Hijo único de familia humilde y de profundas raíces cristianas, a quienes ya desde niño había manifestado su deseo de ser sacerdote. Sus padres, Juan y Palmira, animados por unos parientes, tras vender algunas pertenencias, marcharon a Granada para encontrar trabajo cuando su hijo había cumplido los siete años y tomaron contacto con el Sacromonte, superando una etapa difícil por la escasez y dureza del trabajo. Allí comenzó sus estudios y conoció a Andrés Manjón, fundador de las escuelas del Ave María, quien le ejercerá una notable influencia. De Granada marchó a Roma, continuando su formación filosófica y teológica en el Pontificio Colegio Español y en la Universidad Gregoriana. Recibió el diaconado (VII-1901) y fue ordenado sacerdote al año siguiente por monseñor Merry del Val, en la capilla del Colegio Romano de Altemps. Regresa a España y centra su labor pastoral en el Sacromonte granadino y en el noviciado de San Gregorio de las Hijas de Cristo Rey. Canónigo desde 1917 en la colegiata sacromontana, de la que será secretario al año siguiente, se convirtió en el gran motor de la actividad pastoral y educativa irradiada por la institución granadina en los difíciles años treinta. Nombrado obispo de Almería por Pío XI (1-V-1935) y consagrado en la catedral granadina (29-VI), hizo su entrada solemne en la capital el 16 de julio.
Comienza en la diócesis almeriense una fecunda labor pastoral, en medio de la zozobra e inseguridad que dominaban la vida social y política. Le sorprende, de visita en Granada (13-VII-1936), el asesinato de Calvo Sotelo y, desoyendo consejos de permanecer en la ciudad de la Alhambra, regresa a Almería, donde comenzará una etapa de enorme sufrimiento voluntario, asumido tras negarse a huir. Una vez consumado el saqueo de la Catedral y la destrucción de gran parte de su patrimonio artístico y documental, fue obligado a abandonar el palacio episcopal y a alojarse en un domicilio particular, del que pasaron al convento de las Adoratrices, convertido en prisión tras expulsar a las religiosas, y del que será trasladado al buque prisión Astoy-Mendi. Su calvario culminará con su asesinato, junto con el también obispo de Guadix, Manuel Medina Olmos, compañero de cautiverio, y varios religiosos más, la madrugada del 29 al 30 de agosto, en el barranco “del Chisme”, en término de Vícar. En el lugar de los fusilamientos, años más tarde, se levantó un pequeño monolito con una cruz para perpetuar su memoria, contando además con estatuas suyas la plaza de la Catedral de Almería y su pueblo natal de Ohanes. El proceso de beatificación se inicia en 1954 por el entonces obispo de Almería Alfonso Ródenas y culminará con su confirmación como nuevo beato por el Papa Juan Pablo II, el 10-X-1993.
No hay comentarios:
Publicar un comentario