo de cercanía, escucha y cuidado.





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