La iglesia, de estilo renacentista comenzó a construirse en 1501, en los terrenos que cedió la Corona y donde estaba situada una antigua mezquita. Era de planta rectangular con una nave central y dos laterales, la fachada tenía dos torres desiguales laterales.
Fue incendiada en la sublevación de los moriscos de 1568 quedando seriamente dañada y reconstruida. En su interior, la capilla mayor estaba separada de la nave central por una reja de forja, en las naves laterales existían buen número de capillas, dedicadas a diversas advocaciones, en ellas tuvieron enterramiento las familias hidalgas y los miembros de las hermandades de la ciudad. A mediados del siglo XVIII la iglesia estaba en tan mal estado que, el cuatro de septiembre de 1763 se hundió la nave. Para la nueva iglesia se amplió el solar con la adquisición de otros, pertenecientes a Pedro Andrés de la Hoya. A cambio se le cedió una capilla dentro de la iglesia.
(Siglo XIX). Su volumen domina en altura la Plaza de la Constitución y la trama urbana, añadiendo la novedad del diseño neoclásico frente al habitual mudéjar en la arquitectura religiosa alpujarreña. La antigua mezquita fue consagrada como iglesia en 1500, remodelándose totalmente treinta años después. Siguiendo el modelo de la basílica de Ntra. Sra de las Angustias de Granada, se levantó un nuevo y mayor templo a partir de 1763, iglesia tan dañada por el terremoto de 1804 que hubo que derribarla.Pero las obras del nuevo templo se retrasaron hasta 1831, y en 1857 estaba totalmente cubierta. Pero la aparición de grietas en muros y bóvedas obligó a demoler parte de lo construido. En 1879 nuevas grietas obligaron al atirantamiento transversal de la bóveda y el aligeramiento del tejado.
El proyecto ejecutado corresponde a un neoclasicismo muy tardío para el momento, visible claramente en la composición de la fachada, muy similar al proyecto de Juan Antonio Munar para la iglesia de San Pedro de Almería. Presenta un cuerpo central entre torres campanario, esquema de origen medieval revalorizado durante el neoclasicismo más puramente academicista: simetría, preocupación por las proporciones, y resalto del cuerpo central mediante un frontón triangular en la segunda planta sobre un pórtico inferior de columnas.
El interior presenta una planta basilical de tres naves, separadas por grandes columnas toscanas de piedra de la desaparecida cantera de Buenavista, y cubierta mediante bóveda de cañón la central, y vaída las laterales. La cabecera muestra un ábside cubierto con una bóveda de cuarto de esfera.
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